Redacción: Fran González
Seis años son muchos años, si además lo son sin tener noticias ni novedades de uno de los máximos referentes de la música acústica por excelencia. La voz más sanadora de las últimas dos décadas ha ocupado este tiempo confeccionando un delicioso cuarto disco de estudio que, desde varias perspectivas, es también un disco plagado de muchas primeras veces.
Así nos lo hace saber el cantautor sueco de origen argentino, pues este “Local Valley” (Imperial Recordings/City Slang Records, 2021) es un precioso viaje a sus raíces, afrontando retos inéditos en su carrera e integrando elementos frescos y únicos que le hacen sonar como nunca pero dentro de una familiaridad reconocible y acogedora.
Después de haber estado enfrascado en proyectos personales, familiares y paralelos, José González ha encontrado finalmente el momento idóneo para dar vida a su esperado y demandado regreso, en esta ocasión en sintonía con el sello alemán City Slang Records. El artista de Gotemburgo se decanta por rescatar de las sombras esas piezas tan simbólicas de su pasado que le han convertido en quién es, y que, según el propio González, nunca antes habían gozado de la relevancia merecida dentro de sus proyectos. De ahí que encontremos en este disco, que se publicará el próximo 17 de septiembre, algunas de las claves necesarias para descubrir y conocer un poquito más sobre la figura que se esconde detrás de esos éxitos inmortales e incuestionables de la escena folk moderna.
Se siente muy bien, la verdad. Estoy muy satisfecho con el disco, con las canciones, con los vídeos… Incluso con las fotos promocionales que me sacó mi chica, Hannele Fernström, unos días atrás, la cual también se encargó de la portada del disco. No estoy nervioso porque, por fortuna, ya recibí muy buenas críticas y eso me tranquilizó bastante, pero sí que estoy algo agobiado porque el día después del lanzamiento del disco me marcho a Estados Unidos para hacer una serie de actuaciones, y necesitaría practicar un poco antes, hacer las maletas, pasar algo de tiempo con la familia… Hay poco tiempo para muchas cosas.
Normalmente suelo tardar como tres años entre disco y disco, pero esta vez la demora ha sido mayor por tres motivos distintos. El primero, es que durante estos años he estado girando con la String Theory Band, con los cuales saqué incluso un disco en directo en 2019, el “Live In Europe”. El segundo, es que tuve una hija en 2017 y hasta que no empezó a ir a la guardería no pude recuperar el ritmo de escribir. Y el último, para sorpresa de todos, fue la pandemia. Yo ya tenía todas las canciones escritas en marzo de 2020, pero mi gente y yo decidimos no apurarnos y sacarlo cuando las cosas estuviesen más calmadas.
Sí, totalmente. Es algo que en su momento quise haber hecho para el anterior disco, pero por diferentes motivos me trabé y acabó siendo todo en inglés. Pero en esta ocasión me propuse escribir en español y en sueco desde el principio, y por suerte salió sin problema.
Creo que hay diversas razones que me han llevado a esto. La primera, como bien decías, sentí como esa excusa para revelar más estilos que me gustan y que me han acompañado toda la vida, más allá de la faceta de guitarra y canto que la gente ya conoce de mí. También en “Local Valley” he encontrado el espacio necesario para mostrar diferentes estados de ánimo a lo largo de todo el disco. Hay canciones globalistas y comprometidas, otras más personales, otras más juguetonas y bailables…
Realmente esta tendencia ya me venía de antes. Mi Spotify es una auténtica locura, hay música de todos los países. De Latinoamérica, de África, un poquito de Asia, incluso algo de flamenco. Siempre he estado en contacto con la música global, desde bien chico, sobretodo la latinoamericana.
Sí, bueno, como un ejemplo entre muchos me viene a la cabeza el fenómeno de ‘Despacito’, ¿no? (ríe). Desde mi punto de vista diría que sí, que hay una aceptación y una apertura de miras cada vez mayor. Sin ir más lejos, en algo tan cercano para todos como es Netflix podemos ver cada vez más y más producciones que no son originalmente anglosajonas y que llegan al gran público.
Me he ido basando en la idea estilística que quería darle a cada canción individualmente. Por ejemplo, en las canciones que tenían un estilo más “Mali”, como ‘Valle Local’, me resultó interesante que fueran en español, ya que allí hacen mayoritariamente la música en su idioma original y me parecía una buena excusa para hacer ese guiño. Por otra parte, hay canciones en sueco, como ‘Lilla G’, que directamente surge de un momento muy íntimo con mi hija, estando ambos aquí en Gotemburgo.
