Redacción: David Moya
Nos encantan las etiquetas, pero a nuestro protagonista de hoy ya le han puesto las suficientes y siempre ha sabido huir de ellas. Aunque quizás es que nunca ha sido clasificable dentro de ningún cajón porque ha demostrado tener un estilo musical único. Rayden está de vuelta con el segundo disco, Sinónimo, de una trilogía que gira en torno a la palabra. La semana pasada tuvimos la oportunidad de compartir conversación con él y esto es lo que nos contó. Disfrutad.
¿Qué va a encontrar la gente en Sinónimo?
En general y en particular van a encontrar lo más ambicioso que he hecho, tanto a nivel de contenido como de continente. Estoy en un momento muy dulce en cuanto a composición de temas y eso se nota. He visto una gran madurez en cuanto a la producción también como a nivel de colaboraciones
La producción ha recaído en su mayoría en tus hombros, ¿es el disco más Rayden que escucharemos?
De momento sí, aunque a ver cómo es el siguiente. Pero creo que sí y por ello creo que está calando tanto. Creo que hay una parte de emoción en la que se nota que todo lo he cuidado yo. El hecho de que uno haga todo influye en bastante.
Todo nace de un aforismo de Gloria Fuertes. ¿Qué papel desempeña?
Yo voy por pedradas en la cabeza, y me di cuenta de que hay muchas películas inspiradas en libros, series basadas en obras de teatro…pero nunca había visto, y creo que no lo ha hecho nadie, que un disco estuviera inspirado en un aforismo. A mí me encantan los aforismos, me parece una exhibición de francotiradores, me parece que con muy poco puedes expresar mucho, y en eso Gloria Fuertes era un hacha. En Antónimo empezaba con Alirón, que es desde que cantas victoria, y terminaba con Pasillo de honor, que es cuando el contrincante ya ha aceptado la derrota y te hace el pasillo; pues en éste quise meterlo también en un paréntesis. “Lo primero, la bondad. Lo segundo, el talento y se acabó el cuento”. Es una declaración de intención de lo que es el disco, si no puedes hacerlo perfecto, por lo menos hazlo sincero.
Es un disco que has elaborado en uno de tus peores momentos y hay gente que dice que las mejores creaciones artísticas nacen del dolor. ¿Qué opinas tú? ¿Es por ello tu mejor trabajo?
No, creo que todo lo que te saca de los estados de ánimo comunes, te invita a escribir sobre ello; tanto si es para bien como para mal. Este disco no lo escribí en el peor momento de mi vida, lo que pasa es que sin saberlo, la propia escritura se adelantó a lo que iba a pasar después. Creo que intenté llevar a mi mente a una situación límite y me pasó factura. Tuve ataques de ansiedad por primera vez en mi vida. Prefiero que no me pase nada, pero esto es bueno porque significa que he dado una parte muy bestia, aunque cuando ya se estaba mezclando el disco salí pidiendo ayuda psicológica. Tenía una pizarra gigante y me volví muy paranoico buscando la temática, ordenando todo por colores, temática…
¿Son David Martínez Álvarez y Rayden la misma persona?
A día de hoy sí. Antes, en muchos discos, tenía miedo de que el personaje se comiera a la persona porque lo había visto en gente que había conocido. Tenía mucho miedo a eso porque a mí me da mucho asco cuando un personaje fagocita a la persona, y lo ves, y lo ves gradualmente y a veces no te das cuenta. Lo único que cuando las cosas empiezan a ir tan bien y recibes tanto feedback te vuelves un poco yonqui de eso, y yo solo me siento bien encima del escenario. Allí ofrezco una cosa en carne viva y recibes una cosa en carne viva y eso no se puede comparar. En una escala está el amor, el sexo, el sexo con amor y luego lo que sientes sobre el escenario rompiendo la cuarta pared.
Donde todo el mundo piensa en hacer la canción del verano, yo busco hacer discos para sobrevivir inviernos
El disco forma parte de una trilogía en España normalmente no se entienden los álbumes como conceptos, el público es más de canciones sueltas. ¿No te da vértigo?
