Redacción y fotos: David Moya
Cuando hablamos de grupos importantes de nuestro país, probablemente a todos se nos venga a la cabeza nuestra banda de cabecera y se nos ocurrirán miles de argumentos para convencer a los demás de que lo que contamos es cierto. Pero la realidad es bien distinta si nos ponemos a analizar la escena musical española con la objetividad con la que debemos observar a la hora de emitir crónicas. Una vez hecho esto, me sale un único nombre: Vetusta Morla.
El sexteto madrileño presentaba hace dos años un disco, Mismo Sitio, Distinto Lugar, que no estuvo precisamente exento de cierta polémica por el cambio de sonido que supuso para la banda y que, sigue siendo latente la poca apreciación del mismo por parte del público tal y como contaré más adelante. Quizás por ello la banda anunciaba que en 2020 llegará Canciones dentro de canciones. Un disco en el que revisitarán los temas de su último trabajo dándole un estilo más Vetusta y que les servirá como excusa para seguir girando.
Para dar sentencia a la gira actual, los vetustos se presentaban durante tres noches seguidas en el WiZink Center de Madrid. 15000 personas les esperaban el sábado. 15000 voces que gritaron a la vez, fundiéndose en una sola voz, en cuanto las luces se apagaban y presagiaban que aquello estaba a punto de empezar.
Probablemente sepan que casi todos sus temas son himnos que la gente cantará hasta dejarse la voz, pero eso hacen que nada quede para la improvisación. Ni siquiera ese Copenhague que Pucho dejó de cantar para que fuera el público el que entonara en casi su totalidad la canción. Curioso era ver cómo cada vez que sonaba alguna de las canciones del último disco, un número notable de asistentes aprovechaba para hacer visita al baño.
En el afán de disolverse entre el público desde que lo hiciera por primera vez en aquel épico concierto que dieron hace más de un año en la Caja Mágica ante 38.000 personas cada vez que llega el turno de Mapas, Pucho se bajó del escenario entre problemas de sonido y alguna bronca a los que le intentaban ayudar a su vuelta; y es que el cantante de Vetusta Morla, pese a dar una imagen totalmente contraria, tiene bastante carácter como ha demostrado en toda su trayectoria sobre los escenarios.
Salvando ese pequeño incidente con el sonido, Vetusta Morla demostró una ejecución musical impecable en que lo más importante fue, como debe ser, la música y nada más. Incluso tras el bis, nos regalaron Los Buenos. Canción que formó parte de la banda sonora de un videojuego y que desde el primer minuto se convirtió en la canción fetiche de muchos de sus fans.
No sé si los de Tres Cantos habrán tocado techo ya o si les queda mucho camino por recorrer, lo que sí que sé es que a día de hoy hasta a los que nos da pereza verlos porque lo hemos hecho millones de veces pero que finalmente vamos, nos emocionan. Quizás el próximo paso deba ser una producción musical en algún estadio de la capital, pero mientras eso llega, seguiremos felices porque en 2019 cerramos el año con Vetusta Morla. Seguiremos felices porque en 2019 nos han dejado vivos.
