Redacción y Fotos: Blanca Gemma
Esta segunda jornada del festival madrileño estuvo marcada por conciertos épicos de grandes glorias del rock como Queens of the Stone Age y The Black Keys, sin dejar de lado el espíritu pop de uno de los mayores artistas del momento como Sam Smith o Angel Olsen, destacada artista que forma parte de la última generación de cantautoras relevantes de los EEUU. Mumford & Sons dieron además el toque más folk a la noche, encendida por esos fuegos artificiales que cerraron su concierto, junto al islandés Kaleo que aportó la chispa country más oscura de la jornada.
Un día mas, el sol no daba tregua, y bajo la ardua caminata de veinte minutos hasta el recinto pudimos escuchar a un Kevin Morby que sobre las 18:30h nos amenizaba el paseo bajo los ecos de “Triumph”, uno de sus grandes hits de su último álbum ‘More Photographs (A Continuum)’. Con ello, llegamos desde el asfalto infernal a tocar césped y cielo con Angel Olsen, preparada para desplegar todas sus dotes como la gran cantautora americana que es. Así, pudimos reposar corazón y espíritu para embelesarnos con un repertorio que celebraba su ‘Big Time’ de 2022. Con una proyección que nos situaba en un paisaje idílico, entre el campo y las flores, la artista también nos desvelaba “I’ll See You Tonight”, una canción aún sin publicar que interpretó en exclusiva para el público madrileño.
Entre tema y tema, no dudamos en visitar a Puscifer, un proyecto del que otros compañeros de profesión habían suscitado mucha expectativa tras su paso por Barcelona. Y lo cierto es que fueron toda una sorpresa que el festival bien supo integrar en uno de los escenarios principales, sobretodo teniendo en cuenta el horario en que tocaban. Vestidos como mods y con proyecciones muy “Matrix”, encontramos para nuestro asombro a Maynard James Keenan como cabeza de este grupo, más conocido por formar parte de proyectos como Tool, su banda madre, o A Perfect Circle. Así que, ver este directo sin aún aglomeración alguna, fue todo un privilegio y una experiencia, que no sólo goza de calidad musical sino de unas dotes artísticas inusuales que rebosan creatividad. Mucha crítica de cuestión político-social, guiños a los Monty Python, momentos de performance y un hilarante dramatismo acompañaban el rock envolvente con el que fijamos la mirada en temas como “Horizons”, “Bullet Train to Iowa” o “Conditions of My Parole”.
Poco a poco, la calma se iría transformando en energía, excitación y éxtasis a lo largo de la tarde. Y es que tras este buen calentamiento, Sam Smith se apoderaría de nosotros con su presencia sobre un áureo escenario, con equipo, cantantes, artistas e incluso un gran decorado de un cuerpo desnudo, tumbado de espaldas a nosotros, de un brillante tono dorado. Ataviado con un maravilloso corsé y conjuntando con pantalón, micro y demás complementos, aparecía vibrante sobre el escenario para cautivar nuestras miradas con “Stay With Me”... y allí nos quedamos. Sam Smith nos contaba, era la primera vez que con su tour ‘Gloria’ salía fuera de su país de gira, quizás mayor motivo para enmarcar esa constante sonrisa con la que continuaba cantando “Like I Can” o “Too Good at Goodbyes”, dedicándose además a mostrarnos gestos de saludo, notablemente emocionado con su público. Así, el británico ponía el contrapunto con su apoteósico repertorio, lleno de grandes hits propios, covers y colaboraciones, que llenaban el recinto de melodías disco, haciendo mover caderas a todos los presentes. Hubo mucha coreo y también mucho cambio de vestuario, sorprendiéndonos en cada ocasión con modelitos arriesgados y “momentos pasarela”, compartiendo con nosotros temas como “Love Goes” o “I’m Not Here to Make Friends”. El punto final de este gran “cabaret gay”, citando literalmente al propio artista, lo puso con dos grandes temas: “Gloria” y “Unholy”, bajo un velo blanco y una corona de espinas que rápidamente se quitaba para transformarse en un demonio de voz celestial y llegar al apogeo final, con un look salvaje de estilo bondage.
