Incómodos, deslenguados, incorrectos, incendiarios, y mal encarados. Aún así, no hay trabajo que Jason Williamson y Andrew Fearn no consigan colar en el top de las listas de Reino Unido, demostrando que su hartazgo y sus ganas por poner de relieve los problemas de su entorno son clamores compartidos e intergeneracionales. Como bien revela su ácida discografía, Sleaford Mods viven con los pies en la tierra y son conocedores de lo que se cuece en esas calles grises que miran apaleadas y empequeñecidas hacia el tiránico ascenso de la ultraderecha en su país.
Nunca ha ido con ellos el auto-censurar su impronta, y a juzgar por el despliegue de dardos envenenados del que hacen gala en su nuevo trabajo, UK GRIM (Rough Trade Records, 2023), mucho nos tememos que la aberrante decadencia de su país continuará siendo por mucho tiempo una directa fuente de inspiración para las amenazantes y atronadoras rimas de Williamson y los ritmos crudos y salvajes de Fearn. Intimidados por su genuina puesta en escena pero sorprendidos por el corazón de oro que se esconde detrás de esa rabia tan particular suya, nos dimos cita con la dupla de Nottingham para hablar sobre su nuevo trabajo, y de paso, montar una suerte de debate político improvisado.
Jason: Sí, sin duda. Sobre todo líricamente, pero también en la música, Andrew te lo podrá decir. Nuestro ambiente es el que es y es el que termina definiéndonos en todo lo que hacemos. Está claro que nuestras emociones también cuentan, y se pueden percibir debajo de nuestro discurso, o en el sesgo del mismo, pero la realidad social es nuestra principal inspiración.
Jason: Ah, qué buena pregunta. Pues la verdad es que no sabría responderte. Definitivamente captura con fidelidad nuestro malestar, pero tampoco nos gusta hablar por boca de otros y menos por todo un país. Tampoco escribimos ‘UK GRIM’ con la intención de capturar con exactitud un momento concreto de la historia del país. Creo que más bien lo que tratamos de hacer es poner de relieve nuestros sentimientos con respecto a lo horribles que son ciertas cosas que suceden en el país, que es distinto.
Jason: Absolutamente. No queremos cargar con la responsabilidad de informar a nadie sobre nada. Entiendo que desde fuera podamos tener esa etiqueta, pero realmente más que informar sobre el país que tenemos, nos gusta creer que dejamos testimonio del país que queremos.
Andrew: Surgen al mismo tiempo, pero de maneras separadas. ¿Me explico? Jason y yo trabajamos normalmente de forma separada y siempre que nos juntamos, yo ya traigo algunas bases pre-confeccionadas. Pero irremediablemente cuando descubro sus letras, las bases también evolucionan y se adaptan a su discurso, siendo éstas finalmente una fuente de inspiración muy importante para la música. También termino dándome cuenta de que, aunque trabajemos cada uno por nuestra cuenta, llegamos a conclusiones muy comunes sobre lo que queremos expresar. En el fondo, nos parecemos mucho, los dos somos unos bocazas [risas].
Andrew: Bueno, creo que ser político y meterte en charcos controvertidos no está reñido con el hecho de crear música electrónica. De hecho, son dos cosas que, especialmente aquí en Reino Unido, han ido siempre muy de la mano. Solo hay que mirar lo mal vista estaba la música electrónica durante los años 90s por parte de ciertos sectores y la proliferación de raves ilegales que hubo durante aquella época, en señal de búsqueda de esa libertad. Puede parecer que bailar sea algo simple, pero hay mucha política detrás de ello.
Andrew: Puede ser, sí, aunque en cualquier caso nunca ha sido algo premeditado, sino que simplemente la cosa ha ido evolucionando en esa dirección. Realmente, siempre he tratado de no perder aquello que teníamos al principio, pero al mismo tiempo también tratar de ir hacia adelante. Es algo que tienes que hacer siempre, avanzar de forma progresiva pero poco a poco, para que la gente lo vaya aceptando. De otra forma sonaría artificial o impuesto.
Jason: La gente puede oler eso. Nosotros podemos olerlo, de hecho. Andrew nunca descansa, hace cosas maravillosas con el fin de hacer que nuestros álbumes sigan estando llenos de vida y no envejezcan mal con el tiempo. Tengo mucha suerte.
Jason: No siempre ha sido fácil para nosotros abrirnos a otros artistas, no te creas. Recuerdo que cuando colaboramos con Billy Nomates, lo cual fue algo que llegamos a darle muchas vueltas, pensando si realmente había sido un error. No sé, nos costó encontrarnos del todo cómodos, aunque la canción terminó siendo genial, realmente.
