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Entrevista a Marta Movidas

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Marta Movidas (2021)

Redacción: Blanca Gemma | Foto: Eduardo Cabrera

Marta Movidas es el nombre artístico de Marta España, a quien hemos podido ver tocando el bajo en La Claridad y que ahora se lanza en solitario debutando con su álbum de midieval pop Os castigaré.

Un trabajo compuesto por ocho cortes de interminables títulos que la posicionan como una de las nuevas caras de la escena indie española. Conversamos con ella acerca de sus referencias jpop, este nuevo género acuñado como midieval del que es principal embajadora y el concepto más personal del álbum…

Entrevista a Marta Movidas

 

¿Vertiginoso pero necesario iniciar un proyecto con tus propias canciones?¿Cómo te has sentido en este comienzo de tu carrera en solitario?

Pues bastante bien la verdad. Haciendo un poco de introspección al pasado… yo tenía grupos de música en los que me sentía completamente anulada, también es verdad que muchos grupos de música en los que estuve los tenía con los que eran mis novios en aquellos momentos, y eran mucho más máquinas que yo por entonces.

Pero bueno, al final este proyecto se debe a la necesidad de tener algo tuyo, en lo que tu hagas lo que te dé la gana. Es necesario y la verdad que al principio te da un poco de miedo, porque a lo mejor después de tanto tiempo sin tener la palabra dices: “a lo mejor si no la he tenido es porque realmente no soy capaz.” Pero cuando te pones a ello te das cuenta de que es bastante provechoso y satisfactorio.

Si en los 80 los creadores tenían como referencia el britpop o el rock de los EEUU, ¿podríamos decir que ahora las referencias han pivotado o se han ampliado hacia el Este, hacia el jpop y kpop?

Me gustaría que fuera verdad… A lo mejor hacia el kpop sí, porque tiene un rollo más más minimalista y yo creo que ahora se lleva mucho el minimalismo. En el jpop es todo lo contrario, es muy barroco. Pero creo que aquí en Europa nos hemos cansado del sistema occidental que teníamos; de los tonos y todo eso, hemos notado que se nos ha quedado corto y estamos buscando alternativas.

Si te fijas ahora en las canciones, aunque no estén producidas como jpop, los acordes que utiliza ya todo el mundo son distintos, no es un do mayor normal, no es un la menor normal. Hay muchas séptimas y muchas novenas, el orden no es el usual y eso es lo está haciendo todo, los nuevos grupos indies.

La respuesta entonces es sí, pero no sé hasta que punto es una moda o es algo que se vaya a quedar.

De hecho tienes un tema en el que añades un verso en japonés… ¿cómo surgió esta idea de fusionar idiomas?¿Por qué en este tema?

Estoy aprendiendo japonés poquito a poco, porque la verdad es que eso es una ida de olla, yo no entiendo cómo hay gente que es capaz de hablarlo… la cosa es que esa frase que yo digo en esa canción (“Nani mo iranai”) aparece en muchísimas canciones que yo escucho. De hecho tengo una playlist en Spotify con ese título, con todas las canciones que utilizan esa frase y que me he dado cuenta que lo decían.

En esta canción pega un poco, porque al final hablo de que hay una persona a mi lado que no me entiende y no me quiere entender, porque es que se la suda lo que le estoy diciendo. El hecho de cantar en una lengua extranjera que encima no es el inglés (porque todos debemos saber hablar inglés) sino que es japonés, refuerza el significado de que es verdad que no me entiendes. ¡Y además con razón chico!.

¿Cómo fue estructurar el álbum? ¿Fue difícil escoger el primer y último tema que lo componen? ¿Descartaste alguno?

Descarté varios porque a nivel conceptual no me encajaban demasiado con un disco que habla realmente de odiar. Tenía muy claro cuál iba a ser el primero y cuál el último.

Con “Por favor, no difundas las fotos íntimas que te mando solo a ti” quería que fuera el primero porque es como una especie de forma de quitarle hierro al asunto. Cuando el disco estaba terminado yo en mi cabeza pensaba que hacía tontipop, pero luego cuando le enseñé el disco a mis amigos y escucharon canciones sueltas, me decían: “tía, eres muy seria, estás muy enfadada”. De repente la gente me dijo que yo era muy intensa y la verdad es que no era en absoluto mi intención, a lo mejor no sé componer con tonterías. Y entonces yo me dije… “Ah, que esto no es tontipop”. Me di cuenta de que igual me había expuesto mucho sin yo saberlo, porque cuando escribo las letras a lo mejor no soy consciente de que la gente las va a escuchar. Hay sentimiento de intimidad y lo pierdo. Por eso elegí esta canción como la que abriría el disco, porque es un poco más estúpida que el resto… quiero decir, he rimado paja con navaja (risas). Quería comenzar quitando hierro al asunto, que si lo primero que escuchas esto y luego ya te queda el resto de disco, a lo mejor no te parece tan serio.

