Redacción y Fotos: Blanca Gemma
Tomavistas Extra inauguraba sus conciertos con la primera de sus dobles fechas, con una sorprendente Le Parody que daría paso al gran concierto de la noche, María Arnal i Marcel Bagés junto con la ambientación de Yahaira en la mesa de DJ en el ya habitual Parque Enrique Tierno Galván.
El público comenzaba de manera escalonada a ubicarse en sus asientos mientras Yahaira nos envolvía con su sesión de disco y house, haciendo de la llegada una fiesta electrónica muy atmosférica, con característicos ritmos chamánicos entre su repertorio variado, que la venezolana fue alternando más tarde con sus influencias indies. Tras una hora de la apertura de puertas, llegaba el momento de dar la bienvenida a Le Parody, con el primer concierto de la tarde-noche.
Sole nos sorprendía con, probablemente, la anécdota de la fecha, y es que la artista subía a la tarima acompañada de un evolucionado estado de embarazo. Algo que seguro, Le Parody disfrutó por partida doble con su futuro bebé, presentando sus últimos cortes, Palio y Duelo junto a su Porvenir, LP de 2019.
La andaluza dejaba al público fascinado entre la fuerza de los beats de cada uno de los temas y su canto hipnótico, que como un mantra creaba en el Enrique Tierno Galván una atmósfera mágica y oscura, acompañando la caída del sol. Su sonido, visceral y realmente característico, conjuga la cultura del techno y las raves con el cancionero popular andaluz y nos hacía enfrascarnos en su juego, entre el simbolismo de temas como Flores y la actualidad con cortes como el tan contemporáneo Alepo.
Un golpe de realidad enclaustrado en la fusión de sonidos tradicionalmente inconexos y que sin embargo, característica que comparte con María Arnal i Marcel Bagés y otros artistas de actualidad como Califato ¾, Queralt Lahoz o Baiuca entre muchos, saben maridar tan bien. Así, abríamos boca con este fascinante aperitivo para esperar la entrada de María Arnal i Marcel Bagés al escenario, de nuevo ambientados con los sonidos de Yahaira en la mesa de Aperol Spritz.
Se hacía el silencio y entre la oscuridad, aparecía María Arnal, junto a sus dos coristas Marta y Elena, vestidas de un blanco impoluto; tras ellas, Marcel Bagés y David Soler ocupaban, algo más atrasados, sus puestos en los laterales. La cálida voz de María Arnal iluminaba al público y presentaba el viaje místico que íbamos a experimentar entre sus clamores y los diferentes conflictos internos que se revelan en su reciente LP ‘CLAMOR’, junto con los temas más populares de 45 Cerebros y 1 Corazón, que tan bien han sabido envejecer.
Realmente sí, era un Milagro poder estar allí, poder contemplar la belleza de esta y de melodías como El gran silencio o Cant de la Sibil·la. Ésta última, lograba elevarnos, más allá de ser una mera polifonía de corte litúrgico medieval… a las voces, llenas de magia y color, se unían cánticos de aves y sonidos de la sierra de Badalona que sumaban un punto extra de espiritualidad al momento, dejando al público completamente embrujado, para acabarnos de romper con La gent, que subía pulsaciones y convertía el fervor del momento en una fiesta de electrónica mística, cerrando esta primera media hora con A la vida, de su anterior 45 Cerebros y 1 Corazón, que el público cantó a viva voz acompañando a los artistas.
Notablemente emocionada, María nos contagió de su esplendor y vitalidad en una impactante puesta de escena, en ocasiones muy performática, donde tras Bienes vimos a la cantante interpretar con gran éxtasis la Canción Total, que dejó por momentos completar al público en a capella. En un espectáculo donde nos fue imposible descansar la vista por un momento, lleno de una creciente intensidad, cada vez el público se sumaba más a la participación del directo, ya bautizados en el gran CLAMOR de los catalanes, uniendo capas y capas de diferentes voces, y completando el directo con Tú Que Vienes a Rondarme del anterior álbum y Fiera de mí, desatando una completa locura fuera y dentro del escenario, donde pudimos ver a María bailar, poseída finalmente por los sonidos electrónicos y orgánicos en que se funde este último tema.
Abrazados, se despedían de nosotros, para volver, no regalándonos un bis sino tres, Meteorit ferit, siguiendo el rastro sonoro de una Lágrima de San Lorenzo, Jaque y Ventura, acabando por todo lo alto entre el juego melódico de los sintetizadores y su irrefrenable energía, saltando y bailando sin control con cientos de parroquianos congregados al son de “todo lo que no ves…”. Sencillamente, un regreso espectacular.