Desde fuera, su universo puede sonarnos complejo, intrincado, arduo e incluso inaccesible. Pero el encanto mágico y delicado de “Cyclamen” (Primavera Labels, 2023), el cuarto disco de estudio de Núria Graham, es mucho más cercano al oyente de lo que a priori pueda parecer. Su hechizo nos baja a la tierra, haciéndonos sentir parte de elementos de nuestro entorno tan mundanos como fundamentales. La naturaleza, en su más simple expresión, como principal protagonista de los sentimientos, fábulas, personajes, anhelos y fantasías que la artista catalano-irlandesa ha pretendido expresar en este nuevo trabajo.
A esta suerte de orquesta imaginaria, donde cada instrumento tiene carácter y personalidad propia, se suma la mácula de pureza hogareña propia de quien se ha aventurado a la producción casi-individual y casera, lo que ha permitido que en cada una de sus trece pistas seamos capaces de ver un poquito más de la verdadera y genuina esencia de la artista. Sobre todos los secretos de este misterioso y precioso álbum hemos charlado con la propia artista, dándonos cita con la misma en una videollamada en medio de su particular torbellino de promociones sin descanso.
Con todo lo que tiene que ver con ponerle nombre a las cosas, ya sea el título del propio disco o de las canciones en sí, siempre es algo que suelo dejar para el final. Es un poco arriesgado, ya que es como esperar al último momento a que me venga la inspiración divina, pero siempre he funcionado así. En el caso de 'Cyclamen', fue todo un compendio de casualidades maravillosas. Recuerdo estar mezclando el disco con Jordi Mora, que es mi técnico, y en una de esas visitas a su casa dí con un libro que tenía por ahí, escrito por Lucian Freud y titulado 'Herbarium', que contenía unas ilustraciones preciosas de flores. Ya desde el primer momento, quizás fruto de la paleta de colores que el libro tenía, sentí una conexión muy grande con éste. Además, en la portada había un cyclamen. Y la propia palabra en sí viene del griego y significa ciclo, que es exactamente como entiendo yo el disco, como un círculo. Y ahora, fíjate cómo son las cosas, dado que es una flor que florece en invierno no dejo de verla en todos lados.
Inicialmente no tenía mucho que ver con esas cosas que comentas, pues es ahora cuando estoy comenzando a ser consciente de todas esas referencias a la naturaleza que mencionas. Aunque no había una premeditación inicial por querer escribir un disco sobre la naturaleza, creo que sí que había una necesidad muy física por conectar con ella y que este disco logra evidenciar. El álbum, además de explicar concepciones de la naturaleza per sé, también ayuda a comprender elementos de nuestra propia naturaleza como humanos, ya que han sido años de lo más extraños en los que hemos tenido más tiempo que nunca para observarnos a nosotros mismos y analizarnos. De ahí que el disco también tenga ese punto de explicar cómo quiero reaccionar hacia el mundo.
Creo que por primera vez he hecho un álbum que es más asequible que el resto, precisamente porque antes tendía a hacer cosas más autobiográficas. Ya se sabe que nunca se deja de hacer algo autobiográfico del todo, pero ya me entiendes. En este caso, y al partir de una sensación vivida de forma compartida, veo que este trabajo tiene una temática mucho más común y con puntos más universales que han estado siempre ahí, en nuestra mente. Está esa canción ahí, por ejemplo, que versa sobre el sueño de un apocalipsis. El hecho de hablar de sueños es en sí algo que ya convierte el álbum en algo bastante colectivo, ¿no? Siempre se dan esas extrañas conexiones entre la gente a través de los sueños, en las que uno sueña con otra persona y al cabo de los días esa persona sueña con el otro, y viceversa.
Totalmente. De hecho estos días estoy escribiendo mucho sobre el disco, no tanto con la finalidad de hacer algo en concreto que vaya más allá del mismo, sino más bien para entender a qué direcciones pueden llevarme estas canciones. Me he dado cuenta de que hay un hilo detrás de todas ellas que me interesa estirar, con el fin de averiguar dónde acabo. Sinceramente, creo que 'Cyclamen' puede ser el principio de algo más.
