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La prensa musical, en peligro de extinción por la excesiva promoción

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Broncano - La Resistencia

Redacción: Ángel Rubio

“¿Qué has venido a promocionar?” Con este interrogante abren cada vez más entrevistas a los artistas en los medios de comunicación. Programas como La Resistencia, Viva la vida o El Hormiguero no esconden en su vocabulario la promoción como objetivo fundamental y destino de la “entrevista”. Por ello, la información y la publicidad musical bailan sobre una línea separadora que cada vez se alimenta de manera más insana y aparece más delgada. Esto provoca una tendencia hacia la anorexia de la diferenciación de ambos conceptos.

Los medios musicales están convirtiendo en sinónimos la información y la publicidad

Información y promoción o publicidad son cada vez más sinónimos en la prensa. Ambos términos se encuentran como gemelos a los cuales en ocasiones cuesta distinguir. Fernando Neira, periodista de El País, defiende su oficio: “La fina línea de lo que es publicidad e información la tiene el artista o la gente que le rodea. Quién no debe tener ninguna duda de lo que es cada una debe ser el periodista”. Pese a ello, incluso a los propios artistas les cuesta hacer distinciones entre ambos conceptos. Carlos Sadness admite que desde las compañías les han enseñado a llamar a las entrevistas hacer promo. “El hecho de que te entrevisten e informes no deja de ser publicidad. Ambas van ligadas. Tampoco lo puedes evitar” afirma Carolina de Juan, cantante de Morgan.

Fernando insiste en dejar clara una diferencia teóricamente fácil, pero prácticamente compleja: “la publicidad se paga y la información no”. Aun así, “Promoción Musical”, el portal líder sobre los recursos del marketing musical de habla hispana, contraría al periodista de El País y trata ambas definiciones en total equidad. Los medios cada vez tienen una mayor labor publicista y menos informativa en el arte. De hecho, definen la publicidad musical como “la divulgación o difusión de opiniones, ideas o información con la finalidad de que se compre un producto o se piense de determinada manera respecto a un ámbito de la música”.

Responsable de esta mayor publicidad enmascarada como información es Internet. Desde que la burbuja de los blogs y las páginas webs estallara, la red se ha inundado de cientos de blogueros y “periodistas especializados” en la comunicación musical. Discos para escuchar en primicia o entradas gratis para conciertos y festivales se posicionan como un caviar para cientos de jóvenes melómanos que la pasta y las patatas su menú diario son. A cambio de estas “ofrendas”, que posteriormente se convierten en ofensas, los medios son exigidos a publicitar los eventos a través de “previas” para cubrirlos e informar sobre ellos.

Adrián Romero

Adrián Romero, director de Indiescretos

Una de estas revistas digitales de música que nació en los últimos años fue Indiescretos. Su director, Adrián Romero, denuncia el interés por parte de la industria, ya que les tratan como agencia de noticias en múltiples ocasiones. Diariamente reciben notas de prensa con la intención de que las publiquen casi como enviadas son. No resulta extraño encontrar los mismos artículos –notas de prensa- en medios diferentes. Al final esta actividad deja de ser informativa para convertirse en promocional. Por estas actitudes son por las que Fernando cree que los blogs están condenados a la extinción. “Si lo único que haces es rendir pleitesía a los 200 grupos y discográficas, ese blog no lo va a leer nadie, porque se darán cuenta de que no estás ejerciendo como informador, sino como lacayo”, afirma con rotundidad Neira.

Esta pleitesía a la que el periodista de El País hace referencia también aparece por las infrecuentes críticas negativas de la prensa a los artistas. Romero también lo admite: “Cuando eres un medio pequeño, el miedo a las represalias de que no te vuelvan a acreditar está ahí y es con el que juegan los otros actores de la industria”. Para ambos periodistas se debería tratar la información con total libertad y honestidad. Sin embargo, ambos reconocen presiones por parte del entorno de los artistas y defienden que solo salteando estas coacciones y no dejándose llevar es como se ganarán prestigio los periodistas. “Si son influenciables y consiguen que, a través de tratos preferentes, hablen bien de sus artistas, los informadores pierden su criterio, honestidad y ética”, sentencia el de El País.

