Redacción: Javier Nieto
Fría noche la del sábado 22 de enero. Poco ambiente de concierto en los alrededores del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Bares y terrazas llenas, pero la plaza de Dalí se transita con facilidad. Pequeño tumulto a la entrada del recinto del concierto.
Interior del Palacio. La temperatura sube, 15ºC. Cortinas negras cubren el graderío. Todo el mundo a la pista de baile. Según el Instituto Nacional de Estadística, la media de edad está en 45,3 años.
21.35h Se apagan las luces. Comienza el concierto.
Primeros compases de El destello, primer tema del show y con el que también comienza el último disco del coruñes-madrileño. Si mi rayo te alcanzara (2020) lleva más de un año sonando, y su autor nos sigue presentando al completo este íntimo y luminoso LP. Los graves que a lo largo del espectáculo se ajustarán en su volumen nos golpean con fuerza, quizá excesiva.
Xoel nos cuenta lo feliz que está de volver y de que al fin podamos disfrutar de un concierto de pie, con mascarilla, si, pero pudiendo bailar.
Van sonando los diez temas de Si mi rayo te alcanzara, intercalados con los de sus anteriores trabajos; Atlantico (2012), Paramales (2015) y Sueños y pan (2017). También rescata un par de clásicos de Deluxe. Dos horas y cuarto de espectáculo y Xoel, a los veinte minutos ya nos advierte que va a ir para largo.
La banda, con Charly Bautista y Adrián Seijas a la cabeza está muy compenetrada y ensayada, es presentada poco a poco y con sincero cariño. Las jóvenes y luminosas voces coristas pasan una a una a ser protagonistas compartiendo el frente del escenario con el compositor. Es un gran acierto. Dan una frescura, química y drama a las interpretaciones. La garganta de Xoel no precisa de ayuda, pero con las voces de sus compañeras las canciones alcanzan un nivel superior. Las incorporaciones de Tuli al saxo y el Gato Charro a la trompeta desde la mitad del concierto añadiendo otra capa de sonido nos recuerdan que los vientos, si son posibles en una banda, siempre hacen bien. Alice Wonder, esta vez como invitada, también se sube al escenario para cantar dos temas, y mostrar porqué tiene una prometedora carrera en solitario. Nos recuerda al salir de escena que en una semana la podremos ver en el Price dentro del mismo Invervest que nos acoge hoy.
Este amante de los grandes felinos nos despide con Tigre de Bengala. Los pies se despegan del suelo, se nos aflojan las caderas y una luz cegadora nos alcanza.
Xoel López, nos ha mostrado a los 4.000 espectadores de Madrid, porqué se ha de salvar. Por qué dentro de la música que se hace en castellano, pocos son los creadores que llegan a su inspiración como letrista. Porque su labor en la búsqueda de nuevos sonidos y melodías nos ha regalado en estos últimos 20 años de algunos himnos imborrables. Y por qué no decirlo... porque sus movimientos sobre las tablas, unos momentos recuerdan al joven Battiato danzante y otros al elegante Bowie, aferrado el micro y además, porque ¡Xoel, es muy majo!