Redacción: Felipe Martínez
Destroyer, el proyecto liderado por Dan Bejar, publicará un nuevo trabajo titulado Have We Met este mismo viernes, 31 de enero.
Por suerte para nosotros, no hemos tenido que esperar tanto para escuchar el nuevo material del músico canadiense. Es más, hace unos días tuvimos la oportunidad de charlar con el de Vancouver para hablar sobre este nuevo álbum de estudio y 24 años de carrera.
La continuación de Ken (2017) está a la vuelta de la esquina y esto es lo que hemos podido sacar a Bejar sobre sus nuevas canciones.
Cuando hice Ken estaba más interesado en la música que me gustaba de adolescente, a mitad/finales de los 80. Me gustan las bandas británicas que hacían ese sonido. Creo que Have We Met es mucho más sintético, más moderno. Ken tiene un montón de sintetizadores, cajas de ritmos, gente colaborando y tocando instrumentos… Have We Met suena como un iPad, aunque sea un iPad utilizado por alguien a quien le gusta Art of Noise y todo el pop industrial de los 80. A lo mejor tiene un sonido algo más de los 90.
La forma de cantar en Have We Met es la más íntima que he hecho nunca. En parte porque lo he grabado yo mismo en mi cocina, con mi ordenador. Así es como hemos conseguido que la música sonase tan sintética y jodida como queríamos.
Difícil de decir. Creo que The Raven es una canción muy personal, cantada para mí mismo. Just look at the world around you es una expresión que usamos en América, como, “¡Date cuenta! Solo mira a tu alrededor”, mientras el “no, no mires” es una respuesta muy de Destroyer a esa expresión. Rechazar el mundo, es terrible, es feo, no quieres conocerlo…Puede que sea algo que sientes cada vez más conforme te hacer más mayor.
Hacemos ambas, me encantaría tocar más en salas, como también me encanta tocar en Vida Festival. Por alguna razón es difícil hacer ambas, a lo mejor depende de en qué época del año vengas. Parece que la gente que trae bandas internacionales se centra mucho en que toquen en festivales, pero también creo que nuestro concierto en Madrid del último tour, cuando tocamos en el Teatro Barceló, fue uno de nuestros shows más divertido. A la banda le encantó y el público fue genial. Sería genial tocar más en salas y en otras ciudades aparte de Madrid y Barcelona.
Es un modelo de negocio más tradicional en Europa que en América. No conocía el mundo de los festivales hasta que comenzamos a tocar en Europa. Para mí, la experiencia de tocar en un sitio más íntimo, en el que la gente viene a verte a propósito, es algo especial y no lo puedes comparar. Uno es más un evento cultural y lo otro es una idea más romántica, con una conexión entre el público y el artista.
¿En serio dije eso? No sé si puedo describir un tipo de persona. Creo que con Kaputt en 2011 fuimos presentados a un público que quería escuchar música pop, y para nosotros eso es un error. No sabían que antes de ese disco habíamos hecho otros ocho durante unos 15 años. No voy a quitarle a nadie un disco de la mano y decirle “no es para ti”, como si esa persona fuese malvada, pero creo que hay un tipo de crítico de música pop que cree que tenía una conexión con la banda, cuando realmente esa conexión no existe.
Generalmente no. Me gusta leer las malas, a veces son más graciosas. Pueden ser aburridas también, pero me genera curiosidad cuando son muy descriptivas en torno a lo que no les gusta, me parece muy interesante. A lo mejor te das cuenta de algo de lo que no te habías percatado, sobre todo cuando empiezas a ver un patrón en torno a las cosas que odian y te das cuenta de que hay algunas cosas que la gente desprecia de esta música.
No, en absoluto, y es bastante raro. No puedo escribir canciones mientras estoy trabajando en un disco, ni puedo escribir canciones mientras lo he terminado y espero a que salga y tampoco puedo escribir canciones mientras estoy con la gira de ese disco. Tiene que ser como un proceso que se cierre y desaparezca de mi vida antes de volver a hacer música. No sé por qué es así.
Creo que sí. Aunque también he trabajado con John Collins, quien en los últimos años también compuso en Kaputt, tocó el bajo en Poison Season y estuvo presente en muchos de los álbumes de los 2000. Él ha producido el disco, así que en ese sentido la forma en la que hemos trabajado ha sido la habitual. Pero esta vez hemos trabajado en un completo aislamiento. Las estructuras de las canciones han salido de mi ordenador, y entonces se las he mandado a John, quien estaba en Seattle él solo con su ordenador, y quien salía con las demos. Al final del todo, fui a Seattle un par de semanas y le dimos forma a todo para crear la versión final del álbum.
Hay algo de sentimiento de aislamiento en esta forma de producción moderna, mucho más que con una banda en el estudio, con todos pasando el rato, trabajando cara a cara, etc.
Sin duda es diferente del resto de canciones. La escribí de la forma en que lo hacía antes, a lo largo de los años. Miraba las canciones y veía partes en ellas que podía cantar. Es una forma de trabajar que ya dejé de hacer, pero por alguna razón, Crimson Tide la compuse de ese modo. Creo que la primera línea la escribí en 2009, y la última probablemente hace unos meses. Así que está todo muy desconectado: cosas inconexas, mucha letra, muchas palabras en los versos… Fue divertido, no sé si lo volveré a hacer, pero es bueno para mí hacerlo cada 10 años, así que tal vez lo vuelva a intentar en 2030.