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Entrevista a Tulsa: "Arrastrar mi experiencia en consulta a la música era necesario y natural"

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Tulsa - Miren Iza (2023)

Con el deseo en la mano de no volver a la música de cualquier manera, la artista natural de Hondarribia Miren Iza (alma máter de Tulsa) se propuso con firmeza construir un discurso que transgrediera el mero vinilo y se materializara en el formato dramatúrgico, ofreciendo así la posibilidad de atestiguar en piel y voz las distintas vidas de Amadora (2023), su séptimo álbum de estudio y una resignada mirada al histórico sacrificio que las mujeres han hecho de forma generacional y sistémica.

Con la ayuda de María Velasco su proyecto cobró forma, conquistando las tablas del Teatro Kamikaze el pasado 11 y 12 de noviembre y buscando hacer lo propio el próximo 18 de noviembre en el Teatro Auditorio Escorial, demostrándonos a las claras que la belleza y el debate incómodo que irradia su nuevo trabajo no se podía quedar tan solo en sus respectivas diez canciones. Invitados por defecto a conocer más sobre los múltiples melones que su sufrido relato abre tras de sí nos damos cita con la propia Miren, quien nos cuenta al otro lado de la pantalla las diferentes vivencias, sentimientos y padeceres que conforman el verbo de Amadora (disponible en todas las plataformas a partir del próximo 24 de noviembre).

Entrevista a Tulsa

 

Estamos haciendo esta entrevista un lunes 13 de noviembre, cuando ‘Amadora’ ya ha sido estrenada en el Teatro Kamikaze durante el pasado fin de semana. ¿Qué tal la experiencia y cómo os habéis sentido después de ver materializada la obra?

De momento las sensaciones son muy primarias. Todavía no hay una definición pura de lo que esto nos ha traído ni de cómo lo integraremos a largo plazo, pero sí que puedo decirte que la sensación más primitiva es de completo shock, la verdad. Ya de por sí recuerdo sentirme del todo impresionada tan solo cuando tuve la oportunidad de ver la escenografía materializada por primera vez. Ha sido un viaje brutal, con muchos momentos de duda y zozobra, sin saber del todo si la idea iba a funcionar y si verdaderamente iban a sentirse integrados esos dos mundos, el del texto y el de la música. Desde el principio, a María y a mí nos preocupaba mucho que así sucediera, pues trabajábamos influenciándonos mutuamente a partir de canciones que originaban textos y textos que originaban canciones. De alguna manera queríamos que ambos lenguajes también funcionaran con esa coordinación mutua en escena, y personalmente creo que lo hemos conseguido.

La idea de llevar ‘Amadora’ al teatro parte de vuestro deseo por saliros del modelo arquetípico de concierto al uso, ¿crees que podrás volver a éste después de esta experiencia?

Precisamente hablaba ayer de esto con Clara, nuestra guitarrista. Tener la oportunidad de vivir esta experiencia nos ha sanado como artistas y se siente un lujo que las canciones del disco puedan sonar ahora tan bien, precisamente gracias al entorno en el que se han podido llevar a cabo. Un teatro, nada menos, donde todo está tan cuidado. Ten en cuenta que venimos de un contexto musical muy contaminado, como puede serlo el de un festival, en el que no eres consciente de todo ese amasijo de ruidos que te envuelven durante horas y que rompen de algún modo el fin escapista y liberador que la música debería tener. Con ‘Amadora’ hemos vuelto a esa idea de templo para la música, dejando el ruido en la puerta y entregándonos por entero a lo que sucede en escena. En la música en directo convencional, por desgracia, resulta cada vez más complicado encontrar esa concentración. Hay muchos estímulos y el acto de tocar se convierte en algo que tiene que ver más con la euforia y la diversión que en la contemplación y el gozo. Aunque, por supuesto en el futuro regresemos a ese otro contexto, ahora necesitábamos crear este espacio, como una suerte de santuario, el cual sin los apoyos necesarios habría sido imposible crear.

