Conozco o mejor dicho escucho a Grizzly Bear desde hace relativamente poco. Les precede fama de cierto barroquismo y acceso restringido que supongo había retrasado mi encuentro. Hay discos de amor a primera vista, de amor de verano y de amor eterno, este sin duda es para toda la vida, eso sí, merece y requiere paciencia en cada una de las citas.
El hit inmediato que es two weeks (el vídeo es de mención aparte, que les viene como anillo al dedo) puede llevar a equívoco en comparación con el resto de canciones si no nos detenemos y esperamos a que vayan creciendo. Una vez dado ese paso, uno empieza a disfrutar con la misma intensidad de todas y cada una de las composiciones de Veckatimest. Los de Brooklyn presentan un disco denso y compacto, rico en matices y sonidos que recuerdan a otras épocas, como antiguos, como añejos. Las canciones están cargadas de virtuosos coros y piruetas vocales; la suma de voces de los cuatro componentes encajan a la perfección. Todo eso acrecentado por vigorosos cambios de ritmo y preciosos arreglos de cuerda.
La magnitud y potencia que alcanzan las canciones de Veckatimest están a la altura de los mejores Arcade Fire. Normalmente son comparados con Fleet Foxes, similitudes que no acierto a ver, supongo que porque no me llegan de la misma forma.
Me voy que tengo cita con el disco a las 19.30, creo que le pediré sellar nuestra relación.