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Monográficos dod: En la 'piel' de Joy Crookes

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Joy Crookes (2021)

Redacción: Fran González

Que el Jazz está viviendo una segunda juventud de la mano de la talentosa escena londinense es algo que nadie cuestiona ya a día de hoy. Desde hace unos años, son numerosos los agraciados e ingeniosos trabajos que nos llegan desde artistas fuertemente influenciados por el espíritu de la Blue Note y de los grandes maestros del género. Una tendencia cada vez más regular que ha conseguido renovar un estilo apartado durante décadas y que ha visto en las nuevas generaciones una vía para confluir y fundirse con otras vertientes, como el Soul y el R&B. Es así como vimos emerger en 2016 y con tan solo 17 años a la cantante original del sur de Londres Joy Elizabeth Akther Crookes, más conocida como Joy Crookes.

Desde que irrumpiera en el panorama en febrero de aquel año con su arrebatador single ‘New Manhattan’, la cantante de origen bangladés e irlandés no ha dejado de rematar su estilo con múltiples temas que parecen haber nacido directamente para ser interpretados en grandes salones. Las dosis de emoción, confianza y seguridad que llega a derrochar consiguieron cautivar a una crítica que concebía casi imposible que una pieza tan sumamemente elegante y compleja estuviese firmada por una artista que ni superaba la mayoría de edad. Más tarde, Crookes confirmaría con el videoclip de ‘Sinatra’, su siguiente single, que esa inclinación por tender puentes entre lo clásico y lo contemporáneo iba a ser una constante en su carrera, y funcionaría como marca de la casa de un estilo que poco o nada tardó en despertar el interés de los grandes sellos.

Poco después, y junto a los sellos Insanity Records y Speakerbox, ambos propiedad de Sony Music, Crookes consiguió sacar a la luz su primer EP de apenas 20 minutos de duración, “Influence”, donde entre los ya nombrados, incluía tres temas más que le facilitaron un pase directo a estar entre lo más granado de la escena artística y urbana británica. Así es como la cantante londinense se convirtió en una de las caras más jóvenes en desfilar su talento por la renombrada plataforma músical berlinesa COLORS, interpretando una de las piezas más emblemáticas de su disco debut, ‘Mother May I Sleep With Danger?’, junto al guitarrista Charles J Monneraud.

La mecha estaba ya encendida y no había quién pudiera apagarla. Crookes, embriagada por el instantáneo éxito de su primer contacto con la industria, entabló una muy prolífica temporada en la que llegó a producir hasta dos EPs más de cinco temas cada uno en menos de un año. “Reminiscence” y “Perception”, respectivamente, confirmaban lo que sus primeros trabajos sugerían y ayudaron a extender la estela de su imaginario, continuando ese carácter lánguido y persuasivo, acompañado de ritmos sincopados y arreglos de cuerdas. No nos llevamos ninguna sorpresa al conocer que en 2020 la cantante fue nominada al premio BRIT a mejor artista emergente y hasta cuatro de sus temas se colaron en las listas de lo mejor de aquel año, según la BBC. Con la crítica en el bolsillo y un suculento torrente de sencillos y pistas sueltas, el terreno estaba más que abonado para esperar con vehemencia el paso de Crookes al formato de larga duración.

Desafortunadamente, esa pandemia que ninguno esperábamos frustró los planes de Joy, quien decidió posponer sus proyectos, y optar por rebajar las velocidades del atropellado ritmo que había llevado en los últimos años. En palabras de la artista, el confinamiento le sirvió para ganar conciencia sobre los éxitos que había cosechado en tan poco tiempo, así como el peso que la ansiedad estaba ganando en su día a día. Así es como las inclinaciones temáticas y la inspiración de Crookes viraron hasta poner el foco en algo tan recurrente como necesario, como es la salud mental. En ‘Anyone But Me’ la cantante de Lambeth decide pintar un fresco de honestidad y crudeza en donde explica sus históricas luchas con la ansiedad y la depresión desde que era joven y cómo su tratamiento y exteriorización han evolucionado por fortuna con el paso de los años. "Me ha llevado mucho tiempo y todavía estoy tratando de entender del todo lo que pasa en mi mente. Poder tener esas importantes charlas con mis amigos, así como con mi familia, ha sido un gran desafío. Supongo que por eso siempre recurrí a música." sentencia la cantante, en un disparo de auténtica sinceridad que, además de humanizarla, la permitió conectar todavía más con su público y su generación.

Fue entonces cuando comenzamos a percibir de manera más evidente una renovada visión en las letras de Crookes, quién abrazó como principal ideario el hecho de que la música debía servir de herramienta para explorar todo aquello que a la gente le incomoda oír. Además, esa natural vocación por la verdad y la irremediable necesidad de hacer un uso práctico y funcional de su arte le han llevado recientemente a manifestar con orgullo y urgencia sus deseos por invertir en programas que apoyen la escolarización creativa de los niños y las niñas surasiátios que crecen y residen en Reino Unido.

Su compromiso por mantener presentes sus raíces y su comunidad en sus diferentes proyectos personales y profesionales se puede percibir en sencillos gestos que complementan su buen hacer. Desde la incónica portada para el ya mencionado ‘Anyone But Me’ o su aparición en la gala de los premios BRIT luciendo una llamativa y deslumbrante lehenga amarilla, Crookes sostiene la necesidad de mostrar desde los diversos canales que le han sido otorgados la diversidad social y racial que le hubiera gustado poder haber visto en su infancia.

Ahora, con una posición consolidada tanto en los medios como entre sus seguidores y bajo el nombre de un tema de gran importancia personal que ya conocíamos, la cantante ha hecho oficial el lanzamiento de su primer disco de larga de duración que llegará el próximo 15 de octubre. “Skin” llega con el objetivo de convertirse en una carta abierta a la esperanza y la calma, tratando de invitar a que el oyente reclame un papel activo sobre su salud mental y sobre la dirección de su vida. Mientras se revelan más piezas de ese inminente álbum, versos como “the skin that you're given, was made to be lived in. You've got a life, you've got a life, worth living'” hablan completamente por sí mismos y sumergen nuestras esperas en un dulce mar de ilusión y expectativa.

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