Redacción: Blanca Gemma
El pasado 17 de Septiembre, Tomavistas Extra se vestía con sus mejores galas para inaugurar una nueva fase junto a Maika Makovski y Rufus T. Firefly. El espacio, dividido en dos secciones, recuperaba el espíritu del festival que todos estábamos deseando revivir. Así, nada más entrar descubrimos una amplia área de restauración y un escenario DJ de Aperol junto a unas hamacas, para hacer de nuestra espera durante los conciertos un momento de conversación, reencuentros y relax. En lo que respecta a la zona de conciertos, Tomavistas desvelaba un gran espacio de sillas y dos amplias gradas escaleras de butacas a cada lado, que hacían posible crear un ambiente híbrido de festival, con cientos de personas disfrutando del evento.
Con ello, Maika Makovski daba entrada a este Tomavistas Extra, desplegando su álbum MKMK, contundente, robusto y con un particular sonido rock muy original que junto a su puesta en escena, dejaría fascinados al público presente, y muy difícil de superar ese esplendor para los respetables Rufus T. Firefly. La mallorquina-macedonia-andaluza saltaba entonces al escenario junto a su increíble banda de músicos (por cierto, muy polivalentes) respetando la hora marcada, para demostrar su carácter sobre la tarima. Percusión, teclados, sintes, guitarra, bajo y voces se unían en diferentes armonías y texturas, mientras divisamos múltiples cambios de instrumento a cada canción, que nos dejaban verdaderamente boquiabiertos.
Con total crudeza, nos interpretaron temas como “Scared of Dirt” o “Lava Love”, haciendo crecer la intensidad del directo con “Reaching Out To You” y “You Reflection”… Maika Makovski definitivamente es una banda que bebe y se nutre en cada concierto, que toma el escenario como hábitat natural, se mueve y desenvuelve hasta trastocar y trastornar a los espectadores, sumergiéndolos en su imaginario. Jugaron entonces con nosotros con “Purpose” pero también nos transmitieron calma con “Places Where We Used To Sit”, título por cierto muy oportuno para recordar esa pequeña nota mental de “recuerda no levantar el culo de la silla”, misión muy complicada cuando la diversión está tan bien servida. Y aún con sólo seis minutos, la banda continuaba escupiéndonos pura adrenalina, poniendo el broche final a tan excelente obra con “Love You Till I Die” y “I Live On A Boat”. Músicos soberbios y cierre apoteósico… ¿seguro era la banda telonera?.
Tras una pausa, llegaba Rufus T. Firefly con una arriesgada apuesta para su directo. Y es que los allí presentes pudimos realizar una completa pre-escucha del nuevo LP que está por venir. Sumado a este acto de valentía, aparecían entre el maravilloso juego de luces todos los miembros, mostrando su declaración de intenciones desde el inicio… situando a cada una de las personas, de los músicos, conformando una pirámide donde su disposición no dejaba atrás, entre las sombras, a ninguno de los compañeros de Victor Cabezuelo. Porque al fin y al cabo, todos tienen igual importancia, y es que sin ellos, efectivamente, nada sonaría igual.
Sin embargo, aunque fue un concierto de corazón, y un discurso auténtico y verdaderamente pasional, las expectativas de lo que estaba por venir se desinflaron un tanto, quizás por la nueva sonoridad de la banda, o por el desconocimiento de estos nuevos tracks, que dejaban al nuevo proyecto de Rufus T. Firefly a medio gas. Probablemente porque este álbum esté aún por rodar, o puede que la fidelidad a aquella vaporosa psicodelia de grandes temas como “Magnolia” o “Torre de Marfil“ se perdían entre ese juego que combinaba un nuevo Groove muy 70s, más insistente en el sonido wah-wah de las guitarras, y aunque reservando un cierto colorido transicional con álbumes anteriores, esta vez más cercano a la música soul de Marvin Gaye, que expresamente toman como referente.
“Templehof” inició tímidamente un setlist del que poco a poco irían desnudándose nuevos matices de la banda. Tras “Torre de Marfil”, sencillo publicado este mismo año, y su también descubierto “Polvo de diamantes”, bajaban el ritmo con la delicadeza de “El Hombre de Otro Tiempo”, que emocionaba y fundía en una abrazo a Victor y Marta. Los artistas entonces nos sorprendían con la incorporación de Anni B Sweet al escenario, la cual agradecida aportaba gran calidez a “Lafayette”, bajando aún más las revoluciones con “Selene”.
Una ligera pausa de respiración rompía con la adaptación de “Nebulosa Jade” a este estrenado estilo de Rufus T. Firefly, a fin de contentar a los adeptos, un arreglo que rebajaba la profundidad del corte original, pero que sin embargo se fundió muy elegantemente con “Sé Dónde Van Los Patos Cuando Se Congela El Lago”. Cerraban su noche con una de las canciones probablemente más esperada del público, “Un Breve e Insignificante Momento En La Breve E Insignificante Historia De La Humanidad” que aprovecharon para mencionar a Maika Makovski, como guiño a su maravilloso concierto, sustituyendo así el “vinilo de Cala Vento” por el de sus compañeros de escenario. Finalmente, la visceralidad de “Río Wolf” hacían levantar al público en fervientes aplausos, mientras caía una repentina y ligera lluvia, que se fundía en esa comunión musical que tanto conecta con el registro íntimo y personal de la banda.
Ha sido una primera incursión, pero tendremos que acostumbrar nuestros oídos a lo que viene… porque en el fondo, como siempre, también nos acabará de gustar.
