Según la Wikipedia, se describe a una femme fatale como a una villana que usa el maligno poder de la sexualidad para atrapar al desventurado héroe, una señorita sexualmente insaciable.
Nuestra visión de las femme fatale del pop no es otra, aparecen en el escenario o en los minutos que dura un disco abriéndonos el pecho y arrebatándonos el corazón, para luego arrastrarnos al deseo que no es otro que escucharles día tras día en la radio del coche, en nuestro iPod o frecuentando todos los conciertos que se encuentren a tiro.
Estos años han ido apareciendo sin cesar, desde Ana Naranjo y su “Linda Mirada”, Christina Rosenvinge, Elena de “Delafé y Las Flores Azules”, Ana “La Bien Querida”, Anni B Sweet, Mar y Alicia Álvarez de “Pauline en la Playa”, Ariadna de “Los Punsetes”, Lourdes de “Russian Red”, Isa de “Triángulo de Amor Bizarro” hasta Miren de “Tulsa”. Y nos estamos dejando a muchas más.
Yo no sé a vosotros, pero su música me provoca oscuros apetitos, bailo en sus conciertos como si me hubiesen hipnotizado, y devoro sus CDs sin pausa.
Cuando tienes delante una femme fatale no importa que los instrumentos desafinen, no importa que el personaje que tienes enfrente te moleste con sus comentarios o bailes, te tienen engatusado y quieras o no, vas a bailar! lo vas a dar todo por pasar uno de los mejores momentos del año.
Grandes historiadores han reconocido el efecto femme fatale desde hace años, desde aquellos años donde Marisol y Jeanette destrozaban a nuestros padres hasta nuestros tiempos, habiendo momentos donde el efecto se perturbó dando lugar a verdaderas lagarteronas como la Bombi, Sabrina o Samantha Fox.
Para cuando un festival que las reúna a todas! puede ser la bomba!