Y la última (“Los + lindos del cementerio (no t mueras nunca)”) la puse al final porque además de que es una canción que habla un poco de la muerte, y que en definitiva eso es el final (o no, pero a lo mejor sí), es un tema que resume muy bien el concepto del disco en general. Para acabar, son las conclusiones del propio trabajo.

A pesar de que cada uno de los cortes tiene un sonido muy original, y también muy fiel al indie de culto, sin embargo también has recuperado sonidos clásicos, muy barrocos… ¿te consideras la trovadora del midieval (música barroca – art rock – jpop)?¿Podría ser ésta una nueva categoría musical?

Es que eso del midieval es un invento de Dani, de Snap!, el sello que edita el disco. Cuando yo le expliqué la forma que tenía de componer se le ocurrió, porque lo compongo todo en partituras y luego de esas partituras se genera un archivo midi; ese archivo midi lo pasamos a Logic, y después ya elegimos los soniditos dentro de Logic. A Dani le hizo mucha gracia que yo compusiera en partituras, como una señora del medievo, porque yo creo que ya nadie hace eso y luego convertirlo a midi. Le pareció graciosísimo.

Lo de trovadora puede ser, pero realmente todos lo somos. Al final hacemos música popular de tradición oral, en la que hablamos de costumbres. Cualquier persona que haga pop a día de hoy puede ser un trovador de nuestro tiempo. Eso ya lo dirán los estudiosos pero bueno, a lo mejor es porque yo hago música de tradición escrita y escribo en partitura.

 

De hecho las portadas de singles y disco representan muy bien esta mezcolanza medievalista, ¿cómo fue trabajar con Raisa Álava?

Ella es la hermana de mi compañera de piso, tengo mi casa llena de Raisas Álavas por todos lados. Hacer el disco fue como como la excusa perfecta porque es súper guay. Le  explicaba lo que representaba la canción y no le decía nada más, porque sabía que hiciera lo que hiciera me iba a gustar y fue increíble. Sobre todo cuando hicimos la portada, que le dije que quería tener mucha influencia de zarzuela y le dio el sentido que buscaba, nos entendemos muy bien y creo que representa muy bien todo lo que yo le he pedido.

Según iban saliendo las portadas en mi cabeza pensaba que esto tiene más sentido de lo que me imaginaba, que era simplemente que quería tener una portada de Raisa, sino que realmente casó mucho, porque mi música tiene muchos elementos y muchas capas y los dibujos de Raisa también. Tiene muchísimo sentido.

Y sobre esto, parece que recuperar las raíces es ahora una tendencia, así lo vemos desde María Arnal a C. Tangana… ¿es importante mantenerlas latentes de algún modo?

Es inevitable. Ahora ya no solo a nivel musical, sino a nivel de performance. Las raíces han estado siempre de algún modo, porque al final somos españoles, tenemos unas características concretas que, lo queramos o no, cuando hagamos pop las estamos usando. De hecho si me apuras, el comienzo del indie con Los Planetas es un claro ejemplo, bebían del flamenco que flipas. Es una cosa que siempre ha estado y siempre va a estar, porque si te has criado con un sonido concreto tiendes a repetirlo o a resignificar, pero desde luego partes de ahí.

Lo que pasa es que ahora sí que se performa la tradición. Antes Los Planetas eran cuatro tíos que a lo mejor bebían del flamenco, pero se vestían normal y corriente. Shora está C. Tangana que te hace un imaginario colectivo en torno a una serie de géneros musicales concretos, que es una tradición pero además es que se viste, actúa y lo hace con La Húngara, quién pertenece esta tradición. Las colabos van un poco por ahí y completan todo el concepto, porque ya directamente aquí te dicen Elíades Ochoa e igual ya lo asocias a Cuba, y si no a lo mejor no estás lo percibiendo como tal si las hago yo, por ejemplo.

Y también una cosa que es importante, el reapropiarse Que se la apropie el pueblo de nuevo y la clase trabajadora es muy importante. Ese rechazo que podíamos tener antes porque resultará casposo y no, porque nosotros somos el pueblo y es nuestra cultura. El pueblo se tiene que apropiar de esa cultura y no las clases altas.

