Viernes, 12 / 03 / 2010
No hay vuelta atrás, la apuesta de los Planetas por el flamenco rock no permite licencias al pasado, ni falta que hace, ya hemos asimilado su nuevo registro, con lo que las canciones que escuchamos durante toda la noche nos dejaron gratamente saciados.
Mi segunda visita al palau de la música subsanó en parte la experiencia nefasta que viví en el concierto de Nacho Vegas, eso sí, sospecho que todavía se deben desviar fondos deliberadamente dado el, a mi entender, abusivo precio de las entradas.
Olvidado ese tema, mi predisposición ante un concierto de los planetas siempre es buena, notable o excelente, la carga emocional que supone no es para menos, así que una vez aposentado en mi butaca sólo toca esperar a que apaguen las luces y empiece la función.
La banda salió a escena con su formación habitual, entre humo, propio de contextos menos burgueses, y un hipnótico juego de luces que predominó durante el concierto, no les vimos la cara en toda la noche, sólo sus perfiles, mejor.
Desde los primeros compases, empezaron con la llave de oro un arrollador tema instrumental, los planetas sonaron rotundos y perfectamente ensamblados y coordinados, se nota la gran experiencia y bagaje que acumulan a sus espaldas. Un inspiradísimo y magnético Erik a la batería funcionaba como perfecta batuta para que el total sonara tan uniforme, tan puro. Para el que todavía no se haya dado cuenta la voz de J, se entienda o no, forma parte de esa conjunción de elementos atmosféricos, de la distorsión y el noise habitual que tan bien funciona con su nuevo discurso flamenco.
El Playlist giró entorno al anterior album, la leyenda del espacio, el reciente ep cuatro palos y su inminente nuevo disco, una ópera egipcia, salvo en un par de hits clásicos.
El concierto del Palau sirvió para reecontrarnos con los planetas de siempre, con nuestros fieles compañeros de guerra, mostrando una vez más su apoyo incondicional en el sin fin de batallas en las que volveremos a vernos. Después de una temporada de escepticismo vuelvo a rendirme a sus pies para mostrar mi total y absoluta dedicación.
Campana y se acabó.
Foto; Oscar Lopez