Redacción: Felipe Martínez
U.S. Girls regresaron a Madrid dos años después de su última visita. Esta vez, Meghan Remy traía bajo el brazo In A Poem Unlimited, un nuevo trabajo feroz que habla de rebeldía, protesta, empoderamiento y venganza. Organizado por Primavera Sound, el bolo tuvo lugar en la Sala El Sol.
Una hora antes de que apareciesen U.S. Girls, la encargada de comenzar la noche fue Ganges. La madrileña tiene su primer álbum, auto titulado, aún muy reciente. Se encarga de disparar los temas que ella misma produce para después acompañarlos con el teclado y su voz suave. Su música es cálida y fina. Comenzó con Hound y continuó con (In), el tema que abre su LP. Mientras la sala se iba llenando poco a poco, iba comentando la relación con sus canciones, lo que las convertía en algo más íntimo. Siguió con Classic Lover Covers y con 400 Millas Norte, el primer tema que compuso en castellano. Antes de despedirse dejó caer el único que tema de su repertorio que contiene algunos paisajes bailables, Coral Beat.
Llegadas las 22:40, una hora extraña para un concierto entre semana, apareció la banda, The Cosmic Range, con quien ha grabado el último álbum. Ni rastro de Meghan hasta que sonaron las primeras líneas de Velvet 4 Sale y apareció con otra vocalista mirando fijamente al público, tan segura de sí misma como en A Poem Unlimited. Continuaron con Rosebud, aunque les costó coger el ritmo hasta un par de canciones después, con ese pasaje hipnótico que es Window Shades, magnificado en todas las direcciones con un saxofón y una línea de bajo funky. A partir de ahí fueron arrolladoras.
Supieron trasladar perfectamente al directo todos los elementos de A Poem Unlimited. Esos cortes de soul un tanto extraño que mutan en rock and roll fueron plasmados a base de wah wah, potentes solos de guitarra y el saxofón. Potentes letras como las de Incidental Boogie se intensificaron con el potente sonido y la intensa actuación de Meghan Remy. Era como echar gasolina a un fuego, y ella lo sabe, sabe que tiene el poder en su mano y la capacidad para subir tanto los decibelios de la actuación como le dé la gana.
La actuación continuó encadenando Damn That Valley, M.A.H. y Pearly Gates. Llegado el momento de Time, ese corte funky que de por sí dura casi ocho minutos y que convirtió la sala en una pista de baile para marcar un punto y aparte en la actuación, la canción se perdió en los más de diez minutos que duró. Mientras la banda convirtió el tramo final en una jam impresionante, las vocalistas se retiraron por unos minutos hasta que la música llegó a su punto álgido. Entonces, Meghan Remy agarró el micrófono y se lanzó al suelo desde el escenario gritando “¿Qué pasaría si digo NO? NO. NO. NO”. Un alegato de liberación que quedó en lo más alto antes de pasar por Sororal Feelings para culminar con Rage of Plastics.
Antes de irse, la única palabra dirigida al público fue un tímido “gracias”. No hicieron falta más palabras, todo había quedado dicho sobre el escenario.