Redacción: Andrea Genovart
Ya han pasado cuatro años desde Free your Mind (2014) y más de 10 desde que la banda australiana - entonces con otro componente por bajo- empezó a tocar y componer lo que, tras su primer LP, fue un reconocimiento internacional. Y ahora vuelven a robarnos un buen rato con nuevo material de ese indie dance de calidad. Lanzado el pasado 22 de septiembre, Haiku From Zero (2017, UMG Recordings) no se distancia de la personalidad de los Cut Copy - hasta la fecha, no lo han hecho con ningún LP - pero sí que añade un nuevo componente a sus temas. Un sonido africano y mucho más tropical, acercándose a grupos como a los Animal Collective o Panda Bear, adorna de un modo elegantemente sutil algunas de sus canciones.
Tal novedad ya fue avanzada con el lanzamiento previo de su single Standing In The Middle Of The Field, una canción de más de cinco minutos que adquiere una fuerza progresiva y primitiva pero sin tocar techos demasiado altos si la escuchamos desde el prisma de velocidad a qué nos tienen acostumbrados. Este último rasgo, precisamente, no es lo que encontramos por genérico en su nuevo disco. Haiku From Zero contiene un sonido bailable, un electropop fino y la voz de falsete de Dan Whitford en primer plano.
Como no podía ser de otro modo, vuelve a tratarse de una efervescencia con la que nos encaminan en cada canción, todas ellas marcadas por un sintetizador mucho más monótono y modesto que en su obra anterior. En contraste de ello, encontramos la imagen inicial del grupo, y unos unos segundos de cánticos étnicos, con Counting Down. También el sonido - todavía más - de disco ochentero en Black Rainbows, que reincide con unos potentes coros en Airbone, o a regusto de White Lies con No Fixed Destination - aunque hoy en día ésto es casi inevitable por una misma evolución que ha vuelto tangentes tantas bandas antes paralelas. Con un ritmo más bajo probablemente más cerca de la poesía que anunciaban en su promoción, encontramos Stars Last Me A Lifetime y, probablemente, su mejor pieza por dispar: Tied to the weather. Se trata de un tema lento y más bien introspectivo, encargado de cerrar el repertorio, que hipnotiza y sorprende por ser el que más sugiere; consigue construir una atmósfera intimista y de música ambient.
Nueve canciones. Suficientes y cada una de ellas imprescindibles, con sus matices singulares pero que obedecen a la naturalidad de la banda de Melbourne. Y, sobretodo, lineales, redondas y coherentes. Tan cohesivas y fieles a su modus operandi que, al margen de cualquier tipo de feeling suscitado, no dejan la sensación de dejadez, de incompletas o necesitar una vuelta. Sin duda, un regalo de este 2017, en especial para todos aquellos amantes del indie-electro pop que conviven con el duelo por los Klaxons o The Rapture. Sonido Cut Copy 100%. Prometido.