Redacción y fotos: David Moya
2018 ha sido un año que ha supuesto la vuelta, discográficamente hablando, de muchos grupos. Tanto nacionales como internacionales, y una de estas bandas han sido The Vaccines con su Combat Sports. Un disco de 11 temas muy cortos, tan cortos que en apenas media hora te lo has escuchado; pero quizás es que esa sea la seña de identidad de los londinenses. Aunque vayamos por partes.
Tras estar presente en muchos de los festivales que acontecen en nuestro país durante el verano, The Vaccines llegaban a Madrid anoche para presentarnos en La Riviera su último trabajo. Los elegidos para acompañarlos y calentar al público fuero The Parrots que, pese a no tener mucho que ver musicalmente hablando con los protagonistas de la noche, obtuvieron un resultado bastante notable de su corta actuación.
Pero llegaba el momento de los protagonistas, que no rozaron ni de lejos el sold out, pero cabe destacar la fidelidad del público que decidió acercarse hasta la sala. Antes hacía referencia a la duración de su nuevo disco y comentaba que era seña de identidad del grupo porque, pese a llevar un setlist de veinte temas, el concierto apenas sobrepasó la hora de duración. Con un Justin entregado desde la primera canción, Nightclub, el público demostró que pese a la actitud del conjunto allí habían ido a disfrutar de uno de sus grupos favoritos y no dudaron en cantar a viva voz y saltar todo lo posible. Sonaron temas como Dream Lover o Handsome, pero me llamó la atención Your love is my favourite band. ¿Por qué? Jamás había caído en que me recuerda de una forma desmesurada a Mando Diao. Pero no me preguntéis por qué, el caso es que me recuerda a los suecos.
Obviamente no podía faltar ese If you wanna que les hizo famosos en nuestro país por ser la banda sonora del anuncio veraniego de una marca de cerveza. Pero el momento más emotivo llegaba cuando el líder del grupo, Justin, nos contaba lo especial que era la ciudad de Madrid para ellos; se recordaba paseando por sus calles e incluso rodaron un videoclip en nuestra ciudad. Tras esto llegó ese All in White que es casi un himno.
No sé cuál sería el problema, o quizás ni siquiera lo hubiera. Pero anoche pudimos ver a un grupo muy soso para lo que suelen ser ellos y, excepto Justin, el resto transmitían la sensación de que estaban tocando por tocar. Sin ninguna pasión y ningún tipo de entrega pese a que el público lo dio todo desde el primer acorde. Cómo sería la cosa que al salir llegué a escuchar “a estos les quedan dos telediarios y pronto anuncian que se jubilan”. El tiempo lo dirá.