No, porque es mi forma de denunciar también un poco eso. Y es que en España no es que se escuchen solo canciones sueltas, es que solo se sacan canciones sueltas. Mi amor por la música me lleva a hacer esto, donde todo el mundo piensa en hacer la canción del verano, yo busco hacer discos para sobrevivir inviernos. Esta idea de trilogía en torno a la palabra para mí sirvió para informarme de cómo se construye el idioma, de ahí nace la contraposición y de ahí nace Antónimo. Luego se busca la semejanza y la equivalencia, de ahí Sinónimo y por último se busca la identidad y de ahí Homónimo.
¿Qué opinión te merece el feminismo?
No va en cuestión de opinar, va en cuestión de cambiar un sistema machista en el que hemos nacido todos y todas. El feminismo lo veo como una forma de conseguir cambiar las cosas para buscar una equidad y que cada persona tenga un valor igual. Me parece que lo que tenemos que hacer es mirar y aprender a desquitarnos de todas esas connotaciones negativas que hemos heredado en este país y no perdernos en tonterías.
Con los tiempos que corren con la censura, ¿en algún momento te has autocensurado por miedo?
Yo voy al revés. Cada vez hablo más, lo que pasa que me gusta ser elegante a la hora de decirlo, pero si tengo algo claro lo suelto. Mis amigos en el whatsapp me tienen guardado como “David El Huertos” porque yo me meto en muchos jardines, pero porque me gusta agitar el avispero, pero no de una forma gratuita; aunque no suelo hablar si no me preguntan.
¿Y te has arrepentido de algo que has dicho?
Jamás. Porque si digo algo es porque lo pienso y no me altero a la hora de decirlo. Yo cuando doy un paso es porque tengo el segundo calculado y el tercero en mente. A lo mejor aprendo de mis errores pero arrepentirme nunca.
¿Al arte se le pueden poner límites?
Creo que no porque es una forma de expresión, incluso ves que luego los mensajes de peor gusto es porque son gente que está recreando un personaje y quiere hacer de eso. Lo que sí habría que poner límites a las radiofórmulas para que no den tanto bombo a ciertos discursos, el creador a la hora de crear que no se ponga límites, pero luego los que tienen el poder de masificar sí que deberían pensárselo.
¿Entonces qué opinas de la apropiación cultural?
Es que yo vengo de un estilo de música que llegó a España porque llegó a las bases de Torrejón desde otro país. A mí me parece muy bonito deconstruir una cultura y empezar de cero, introducir elementos propios y llevarlo a otra cosa. Es que el rap es una apropiación cultural del blues, del rock… Las cosas no nacen de la nada, tiene un origen. A mí lo que me da un poco de sarpullido es lo artificial y lo postizo y que el público se pierda en esas cosas, que piquen en esos anzuelos. Que se pierdan en hablar más de las uñas que lleva alguien que de lo que tiene que proponer el artista. Todo lo que no sea música me saca del artista.
De la sociedad, ¿qué es lo que más te duele?
La falta de empatía. Lo empecé a decir hace poco y creo que está bastante lúcido, y empecé a investigar sobre esto. Creo que cada lapso de tiempo hay una fuente de recurso. Estaba el oro. Estaba el oro negro, el petróleo. El oro blanco, la cocaína. El oro verde, Monsanto. Y ahora creo que está el oro gris, que es el odio. Creo que han conseguido sacar rédito y rentabilizar una emoción, y lo ves con el nacimiento de nuevos partidos políticos, que utilizan el odio basculando de un punto a otro y lo que provoca es que nos enfrentemos entre nosotros mientras ellos sacan rentabilidad de eso.
¿Y cuál crees que es la solución?
Creo que es empezar a implementar desde estadios inferiores de crecimiento una educación emocional, creo que todo nace de una inseguridad. La incapacidad de ponernos en el lugar del otro, de gestionar emociones…La inseguridad se transforma en fanatismo, machismo, racismo, totalitarismo… Esa inseguridad va mutando y va cogiendo mierda y sale por cualquier lado. Más preguntar cómo te sientes que cómo estás.
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