Pues es curioso que cites justo esa canción, porque precisamente 'Disaster In Napoli' es la marca que define el hecho de que en este disco hay muchas "Núrias" que han logrado encontrar el valor de salir por primera vez. Esa canción llevaba hecha como siete u ocho años, y hasta ahora no había encontrado el momento de ubicarla en ninguno de mis trabajos. De hecho, incluso habiéndola puesto en éste, la gente me decía que qué coño pintaba esa canción en el disco, y yo en cambio, la encontraba del todo oportuna. Un disco no es una colección de canciones afines, sino que tiene sus picos, y 'Disaster In Napoli' representa una catástrofe, así que como tal tenía que estar donde está.
Siempre me he dejado llevar por lo que me apetecía hacer. Tampoco quería romper del todo con la estética que marcó 'Marjorie', que era como más pop, pero sí tenía la necesidad de hacer algo que me representara a día de hoy, ya que he cambiado y no soy la misma persona que hace dos años. En cuanto a la sonoridad, también ha influido mucho el hecho de haber empezado a tener en casa un piano. Esto me ha permitido vivir la experiencia de vestir poco a poco las canciones, y de hecho fue la génesis de terminar produciendo yo misma el disco.
Lo que he aprendido de esta experiencia es que lo más difícil siempre es tomar la decisión. Una vez que se arma una de valor y salta esa barrera, la verdad es que puedo confirmar que ha sido una experiencia muy divertida. De hecho, diría que 'Cyclamen' tiene como esa energía del primer disco, porque el hecho de que seas un poco inexperta en ciertas cosas aporta un toque de frescura al resultado final muy interesante. Para hacer música pienso que siempre tienes que tener esa sensación de estar metiéndote en un fregado que no controlas del todo, porque controlarlo todo digamos que le quita misterio a la cosa. De todos modos, tampoco ha sido un proceso de aislamiento total, pues la clave para no morir en el intento de la auto-producción es también saber rodearte bien de un buen equipo. En mi caso, como te decía antes, conté con Jordi Mora, que además es mi vecino y principal responsable de que acabara auto-produciendo este disco, y con Helena Cánovas, que es una intérprete y compositora alucinante de música contemporánea que me ayudó con los arreglos.
Bueno, las inseguridades siempre están ahí, pero intento ignorarlas. Yo me siento como una trabajadora más que está a merced de la música. Es mi particular forma de quitarme la presión. En el caso de este disco está siendo muy satisfactorio porque hemos tocado ya muchas de las canciones antes de que éstas salgan, y eso ha permitido también que a su vez desarrollen como una nueva vida. Además, también ha estado presente el hecho de adaptarme a diferentes formatos, acústicas, a la nueva formación, y todo ello ha tenido un encanto muy particular que ha hecho que no me haya dejado de divertir en ningún momento.
Esos obstáculos van más por mí misma que otra cosa, realmente. La industria te presiona en tanto en cuanto perteneces a ella, pero yo siempre he tenido mucha libertad artística, no me puedo quejar. Cuando he mencionado eso, me refería más al hecho de que no había tenido el arrojo de hacer determinadas cosas hasta ahora, pero también estoy contenta de que el proceso haya sido éste, no sé si me explico. Lo que sucede ahora, no tiene sentido que suceda si no se pasa por determinadas cosas antes. Con 'Disaster In Napoli', por ejemplo, no había salido hasta ahora porque no era su momento. Pero vamos, tampoco reniego en absoluto de ningún momento de mi pasado. Todo lo vivido ha servido para encontrarme a mí misma ahora.
Cuando intento recordar cuáles fueron los primeros momentos en los que comencé a darme cuenta de qué significaba la música para mí, me doy cuenta de que realmente no hay un momento determinado en mi vida en el que empiece a ser consciente de ello. Básicamente porque siempre he tenido muy integrada la música dentro de mi lenguaje natural. Mi padre era mecánico, pero tenía también la música como hobby y tocaba la guitarra como válvula de escape. Y en casa siempre se escuchaba música, lo cual da pie a que hayan discos que me trasladen directamente a mi infancia cuando los escucho de nuevo. Yo era muy pequeña y no entendía mucho lo que estaba escuchando, pero ya era consciente de que había una cierta paleta sonora en los matices de según qué artistas que eran capaces de trasladarte a diferentes sitios. Ya de más mayor grababa cualquier cosa aporreando lo que tuviera a mano, pero no es que tuviera en mente terminar dedicándome a ello, sino que lo veía, simplemente, como una manera muy divertida de expresarme.