 

Ahora que estamos hablando de géneros, aunque nos pueda sonar a pop o pop-rock… ¡tiene un contenido muy punk! Creo que hay muchos mensajes que muchas de nosotras hubiéramos querido enviar…

Mi hermana siempre me dice que soy como una navaja de Hello Kitty. “Macarra, pero no mucho”. Soy una persona muy natural, sin ser hippie que a mí no me gustan los hippies, pero si que comparto parte de la filosofía del hipismo (sin dejar fluir todo demasiado) al final somos animales. Y ya está, no pasa nada por decir ciertas cosas de forma natural y por comunicarse. Todos deberíamos ser un poco más anarquistas de lo que somos y supongo que de algún modo eso se ve reflejado en las letras.

 

Podríamos catalogar al álbum como: muchos mensajes que hemos escrito pero no hemos tenido el coraje de enviar…

Totalmente. Y es que hay que hacerlo. Ahora mismo no me callo, o sea yo ya “estado civil hasta el coño”. Ese es mi planteamiento, si tengo que decirte algo a ti y luego tú te vas a pensar que yo estoy exagerando o sobreactuado… ¡no perdona!, mi acción es una reacción a lo que pueda ser, que está mal. Y simplemente me estoy defendiendo, no pasa nada, hay que decirle a la gente cuando hace las cosas mal. Si queremos hacer de este mundo un lugar mejor, las personas que están haciendo las cosas mal se tienen que enterar de que las están haciendo mal, porque sino no van a aprender.

 

¿Se sentirá herido el patriarcado más profundo?

Es que esos hombres se tienden siempre a colocar como en una especie de superioridad afectiva… dan por hecho que sienten menos que tú, sin preguntarte. Diciendo “ay, pobrecita, está pillada por mí”… Justo, sí. Perdona, ¿quién te has creído que eres?.

A esa gente normalmente es que le das 1000 vueltas y tú lo sabes. Yo tengo una cruzada contra esos hombres, y creo que se nota. Pero estoy muy orgullosa, la verdad.

Y todos y todas hemos vivido lo mismo. A veces me pregunto si no hay un hombre normal, y bueno pues supongo que alguno habrá pero yo no lo he encontrado.

Y encima el otro día miré en las estadísticas de Spotify y me escuchan más hombres que mujeres y qué quieres que te diga, es que me parece fatal. Estoy en contra, no quiero que me escuchen los hombres.

Entonces, ¿Es este disco un conjuro contra los males de amor de la Generación Z?

Sí, sí, eso. Realmente es un disco en el que voy de “soy la mas máquina, no sé qué, os castigaré, os habéis portado fatal conmigo” y no amigo, en realidad es un disco de que estoy súper triste, que tengo unas carencias afectivas de la hostia por vuestra culpa y porque os habéis portado mal… no porque yo tenga esa personalidad. Pero está muy bien reafirmarse en una misma y en el valor de una misma sea de la forma que sea. En mi caso, he hecho un disco. Hay gente que le flipa tejer o lo que sea, me da igual pero sí creo que es necesario entender los males y las carencias que nos puede generar vivir en una en una sociedad capitalista. Y la forma que tenemos últimamente de capitalizar el amor y construirse en base a eso, aceptar las contradicciones que nos generamos también a nosotras mismas por ello.

 

De hecho la generación más joven está muy afectada por ciertas carencias afectivas…

Total. Hace poco estuve investigando en un libro que se titula “Amor líquido” y habla de cómo se construyen las relaciones afectivas dentro del capitalismo. Es cierto que ahora tenemos una cosa que se llama FOMO, que aplicado a esto sería “todo lo que te pierdes a lo mejor si tienes pareja” y la gente tiene eso súper metido dentro. Se piensa que tener pareja es como perder tu libertad. La gente entiende las relaciones de una forma mala.

Sin embargo también nuestra generación tiene algo muy bueno, y es que nosotros y nosotras (fundamentalmente nosotras) ya hemos aprendido a no tolerar ciertas cosas. Hay límites y nosotros los tenemos mucho más claros, y a lo mejor es lo que hace que las relaciones se separen antes, porque sabemos percibir factores tóxicos. Pero independientemente de eso, hemos perdido por completo el nivel de la responsabilidad y el compromiso, entendido de un modo sano, quiero decir: yo puedo tener pareja y seguir siendo una persona independiente y normal, o estar con una persona simple follando sin estar enamorada y aún así tratarla bien.

Ni me gustan los vínculos de antes ni me gustan los vínculos de ahora, se puede encontrar un punto medio entre ellos.

 

 

 

 

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