Redacción: Andrea Genovart
No vamos a decir que lo que sucedió fue contra todo pronóstico pero sí fue contra lo que es habitual: una joven estrella local de flamenco fue la artista a destacar del Sónar del viernes. Y cuando nos referimos a viernes hablamos de la programación de los dos espacios de Sónar de Día y Sónar de Noche. Incomprensiblemente, la organización programó a la autora de su debut Los Ángeles en el SónarHall, de los escenarios más limitados en aforo de la Fira Montjuic. De hecho, un par de horas antes había tocado su compañero de directo y guitarrista en el tándem necesario de su proyecto Raül Refree, con una intervención excepcional y pensada para la ocasión: melodías rotas y dispares, desesperados y angustiosos chillidos instantáneos dialogaron con las proyecciones abstractas en las paredes de un cubículo de Isaki Lacuesta.
Se sabía que el concierto del Sónar prometía porque lo que veríamos sería un avance y presentación de la nueva Rosalía. Pero parece ser que el evento no estuvo a la altura del acontecimiento, menos aún después de el gran recibimiento y repercusión de Malamente, que solamente pudo que aumentar más la impaciencia de ver a la artista.
¿El resultado? El doble de la gente que se encontraba dentro del espacio dedicado al show fuera, haciendo cola, esperando inútilmente fuera una hora, conformándose con no moverse y seguir pitando disgustados con el festival. La gente que vio la nueva faceta y trabajo de la joven de Sant Esteve Sesrovires fue privilegiada, pues. Y no solamente por el hecho de verla sino por lo que allí ocurrió.
Con un equipo de bailarinas vestidas completamente de blanco, Rosalía nos ofreció la nueva y modernizada cara del flamenco. La fusión con el r&b y la electrónica no eran ningún tanteo tímido a la espera de probar aceptación: han sido traídos para reivindicarse y vestir a lo que será la nueva musa del panorama español.
Obviamente no podemos obviar que a este nuevo giro rítmico viene acompañado necesariamente por unos bailes y coreografías que ahora forman parte de la preparación y ensayo de esta joven que se erige en el escenario con un equipo todavía mayor. Ver a Rosalía ya no es solamente presenciar el directo de una voz insólita y de otro planeta; ver a Rosalía es ahora ver todo lo que conlleva: su ejército, su vestimenta, la facilidad con la que se desenvuelve y se impone teniendo tan poca edad. Toda ella es espectacular, en el sentido literal del término. Así pues, no es una barbaridad suponer que ha sido en el Sónar donde hemos podido ver algo muy pequeño de lo que va a ser la nueva Beyoncé española.
El resto de jornada diurna no era para menos: el estreno de Liberato en nuestro país, con una gran acogida; el hip - hop alternativo de Pedro Ladroga o la fiesta carnavalera del dúo Distruction Boyz se unen también a la lista de los artistas destacables del segundo día del Sónar de Día.
Cabe destacar el directo magistral ofrecido por SOPHIE en el SónarDome, una propuesta sumamente vanguardista donde se entrelaza el baile, el techno, la imagen y las proyecciones desde el prisma del género y la sobreestimulación postmoderna; un show de solamente un año de antigüedad y extraordinariamente a rebosar de nuevas formas de creatividad.
Y, cómo no y para despedir las horas de sol, una de las pinchadas más esperadas del festival: la de Alva Noto y su espectáculo UNIEQAV. El alemán trabajó con el sonido y la luz llevándolos a su mínima expresión: una experiencia minimal en busca de la pureza que las dos naturalezas, juntas y por diferido, son capaces de ofrecer y que normalmente eclipsamos. Una hora tejiendo una línea hipnótica a través de un sonido absolutamente rudo y unos visuales monocromáticos pero de impacto.
La parte nocturna del festival no pintaba para menos y así fue. Estaba claro que el 80% de la gente a las 22 de la noche solamente tenía en mente Gorillaz, el grupo de electrónica y hip-hop que siempre buscando formatos nuevos y respaldado por figuras de animación, del ex - líder de Blur Damon Albarn. Desde luego una oportunidad de ver semejante directo ya que su actividad es inestable e impredecible en el tiempo, además de ofrecer unos conciertos reforzados no solamente en el plano musical sino también en lo visual y en sus constantes colaboraciones.
Todo ello se cumplió en el SónarClub, que invitó a los escenarios a Little Simz - que actuó el día anterior en el Sónar de Día -, a Jaime Principle y a De LaSoul. Quizá no fue de los mejores set lists de la banda ya que faltaron algunos clásicos o temas cruciales de Humanz, del que tocaron solamente dos, pero sí que fue una presentación de su nuevo LP donde predomina el gospel - que en el escenario contaba con una banda de seis coristas - y que lamentablemente afloja en velocidad. Sin embargo, eso no fue desventaja para que el público estuviese animado y todavía más al ver un Damon Albarn desatado y con constantes y tímidos ataques de risa, seguramente fruto de su normalizada embriaguez.
Bonobo también fue presentado como uno de los platos fuertes del viernes noche. Un espectáculo visual basado en la naturaleza y el cromatismo desértico amparó una actuación de un sonido fresco y celestial donde los estupefacientes ya dejaron de ser disimulados y el público se lanzó desvergonzadamente a bailar dejándose llevar por un plano místico y sensorial.
Yung Lean en el SónarPub tampoco fue para menos. Con un gorro de policia que era difícil de encajar, quedó confirmado que el joven es uno de los fenómenos del trap internacional del momento, y que el público de allí no estaba por la casualidad de la curiosidad o sencillamente le daba igual qué música envolverlos de fondo. Eran seguidores que coreaban sus canciones, que oscilaban desde el hip - hop más convencional hasta unas bases melódicas y lentas de un aire más sentimental.
No obstante, el directo adquirió un ambiente de cierta profundidad que es el que intenta reflejar Lean en sus temas, cosa que lo diferencia de esa imagen arquetípica del género del trap.
A su lado, el techno progresivo de Bicep, la dureza de Alicia Carrera, el subidón de Kode9 o la celebración de Diplo no tuvieron nada que envidiar a todo un cartel de viernes noche que cerró en sintonía con una balanza equilibrada por la diversión y la vanguardia.