Crónica: Felipe Martínez | Fotos: David Moya
El Parque Enrique Tierno Galván ha vuelto a recibir al Festival Tomavistas en su edición más especial de todas hasta el momento, su quinto aniversario. Un año más, el recinto se llenó de gente de todas las edades, pero sobre todo de familias con niños. Y es que es ya una de las mejores señas de identidad del festival, los niños con auriculares jugando por el parque durante la tarde antes de caer rendidos por la noche. Este año, la apuesta del festival por grupos más consagrados de la escena indie como Beach House y Spiritualized consiguió finalmente agotar todos los abonos.
Con el sold out logrado pocas horas antes de comenzar, Camellos, quienes dieron el concierto inaugural en el escenario Dr. Martens, ya estaba repleto de gente con ganas de pasárselo bien y saltar. Sus fans son bastante fieles, y aunque han actuado bastantes veces en Madrid, siempre están allí. Posiblemente el mayor aliciente para verlos de nuevo fuese que el mismo viernes editaran Arroz con cosas, un single que llevaban tocando en sus últimos conciertos, pero que aun así era muy esperado. Con apenas veinte minutos de diferencia, subieron al mismo escenario unos Niña Coyote eta Chica Tornado deseosos de hacer ruido con su combo de bajo y batería y sus sonidos doom y stoner.
El escenario principal Wondo, fue inaugurado este año por un Ángel Stanich que también puede presumir de tener una buena base de fans. Con un mediano cúmulo de gente agolpada frente al escenario, el resto de público comenzaba a llegar yendo de un lado a otro, mientras otra buena parte simplemente se sentaba sobre la hierba a disfrutar del buen tiempo. Con una bandera de Antigua y Barbuda delante del teclado, país del que toma el nombre su último disco, el concierto empezó con Escupe fuego y se fue animando hasta conforme iba llegando la gente, finalizando el set con Mátame camión.
Si inmediatamente después la programación del Escenario Jagermeister, la principal novedad de esta edición, comenzaba con Los Estanques y su fama de dar conciertos brutales, en la otra punta del recinto Las Odio tenían más problemas para arrancar. No fue hasta Fieras cuando se consiguieron encontrar cómodas del todo, y lamentablemente el tiempo que tenían para su concierto era bastante limitado. Se mostraron agradecidas con la organización por volver al primer festival al que tocaron y el público también se mostró igual con ellas mientras se despedían con los magníficos alegatos contra la situación de la escena con Indie español y ¡Las Odio!
TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO: UNA APUESTA SIEMPRE SEGURA
Los gallegos siempre son un seguro de vida para cualquier organizador. Tiene una amplia base de fans y sus conciertos nunca defraudan. Aunque después del ritmo frenético de directos que tuvieron después de Salve Discordia había tenido un respiro últimamente, volvieron de nuevo a Tomavistas con la energía y las ganas de siempre. Empezaron con Desmadre Estigio y continuaron con Gallo Negro Se Levanta. También tocaron O Isa, de su último EP, El Gatopardo. Después de Qué Hizo Por Ella Cuando La Encontró y una espectacular Baila Sumeria, llegó el turno de Seguidores y Barca Quemada. Son uno de los mejores grupos del panorama nacional de los últimos años y el público se acercó consecuentemente haciendo de su concierto el primero con una gran afluencia de público.
Otros que se dieron un baño de masas fueron Cala Vento con su recién estrenado Balanceo. El duo de guitarra y batería ofreció un concierto en el que sus fans se lo pasaron en grande, con muchos temas del último álbum, pero también del Fruto Panorama que los consagró en 2017. Parecía ser una de las bandas más esperadas de esta edición y cumplieron con crecer el papel que les tocaba.
CIGARETTES AFTER SEX: EN UNA HORA PELIGROSA
Con un set mucho menos pretencioso que su nombre, no fueron pocos los que fantasearon con la posibilidad de haberlos visto mientras anochecía. Aun así, son muy buenos y no causaron ningún sopor a pesar de la hora. Una puesta en escena sobria, con todos vestidos de negro y unos focos de luz blanca centrados en un Greg González que se gustó sobre el escenario. Un concierto perfecto para tomar un respiro sobre los escalones del anfiteatro antes de encarar la recta final del día. Sin ningún reproche, un concierto impecable en el que Nothing’s Gonna Hurt You Baby, Apocalypse y K recibieron los mayores aplausos del público.
Inmediatamente después, unos Wooden Shjips bastante más veteranos asaltaban el Dr. Martens a base de su sonido doom y stoner a ratos. Un Ripley Johnson en estado de gracia a los mandos de su guitarra. Un viaje por la California más psicodélica a base de delay y reverb con unas líneas de bajo potentes y un sintetizador que se entrelazaba constantemente con la guitarra creando pasajes reiterativos que iban y volvían sobre sí mismos una y otra vez hasta que un potente solo de guitarra los rompía. Impecables como siempre, unos músicos muy experimentados que saben cumplir su papel a la perfección.
BEACH HOUSE, LOS GRANDES TRIUNFADORES
Con el soplo de aire fresco en su sonido y en su carrera que les ha dado 7, Beach House eran posiblemente la banda más esperada de toda la edición (con permiso de Spiritualized). Lejos de un concierto anclado en torno a las texturas pop de Victoria Legrand, hubo unos extensos pasajes de ruido a cargo de guitarra y batería. Una actuación a la altura de lo que se les pedía, y mucho más que eso. Del ascenso de Levitation al precioso arpegio de PPP, pasando por las distorsionadas Dark Spring y Lemon Glow, fue un concierto redondo de principio a fin. Alternaron en su puesta en escena los colores lisos con imágenes levemente deformadas de ellos mismos tocando. También hubo un pequeño guiño a su aclamado Bloom con Lazuli y Myth. Con la gente completamente entregada a una banda en estado de gracia que se despidió con Dive dejando un concierto para el recuerdo.
De vuelta en el Dr. Martens, un Toro y Moi con su banda que ha acabado de abrazar el sonido funk de sus últimos trabajos en detrimento de la electrónica experimental del principio de su carrera. Un reciente Outer Peace muy bailable fue el protagonista de un concierto copado por las cajas de ritmos y el sonido g funk por momentos en el que la gente encaró el final de la noche. Acto seguido, Digitalism fueron los que pusieron el broche final.
Ante un primer día de festival muy redondo, cabe preguntarse si el de hoy estará a la altura. La suerte es que podremos comprobarlo in situ.