Con respecto a esto, ¿crees que el pop actual anda huérfano de voces que se atrevan a salirse del relato frívolo y apuesten por un contenido más reivindicativo?

No sé si me atrevo a hablar de esto, porque al final cada uno es muy libre de enfocar su forma de crear música. Nadie se debe individualmente a nada, y pedirle un papel más reivindicativo a la música es precisamente pedirle una utilidad a la misma que va en contra de su sentido. La música puede y debe ser también muy frívola cuando toca, y eso es muy interesante en tanto que los oyentes también necesitamos ese remanso de paz que nos aleje en ocasiones de realidades muy dolorosas. A mí es que precisamente lo me interesa hacer con la música es atreverme a resolver esos dolores y encarar esos conflictos, pero esa es únicamente mi visión y mi manera de aproximarme a la música, la cual no debe ser compartida necesariamente por nadie más ni es un requerimiento para considerarse más o menos artista.

¿En qué momento recuerdas que comenzaste a hacerte las preguntas que conforman el concepto de ‘Amadora’?

Puede hacer perfectamente cinco años que comencé a conformar las ideas de este disco, e incluso hubo otro LP por en medio, porque ya sabes al final cómo son estas cosas. Se te ocurre algo y lo dejas aparcado, para más adelante. En el caso de las canciones de ‘Amadora’ hay que destacar dos momentos muy concretos que, de forma conjunta, justifican su origen. El primero, es ese momento en el que me di cuenta de que me estaba convirtiendo en una señora. Cerca de los cuarenta empiezas a hacerte preguntas, a pensar en cómo era tu madre a tu edad, en qué cosas tenía ella que tú no, y por supuesto ello me llevó a preguntarme también si tenía sentido o no seguir ocupando espacios en los escenarios y continuar siendo artista. Esto confluyó con mi trabajo como psiquiatra, donde después de trabajar con varias mujeres, mayores que yo, descubrí que muchas de ellas respondían a un patrón de dolencias y pensamientos que yo también estaba empezando a desarrollar. Esa presión por seguir un camino establecido, que yo no estaba siguiendo, pero que históricamente sí se había seguido, y cuya asunción se materializaba en dolores físicos y crónicos de muy complejo tratamiento. La dificultad a la hora de mitigar este tipo de dolores gestaba mucha frustración en mis pacientes y aún más dolor, y aprender de todas estas voces, combinadas con mis propias reflexiones, fue lo que terminó dando pie a que el proyecto saliera adelante.

¿Es la primera vez que tu trabajo en consulta cala en tu plano musical o era algo que ya había sucedido anteriormente?

Siempre había sido mi obsesión separar ambos espacios y delimitar de forma muy clara esos dos compartimentos sellados. Un Clark Kent y un Superman que no se conocen entre sí, vamos. Pero claro, es inevitable que tanto una cosa como la otra se terminen contaminando. Después de mucho tiempo, por fin le he perdido el miedo a que ambos caminos profesionales se crucen y a que uno termine formando parte del otro. De hecho, hay muchas pacientes que descubren mi música y me lo hacen saber, y como persona que cree en el poder comunicativo de la música, es algo que también puede dar muy buenos momentos en terapia. Después de tanto tiempo dedicándome a la psiquiatría, no es ya solo que mi profesión influencie en mi forma de componer y escribir letras, sino que además ésta marca incluso mi modo de ver el mundo y entender la realidad. Ahora siento que arrastrar mi experiencia en consulta a la música era necesario y natural.

Necesario es uno de los adjetivos que mejor le encajan a este disco. Visto en perspectiva, abre muchas líneas de discusión que necesitábamos abordar, aunque eso no quita que también duela e incomode.

