Crónica y fotos: Dani Arrizabalaga
La Universidad Laboral de Gijón fue un año más el espacio elegido por la organización del Tsunami Xixón para celebrar su segunda edición, en una cita ya consolidada con el punk-rock y el hardcore melódico de primer nivel.
Dos grupos asturianos abrieron esta edición en el escenario del skatepark de Cimadevilla. Desde las 13.30 horas The Black Panthys Party y The Attack of the Brain Eaters ofrecieron sus propuestas musicales mientras el skater profesional Danny León patinaba.
Ya en el recinto de La Laboral y desde las 17:00 horas el festival arrancó con las actuaciones de Tigre y Diamante inaugurando el escenario principal y Green Desert Water en el escenario Jägermusic.
A las 19:00 horas llegaba el turno en el escenario principal de Marky Ramone, el que fuera último batería de los Ramones, se ha rodeado de una banda que trasmite el espíritu de los de Nueva York a la perfección. El encargado de las voces es el vitoriano Iñaki Urbizu “Pela” (Sumisión City Blues), al bajo Martin Blitz y la reciente incorporación a la guitarra del mítico Greg Heston (Bad Religion). Repertorio enérgico y variado que dejó a los seguidores de la banda con una sonrisa de oreja a oreja.
Nos movimos al escenario pequeño para volver a ver una vez más el directo de los catalanes Crim. No están parando de tocar aquí y allá, y eso se nota. Concierto pulido y compacto. Espoleados por un gran número de seguidores, muchos de ellos con camisetas de la banda.
Royal Republic continuaron con la fiesta. Los chicos de Malmö Adam Grahn, Hannes Irengard, Jonas Almén y Per Andreasson facturan un rock accesible pensado para divertir y entretener al público. Un sonido impecable, de los que mejor sonaron en la jornada del viernes, pero tal vez con poca profundidad en su propuesta. Se dejan seducir por estilos tan variados como el punk, el pop, el hard-rock e incluso guiños al metal, versión de Metallica incluida, por cierto. Bien.
Los madrileños, encabezados por Juan Blas, Minor Empires ejecutaron de forma absolutamente impecable, como viene siendo habitual, un repertorio que repasó lo mejor de sus tres discos. Se mostraron agradecidos con el público y el festival por poder estar allí tocando. Esperemos poderles ver en otra ocasión en un escenario más grande.
Gogol Bordello, el grupo de gypsy punk integrado por músicos de distintas nacionalidades, atrajo al mayor número de personas de la noche. Propuesta teatral, con pasajes de música de cabaret, punk o dub. Desmelene y desmadre entre los presentes. Capitaneados por el ucranio Eugene Hütz, icono contracultural, que lo dio todo desde el minuto uno. Supongo que para los fans de la banda su concierto fue algo sobresaliente.
Y llegaba el turno de Dead Bronco, los que, bajo mi humilde opinión, fueron los ganadores indiscutibles de la noche, Matt Horan y su nueva formación presentaron “Driven by frustration”. Intensidad con sus características dosis de humor canalla. Sus directos son mucho más punk que lo que podemos intuir en sus discos, voz enorme y actitud de diez. Siempre un gusto verlos.
Y cerraba la noche, con más de media hora de retraso, el grupo británico de electrónica The Prodigy. El sonido no les acompañó y la puesta en escena acabó siendo un desenfrenó de luces y colores que te volaban la cabeza. Tal vez se esperaba más de una banda con una trayectoria tan longeva y unos discos que son ya referentes del movimiento “Big beat”, pero lo cierto es que su actuación fue bastante plana y sin sustancia. Momento álgido, como no podía ser de otra forma, con la redonda “Smack My Bitch Up” desatando la locura generalizada. En otra ocasión, tal vez, nos vayamos más contentos.
