Redacción: Fran González
A muchos jóvenes –y no tan jóvenes- les encantaría descubrir cuál es la fórmula para pasar de hacer música en la intimidad de sus dormitorios a tener temas en las plataformas de streaming que superen los veinte millones de reproducciones. El secreto es tan simple como complejo, ya que conlleva conectar con la sensibilidad de una generación entera, así como ponerle voz y letra a las experiencias más crudas y personales con las que cientos de chicos y chicas puedan verse identificados.
Así es la música de Jenny Juárez, más conocida dentro de la escena independiente mexicana como Bratty. Una autobiografía compartida pasada por el filtro del bedroom pop que acaba reflejando los devenires emocionales a los que mira a través del prisma de la juventud. Pues a sus veinte años, la cantante natural de Culiacán es capaz de mostrar y exhibir aquello que le inspira sin olvidarse de las carencias y frustraciones que detecta en la sociedad que le rodea, y más concretamente en su entorno natal. Así es como el feminismo, la iconografía LGTBI o el empoderamiento del amor propio irrumpen en su lírica y la han catapultado a ser una de las figuras más representativas del pop independiente de México actualmente.
Sus caminos son inexpugnables, y con pasitos de gigante ha ido consiguiendo hacerse un hueco en nuestra escena también. Pues Bratty, además de haber colaborado recientemente con Carlos Sadness para una versión alternativa de ‘Chocolate y Nata’, es uno de los nombres internacionales que se han sumado a los carteles del Festival Brillante de Madrid (24– 26 septiembre 2021) y el TruenoRayo de Valencia (23 – 25 septiembre 2021). Así mismo, la cantante del estado de Sinaloa estará también presente como artista invitada en el concierto que Cala Vento dará en Madrid el próximo 1 de octubre.
Cruzar el charco le ha traído sin duda una agenda realmente apretada, pero que por fortuna le ha permitido también sacar unos minutos para charlar con nosotros. Desde su hotel en España nos ha brindado la oportunidad de conocer mejor quién se esconde detrás de la artista mexicana del momento.
Sí. Mi primera vez tocando en España y mi primera vez tocando fuera de México. De momento, todo está siendo genial aquí, todas las personas que conocí fueron muy agradables y desde luego no tengo ninguna queja, todo me está encantando.
Sinceramente, solo espero conocer nuevos ambientes y dejarme llevar. No tengo expectativas definidas de ningún tipo, tan solo quiero dejarme sorprender por lo que los diferentes públicos y ciudades puedan ofrecerme.
Sí, estaría muy bueno compartir escenario juntos. A fin de cuentas, es tan sencillo como mandarle un mensaje diciéndole “hey, cantamos, ¿o qué?” (ríe). Así que sí, es muy probable que suceda.
Pues mi puesta en escena en México ha variado en los últimos años, y mi banda ahora la componen Andrew y David. Sin embargo, en España voy a tocar con Elena de Yawners y Lucas de Confeti de Odio.
Hoy precisamente he quedado con ella para platicar sobre eso… Aún no se sabe si será un tema conjunto del todo, pero pronto lo iremos resolviendo.
Creo que tanto México como España han estado durante mucho tiempo centrados únicamente en su propia zona y trabajando en exclusiva entre los miembros de su comunidad, pero ahorita mismo gracias a Internet y a las nuevas tecnologías esas barreras han caído y ya no hay excusas. Ahora se puede hasta componer un tema conjunto vía zoom, por ejemplo.
Bueno, en la comodidad y la tranquilidad de tu cuarto puedes desarrollar niveles de realidad y crudeza muy grandes, y en ocasiones poner eso sobre el escenario puede ser realmente costoso. Hay canciones que, al cantarlas, te llevan directamente al momento en el que las escribiste, quieras o no, y eso puede ser muy duro aunque también muy lindo, porque estás transmitiendo honestidad y transparencia. Personalmente, me ayuda mucho a seguir cantando esas canciones si veo que hay gente que se identifica con ellas o que las está sintiendo como suyas.
