Curiosamente, el fervor que el Spring Festival ha descargado sobre la ciudad de Alicante en su presente edición dio comienzo ya algunas semanas antes de que el propio festival abriera sus puertas (consiguiendo además el primer sold out de su historia), y ello es debido a la gran entrega y devoción que la organización ha evidenciado durante las últimas semanas por devolverle a la ciudad un evento lleno de renombre, caché y visibilidad que ha logrado situar a la ciudad en el mapa de las grandes ligas festivaleras de nuestra geografía.
Con una propuesta que no terminaba en su mero cartel, el festival alicantino desplegó sobre la terreta alternativas tan singulares y celebradas como catas vinícolas, rutas gastronómicas, presentaciones literarias (Ana Curra, Eric Jiménez, Aarön Sáez) conciertos gratuitos (El Último Vecino, GLAS, Colectivo Da Silva, etc) y hasta un concurso de talentos emergentes (Emerge Alicante) organizado por Producciones Baltimore y la Concejalía de Alicante, y que se saldó con la victoria de MAZE (siendo automáticamente incluida en la programación regular del festival, con el privilegio correspondiente de situar su carismático proyecto personal codo con codo con otros grandes nombres de nuestro panorama).
La primera de las dos jornadas del Spring Festival arrancó el viernes 27 de mayo en el recinto Multiespacio Rabasa, haciendo alarde de esa oferta tan dispar y plural que define su cartel y en la que comenzamos sucumbiendo a los dulces encantos de NOBY (quien precisamente se alzó con la victoria en la anterior edición del mencionado concurso de talentos, Emerge Alicante) y quien con su relato melancólico en clave de soul íntimo y personal convirtió su acto en el perfecto abridor de ceremonias para una jornada cargada de emociones que estarían aún por llegar.
Con garbo y desenfado, el cuarteto Niña Polaca fue subiendo gradualmente el tono de la tarde, quienes a pesar de su bisoñez se saben ya ganadores desde el primer acorde gracias a esa frescura y ese dinamismo que desprenden y que les ha llevado a ser una de las propuestas más queridas de nuestra escena en los últimos años. Su capacidad para convertir en enérgicos y fraternales himnos algunas piezas que forman parte ya de nuestro catálogo de favoritas (Pdr Snchz, Nora, La Muerte de Mufasa) es innegable, y es exactamente en el directo (y más jugando en casa) donde su conexión con el público les lleva a alcanzar otras cuotas de entrega y presencia sobre las tablas. Y para rematar una actuación de diez bajo el abrasador sol alicantino, tuvieron además el decoro de invitar a Magüi de Ginebras a interpretar Magaluf, todo un colofón en alto para cerrar el calentamiento del público.
El ambiente estaba entrado en entusiasmo y expectación. Los asistentes comenzaban a ganar conciencia sobre lo especial que estaba siendo sentirse dentro de un festival después de tantos meses en los que la cultura ha estado enclaustrada y limitada. Y si alguien podía poner el broche de oro a esa sensación era efectivamente la artífice de una inmensa ristra de éxitos que durante 2020 se convirtieron en la banda sonora de muchos hogares confinados y que en adelante la acabarían convirtiendo en uno de los mayores capítulos de la historia reciente de nuestro pop: hablamos, por supuesto, de Paula Ribó y de su alter ego, Rigoberta Bandini. La catalana partía con el viento de cara desde el mismo momento en el que su banda poco a poco se dejara ver sobre las tablas del Escenario Vibra Mahou, arropados por el clamor de un público al que se ha metido en el bolsillo en tiempo récord gracias a su surrealismo honesto y su nada desdeñable habilidad para regalarnos clásicos instantáneos. Los cuales, por descontado, conquistaron a un numerosísimo respetable (Perra, In Spain We Call It Soledad, y obviamente la eurovisiva y aclamada Ay Mamá), clavando así la bandera Bandini oficialmente en Alicante.
Paralelamente a esta debacle de sentimientos a flor de piel e icónicas consignas pop, por su parte las guitarras no dejaron de rugir en el Escenario Alicante City & Beach, pues la noche se cernía gradualmente sobre el cielo de la terreta y solo el relato etéreo y los golpes de luz sintética de una banda tan valorada y apreciada como Triángulo de Amor Bizarro podían poner palabras a ese momento mágico y vespertino que supone la caída definitiva del sol. La entrega de este testigo acontecía el maridaje de las voces atlánticas de Isa y Rodrigo con una velada mediterránea en la que se sucedieron capítulos tan emblemáticos del repertorio del cuarteto de A Coruña como El Fantasma de la Transición o Vigilantes del Espejo.
Poco después de que los gallegos cerraran por todo lo alto su esperada visita a estas tierras alicantinas, el Escenario Vibra Mahou ya comenzaba a calentar motores de nuevo y a reconstruirse tras el huracán Bandini para dar paso a otro fenómeno de magnitudes parejas: el aterrizaje de Love of Lesbian y de todos los singulares personajes que se dan cita en su infinito registro. Recién llegados de Londres y en medio de su año más internacional, tuvimos la inmensa suerte de que Santi, Julián, Jordi y Uri (junto a sus habituales compañeros de directo) eligieran nuestra ciudad y la programación del Spring Festival entre las escasas citas nacionales que han programado para 2022, y como cabía esperar, su atronadora puesta en escena no dejó indiferente a nadie. Pasan los años y su capacidad para tocar la fibra sensible continúa intacta, ya sea echando mano de los clásicos de siempre (Belice, Allí Donde Solíamos Gritar, Incapacidad Moral Transitoria) o volviéndonos a conquistar con nuevas proclamas (El Sur, Cosmos), siendo justamente ésta la razón por la que su icónica presencia es siempre una garantía de éxito en cualquier festival que se precie y una excusa perfecta para revisitar el imaginario de estos locos poetas de nuestro hoy, ayer y siempre. Además, con topless incluido por parte de Santi Balmes, ¿qué más se puede pedir?
De forma muy acertada y paralelamente a la programación formal de los dos escenarios principales, el festival también ofertó la oportunidad de bailar al ritmo de los temazos con los que diferentes djs locales e invitados nutrieron el Escenario Stereo Club (en colaboración con la mítica Sala Stereo de Alicante, que durante tantos años ha sido punto de encuentro de la música y el ocio nocturno en la ciudad levantina). En este enclave pudimos disfrutar del paso de algunos de sus djs residentes (Blitzmix y Papotefuegote), del ecléctico dúo de productores valencianos Wisemen Project y de los veteranos cierra-cotarros We Are Not Djs, poniendo el punto y aparte a la primera jornada del festival alicantino.