 

Las redes sociales se transforman en redes de publicidad

Otro de los elementos que fracturan esta línea son las redes sociales. Cristian Haroche, cantante de Sharon Bates, asegura que se ha generado una red de publicidad en lugar de una red de expresión. Desconfiado y descontento con éstas, reconoce que tal y como las están concibiendo –o como les están obligando-, promoción e información se están convirtiendo en lo mismo. “La red social en sí misma hace que todo se vea como un objeto de publicidad. Al final se persigue ser una marca para que cualquier publicidad termine siendo tratada como información”, continúa criticando.

Carlos Sadness es uno de los ejemplos claros de cómo pueden ayudarte las redes a alcanzar una mayor audiencia. En tan solo dos años y medio se ha posicionado como el cuarto artista alternativo con más apoyo en redes sociales. Más de 400 mil seguidores le respaldan entre sus tres principales redes: Twitter, Facebook e Instagram. Además, es en ésta última dónde sobresale alzándose con el oro de la clasificación de artistas indies con más seguidores en la red audiovisual. En tan solo dos años ha doblado con creces las cifras de sus followers. Esto se ha visto reflejado en los continuos sold outs de sus giras y en las millonarias reproducciones de sus temas en Spotify y Youtube.

Carlos Sadness RRSS

Perfil social del cantante Carlos Sadness en Instagram

No obstante, el de Sadness es un caso aislado. Alejado de las estrategias de marketing en sus perfiles, afirma que se distancia del concepto de promoción, para no acabar siendo un pesado como la mayoría de artistas. “En ese universo puedo mostrar momentos de inspiración, de humor y también decir que el viernes toco en Bilbao sin que sea publicitario, porque se entiende que forma parte de mi vida”, explica Carlos.

De manera meramente profesional y promocional utiliza Carolina los perfiles de la banda. Morgan entiende que, “aunque antes las bandas no tenían redes y hacían música, ahora es una cosa básica y una tontería no aprovecharlas”. A pesar de esta relevancia que han adquirido en la promoción de los artistas, Fernando Neira protege con mayor fuerza la importancia de los medios tradicionales por una cuestión de autoridad y prestigio que las redes no ofrecen. Aun así, afirma: “es impensable para alguien que quiera dar a conocer su trabajo prescindir de ellas. A los artistas con pocos recursos es lo único que les queda. Y a los que tienen un mínimo, evidentemente, tienen que cuidarlas”.

La despersonalización y transformación de las redes de los artistas también llama la atención del director de Indiescretos. “Hoy en día se limitan a expresar que estarán tocando en la sala x para al día siguiente coger una foto y publicarla”, resume Adrián el uso de estas redes. Sin embargo, apuesta por invertir publicidad en ellas, ya que puede salir más rentable que hacerlo en medios tradicionales: “Gracias a los algoritmos que dividen por demografía, gustos, edades o sexos, aportan una segmentación del mercado a la hora de dirigir una acción que no te aporta un medio general”.

 

Spotify camino de ser la nueva radio promocional

Las plataformas digitales y servicios de streaming se han convertido en los últimos años en otra de las imprescindibles redes para los artistas y, a su vez, es un elemento clave a nivel de promoción. Periodistas y artistas concuerdan en que posicionar una canción en una lista de Spotify, les asegura llegar a miles de personas que de otra forma no sería posible. De este modo, Fernando Neira no duda en apreciar las playlists de Spotify como las nuevas listas de éxitos de la radio de hace años.

Cristian Haroche

Cristian Haroche, cantante de la banda Sharon Bates

Spotify consigue derribar peajes y globalizar la música. “Entras en una lista y pasas de tener mil escuchas a tener veinte mil en cuestión de días. Además, puede escucharte una persona de cualquier rincón del mundo. Para publicitarte es muy interesante”, puntualiza el cantante de Sharon Bates. Aunque las reproducciones en estas plataformas no les aseguran ni se relacionan con las ventas de entradas, admite que la industria musical se guía por los números de las plataformas digitales y de las redes sociales, por lo que solo les serviría para favorecer la imagen y notoriedad del grupo.

Toda esta tendencia de escaso valor informativo desemboca en unas relaciones contaminadas por la excesiva normalización de la presencia publicitaria y en un cambio de tablero en el juego de la promoción. Las redes sociales, Spotify, los medios digitales y, en menor medida, los tradicionales se han convertido en los principales promotores de la industria musical. La prensa del sector se desafina paulatina, pero salvajemente. Mientras, el abuso de la promoción hace que en cada esquina los medios musicales se prostituyan sin ninguna precaución dando lugar al contagio inevitable de la desinformación.

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