Pido poco, la verdad. Una computadora, una cama, una guitarra…
¡No hay fórmulas! Si fuera tan fácil, todos lo harían. A mí lo que me ha ayudado es hacer música que sea honesta. Si el artista hace algo que le gusta de verdad y que vale la pena para él mismo, eso ya es un gran éxito.
Sí, yo creo que siempre ha habido artistas femeninas liderando proyectos personales en la industria, pero quizás más enfocados al pop generalista, como Natalia Lafourcade o Carla Morrison. Sin embargo, en este sector más pequeño, que es el de la música independiente, ha costado algunos años empezar a ver más mujeres. Ahora, por suerte, se están eliminando esos absurdos estigmas y está más normalizado toparte con chicas que tocan el bajo o la batería en bandas. Muy poco a poco, pero sí, algo está cambiando.
La verdad es que no, cuando empecé me sentía bastante sola e insegura de no saber si esto saldría bien, al no tener ningún referente en quien apoyarme. He ido aprendiendo poco a poco y sobre la marcha y confiando en mi intuición a la hora de tomar decisiones.
Nada más lejos. ¡Me encanta la comparación! Ambas son artistas que me gustan muchísimo y que me han inspirado desde que empecé, así que si alguien cree que nuestros estilos son similares, para mí es un grandísimo honor.
Muy bien, la verdad. Dentro del gran sello que es Universal tengo la suerte de trabajar con un sector interno más cercano y con mi manager, Rodrigo, y lo cierto es que desde el principio he conectado muy bien con todo el mundo. La comunicación fluye y percibo que respetan mi visión y lo que hago, y para mí eso es lo más importante a la hora de darle forma a mi proyecto.
Sí, por mis letras y demás puedo entender que lo percibas así. En mis momentos más duros, sí que doy rienda suelta a mi lado más trágico y nostálgico, extrañando muchas cosas e inundándome de esos sentimientos. Comencé a escribir música cuando era una adolescente, y ya sabes cómo somos a esas edades, todo es drama y tristeza… Pero obvio que no todo el tiempo soy así, por suerte creo que estoy aprendiendo a salir un poco de ese círculo.
Siempre he sido muy reservada y poco expresiva en cuanto a mis sentimientos, si te soy sincera. En cambio, mientras estoy haciendo música, siento que puedo ser más honesta que nunca y exteriorizar al máximo quién soy yo realmente. Y mientras no hago música, trato de trabajar en ello por otras vías.
Totalmente. Creo que, en general, a todos nos ayudó el parar y reflexionar sobre ciertas cosas durante aquellos días. ¿Quiénes somos? ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué queremos? De repente, nos empezamos a dar cuenta de determinadas cosas que no estaban bien a nuestro alrededor y ganamos poder sobre ellas.
No, muy a mi pesar no son para nada frecuentes. Podrás encontrar más casos que hace unos años, pero siguen siendo muy pocos los artistas que se atreven a abordar este tipo de contenidos en sus letras o en su trabajo visual, desgraciadamente.
Así es, precisamente en mi último disco hay un tema que se llama ‘Jules’, dedicado a uno de los personajes de la serie ‘Euphoria’. Si habéis visto la serie, veréis que ella y Rue mantienen una relación de lo más tóxica, y mi intención con esa canción era reflejar que ese tipo de relaciones por desgracia también existen y se dan dentro del colectivo.
Para empezar, se debería de hacer mucho más hincapié en apoyar el arte. No es que no haya gente que no se dedique a ello, es que no cuentan con los recursos y las ayudas necesarias. Por no haber, no hay ni locales para tocar. ¡Yo tenía que rogar que me dejasen tocar en los restaurantes! (ríe). Pero sobre todo, animo a la gente a que se atreva a escuchar propuestas nuevas, así como que las mujeres de allí se lancen a ello, sin pensárselo ni reparar en las críticas. Es un viaje complicado, pero merece la pena de verdad.