Jason: Sí, exacto. Pero ya sabes, Andrew y yo tenemos esta forma tan particular de trabajar, tan "insular", por así decir. En casa, y a nuestro rollo. Al principio nos costó convertir en regular esto de colaborar con otros. En el caso de este álbum, nos vino la propuesta por parte de Perry, quien pensó que podíamos hacer algo interesante juntos, y dado que ya teníamos bastante experiencia colaborando con otros artistas, ambos decidimos aceptar. Algo similar pasó con ‘Force 10 To Navarone’ y Florence. En cuanto trabajé con ellos supe que la cosa iba a funcionar, pero digamos que también nos hemos vuelto más suspicaces a la hora de elegir con quién colaborar y con quién no.
Andrew: Sí, y creo que eso es algo bueno. Volviendo a tu pregunta, creo que trabajar de esta forma nos ha servido para darnos cuenta de que también podemos hacer cosas nuevas sin prejuicios y lograr que esos intentos se conviertan en aciertos, pero es algo que hemos tenido que descubrir por nosotros mismos y muy poco a poco.
Jason: Por supuesto, nunca nos verás cruzar el camino de la ofensa directa, ni ser insultantes. Hay muchas líneas rojas con las que debes tener cuidado. El racismo, el sexismo, la homofobia… toda esa basura está ahí y tienes que preocuparte de que tu discurso nunca caiga en esa mierda.
Andrew: Tampoco tenemos interés en hacerlo, ¿no?
Jason: Dios santo, ¡no! [risas]
Andrew: Por suerte ya no estamos en los 90s. Aquellos días en los que la gente cavaba su propia tumba diciendo burradas por fortuna ya han pasado.
Jason: Creo que oí algo de eso, sí. ¿En Cataluña, puede ser? Bueno, no tengo ni idea de si Reino Unido podría llegar a ese extremo, pero si lo hiciera y si de repente corriera el riesgo de ir a la cárcel por mi música, me lo pensaría dos veces antes de hacerla. Tengo familia, ya sabes, ellos están por delante de todo.
Jason: Bueno, lo primero que te diría es que hay muchos tipos de símbolos que todavía deben de seguir estando libres de caer en las garras de determinados partidos. Una bandera, por ejemplo, es algo que para muchos no significa nada más allá de un mero punto que marca el lugar en el que vives, sin más. El problema real nace cuando determinadas personas comienzan a utilizar esos símbolos como justificación de su existencia y se unen entre sí para construir un discurso de odio basado en hechos como que su identidad está siendo amenazada o corre el riesgo de ser arrebatada. En ese momento, la utilización de los símbolos nacionalistas deja de ser un acto natural y se convierte en algo muy salvaje. Han convertido en un problema algo que antes no lo era.
Jason: Bueno, es un pregunta muy complicada, no sé si tengo una respuesta válida para ello. En la medida de lo posible, con nuestra música ofrecemos la posibilidad de que la gente abra sus mentes estrechas, pero hay muchas cosas que se nos escapan. Hay gente que prefiere quedarse solo con una parte de nuestra propuesta y desechar la otra, y eso también nos parece bien. Ya sabes, es complicado. La gente nace en un entorno determinado, creyendo firmemente en unos valores concretos… ¿Eso les hace ser peores personas? No lo creo. Es tan solo su ideología y no es nuestra responsabilidad juzgarles por ello.
Andrew: Pues creo que simplemente el hecho de creernos de verdad aquello en lo que pensamos, ¿no? Si tus convicciones son fuertes, el dinero no puede cambiar eso. En todo caso, incluso diría que el dinero reafirma aún más tus sospechas sobre ciertas cosas [risas].
Jason: Y tanto [risas]. No sé, no creo que seamos personas superficiales. El dinero llega y por supuesto que ayuda, claro, pero no cambia de forma efectiva tu posición central, o al menos así debería de ser. Puede que el dinero te distraiga, pero tienes que hacer un esfuerzo por enfrentarte a ti mismo y no cambiar. Pero por supuesto, tampoco somos unos cínicos y sabemos bien que el dinero nos ha ayudado a no tener que preocuparnos por ciertas cosas en estos últimos años, como aspectos financieros.
Andrew: Bueno, habla por ti, ¿eh?
Jason: ¡Ah! ¿Tú aún tienes problemas en ese aspecto? [risas]
Andrew: La hostia, ¡pues claro! Ni que estuviésemos forrados…
Jason: Ya… Tal vez si estuviéramos forrados la cosa sería diferente, ¿no? Si viviera en un gran castillo con una jodida puerta de oro, todo sería un poco diferente.
Andrew: Sí, ¿no? [risas]
Jason: Claro… Ahí es cuando notas que realmente no perteneces a este mundo.