Al principio sí, se sentía raro. El sueco y el español son mis lenguas maternas, y siempre he visto el inglés como un lugar en el que esconderme, como una forma de ocultar mis metáforas más personales. Pero por suerte, ahora ya no lo veo así, y canto tanto en español como en sueco con mucha más naturalidad.
Te diría que sí, parcialmente. Como te dije, el disco ya estaba escrito antes de que todo esto sucediese, así que la inclusión de esos factores que citas no ha sido una consecuencia directa de la pandemia. Pero la grabación del disco sí que se produjo durante el confinamiento, y tal vez el hecho de estar en casa acabase influyendo de manera indirecta en el resultado final. Para empezar, la idea de los pájaros ya la exploré en un tema con Junip hace muchos años, solo que en aquella ocasión fueron gaviotas. Siempre me ha gustado trabajar con el concepto de los sonidos de ambiente en mi música, así que esta vez, y a consecuencia de que mientras grababa en mi casa de campo podía escuchar los pájaros cantar, decidimos integrarlos en la grabación final.
Quedó muy relajante, ¿verdad? Bueno, y en cuanto al factor familia, eso se debe a que en cada disco trato de invitar a alguien a que sume su voz con la mía, y en esta ocasión, le ha tocado a mi pareja, Hannele. Al principio no sabíamos bien cómo iba a salir, pero cuando logramos encontrarle el tono, los resultados fueron realmente buenos.
Sí, mi sello principal es Imperial Recordings pero luego ellos utilizan diferentes sellos con los que distribuir la música. Con Junip sí que habíamos trabajado anteriormente a través de City Slang, pero nunca habían gestionado nada de mi carrera en solitario hasta ahora.
Pues te diría que en alguno de estos encuentros que se sucedían entre los años 60s y 70s con algún motivo de concienciación social y donde un artista congregaba a un número limitado de personas para hacer una performance de dos o tres temas, como las que se vivían en Central Park o las que hacía Silvio Rodríguez en La Habana, por ejemplo.
Cuando se trata de series, películas, o incluso videojuegos, me parece genial. Me enorgullece mucho ver que alguien haya encontrado el momento ideal en el que una de mis canciones cuadra perfectamente con su historia. Significa que el tema le gustaba a fondo y eso es muy lindo. En cambio, cuando es publicidad depende mucho de qué tipo de producto anunciar o qué marca es,… Ahí ya reconozco que me muestro más reticente.
En este caso, fue bien simple. Tenía el álbum casi listo y sentía que le faltaba algo más personal, algo que le otorgase un toque de profundidad al disco. Fue ahí cuando decidí añadir ‘Line of Fire’ de Junip, que es uno de mis textos favoritos, y ‘En Stund På Jorden’ de Laleh, que es una canción muy bonita y edificante que esta artista escribió cuando falleció su madre. Por mi parte, yo le he dado un giro de carácter más sacramental a esta última, de tal forma que la canción podría acompañar perfectamente un ritual de iglesia, pero desde un punto de vista secular.
Sí, algo noté. Por ejemplo, mis primeros conciertos en España cuando las cosas comenzaron a volver a la relativa normalidad fueron durante un horario muy temprano, al cual yo no estaba acostumbrado en absoluto. Pero bueno, honestamente, mejor eso que nada. La gente estuvo muy, muy alegre y todos parecían estar viviendo un momento muy importante para ellos. Pude incluso volver a hacer entrevistas en persona y no a través de zoom, para variar. Recientemente he podido tocar en Gales y en el norte de Alemania, donde la gente presentaba su carnet de vacunación o una prueba o test y podían acceder al concierto sin restricciones, y realmente nos sentíamos conectados, como si por fin estuviésemos al otro lado de la pandemia. Pero bueno, hay que tener paciencia en el resto de países donde aún están impuestas determinadas restricciones, lo más importante ahora mismo es llegar a tener el mayor porcentaje de la población vacunada antes de pensar en otras cosas.
¡Y un hijo, hace bien poco!
Bueno, mi hija Laura ya pinta, baila, canta, y no para. Pero sinceramente, cualquier impulso que decidan tomar, ya sea la matemática o la guitarra, lo voy a aplaudir. No hay por qué decidir nada todavía, lo suyo es que dispongan de todo lo que puedan tener a su alcance y decidan por ellos mismos.
Realmente, cada disco lo he sentido como una documentación personal sobre las ambiciones que tenía en cada momento y de cómo me sentía, así que no me gustaría pensar que he estado incompleto durante todo este tiempo. Pero sí que es verdad que ahora me siento más cómodo que nunca para mostrar más versiones de mí mismo y demostrarle al público quién soy verdaderamente.