Yo he llorado muchísimo durante todo el proceso y es un disco que me ha removido de pies a cabeza. ‘Amadora’ explicita demasiadas cosas que llevamos dentro todas las mujeres y, en lo personal, he recordado que siempre he tenido miedo tanto de cumplir con todos esos preceptos como no de hacerlo. Por su parte, también ha habido un ejercicio muy grande de confianza, delegando en María quien se encarga de escribir los textos y de levantarlos, y fue precisamente en esos momentos como observadora que la historia me impactaba aún más. Desde la poética de la música te puedes permitir tan solo apuntar sobre ciertos temas, pero el teatro lo verbaliza y materializa todo de una forma más explícita, y ahí es donde duele.

¿Tuvisteis algún miedo concreto a la hora de dar el paso de un formato a otro?

El miedo fundamental partía del hecho de que ninguna éramos Amadora, pero al mismo tiempo sí teníamos el deber de contar con dignidad su historia. Al fin y al cabo estás contando la historia de alguien que no eres, así que te asaltan muchas dudas en el camino. Apostamos por contar su historia desde una determinada generación, con tres actrices encarnando el mismo personaje, precisamente para “desfetichizar” a Amadora y con el fin de no asociarla a una única cara y voz, ampliando así las dimensiones de su representación. Y el feedback, a pesar de nuestros miedos, está siendo muy bueno. Ya estamos escuchando a mucha gente diciendo que quieren llevarse a sus madres y amigas a verla, y eso nos emociona muchísimo.

Hablando de las actrices, una de ellas, Socorro Anadón, protagoniza la portada del single de ‘No Quiero Hacer Historia’, el cual tumbaron desde Spotify por la fotografía de su torso desnudo, aunque actualmente vuelve a estar disponible.

La verdad es que no sé bien lo que pasó ahí. Como bien sabrás, cuando las plataformas consideran que tienes un contenido no-apropiado según sus parámetros, éstas directamente no te dejan subirlo, argumentando su particular lista de explicaciones de por qué han decidido tumbar tu propuesta. En nuestro caso explicitaba que era, efectivamente, por la fotografía de un pezón femenino. Realizamos un escrito, y nunca recibimos respuesta, aunque a posteriori sí se nos permitió subir la imagen, así que tampoco estoy segura de que se pueda considerar una victoria. En Instagram directamente no hay ni posibilidad de alegar nada y ya contaba con que se iba a censurar. Pero con Spotify no, francamente. No sé qué tendrá de amenazante un pezón femenino, pero ya es vergonzoso y agotador este tema.

¿Te gustaría creer que el disco puede trascender lo musical y llegar a calar en las vidas de las personas?

Irremediablemente sí, me encantaría. Si después no tiene esa suerte y se queda como un mero artefacto musical y casi literario, pues también está bien. Pero es un disco muy anclado en la realidad y eso no se puede discutir. María y yo estuvimos trabajando con muchas mujeres en el Espacio de Igualdad Juana Doña, las cuales tuvieron a bien venir al estreno, así como también algunas pacientes mías, así que de alguna manera me gusta creer que el disco concede también ese turno para el alivio y permite que se trasladen esas ideas que se manifiestan en escena a las vidas de las espectadoras, quienes se dan cuenta de alguna forma de que no están solas y de que ese discurso personal suyo es también público. La solución a su dolor no está únicamente en la terapia ni en los fármacos, sino en el trabajo conjunto de la sociedad.

¿Pasa por la educación y por la política?

Por supuesto. Nosotras no somos las primeras en hacernos estas preguntas, ni mucho menos, y el feminismo actual está contribuyendo a que ciertos temas salgan a la agenda pública y se discutan. Como por ejemplo, el hecho de que el capitalismo casero esté sostenido a través de las labores domésticas realizadas por mujeres, las cuales no están siendo ni remuneradas, ni dadas de alta en la seguridad social, ni reconocidas formalmente, a pesar de que su papel sostenga el resto de trabajos desempeñados por los miembros de una familia y favorezca a que el sistema de la misma funcione. Dudas que hace años ni se tenían en cuenta y que gracias al feminismo ahora muchas mujeres se plantean con intensidad y pelean por defender. Y eso es política pura.

 

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