Entre canciones de esta fiesta, pasamos a saludar a Tash Sultana... y es que la hora de lo excepcional parecía coincidir en talentos. La todopoderosa australiana no podía pasar desapercibida, capaz de tocar más de 20 instrumentos, dejaba con la boca abierta al público del escenario 3 con temas como “Crop Circles”, “Willow Tree” o su mayor éxito, “Jungle”. No sólo dispuesta a tocar temazos, nos mostraba como es de costumbre en sus conciertos, sus dotes como polinstrumentista, regalándonos pasajes melódicos y solos instrumentales que improvisaba al momento con su loopstation. Verdaderamente formidable.
Anécdota a parte, de camino al escenario principal nos topamos, para nuestra sorpresa, a Rebeca interpretando canciones como “Duro de pelar” o “Qué no daría yo” en La Tómbola de Vibra Mahou, que había organizado una tremenda verbena en la zona de activaciones, siendo éste probablemente el mejor de todos los stands.
Llegaba entonces el momento del épico estallido rock con Queens Of The Stone Age, que además estrenarían el terreno de pogos en el festival. Una banda más que esperada, que el pasado año caía del cartel y que en este, obtendrían su revancha, saciando las ganas de jaleo con las que el público venía preparado. Un rock punzante, oscuro y muy enérgico, que hizo las delicias de los presentes desde el inicio con “No One Knows” hasta el cierre con “Song for the Dead”, demostrando a un frontman en plena forma, a pesar del historial que lleva cargando bajo sus espaldas en estos últimos años. El que fue fundador de Kyuss, sacaba a relucir los clásicos de Queens of the Stone Age, reivindicando el stoner del que es embajador con “The Evil Has Landed”, regalando momentos más pausados con “Make It Wit Chu” y desatando la furia en “Go With The Flow”. La verdad, a pesar de sonar canciones como “Carnavouyeur” o “Paper Machete” de su último álbum, que probablemente eran las menos conocidas, no faltó en este equilibrado setlist ni un buen temazo, ¡qué manera de desempolvar repertorio!
A eso de las 23:00h, cantidad de público se comenzaba a apelotonar para, diez minutos más tardes, escuchar en el escenario principal la llegada de Mumford & Sons, los Coldplay del folk pop británico, sobre fuegos artificiales. Anunciaban así su entrada con “Babel” en lo que sería el concierto más anodino de la noche. Inexplicable elección como cabezas de cartel, incomprensible horario para un grupo que merece sonar sobre el atardecer... sobretodo teniendo en cuenta que su época dorada pasó ya hace unos cuantos años y su última publicación, ‘Delta’, tiene ya 5 años de antigüedad. Un setlist neutro y plano pero cumplidor que logró mantener al público, al menos en cautiva parsimonia, con temas como “Guiding Light” o “Lover of the Light”, elevando las pulsaciones puntualmente con “Ditmas”, donde Marcus se aproximó a la masa de fans para cantar junto a ellos.
Si conocéis eso de que “el remedio es peor que la enfermedad”, pasar por Kaleo tampoco fue una alternativa mucho mejor. Con una iluminación muy pobre durante todo su concierto, el espacio del escenario 3 se convertía en buena opción para muchos asistentes de disfrutar de las nanas más oscuras del islandés, con pasajes country que eran literalmente, toda una ensoñación en directo. Pero entre las cabezadas, también hubo momentos poderosos con las guitarras punzantes de “No Good”, a juego con su por momentos, rasgada voz, y “Way Down We Go”, porque evidentemente, es un hit que todos conocemos. Un artista que seguro, brillaría muchísimo más en una sala y con un ambiente mucho más intimista.
El punto y final lo remediaban The Black Keys, que ofrecieron un concierto increíble para cerrar este viernes de Mad Cool. Sin dejar un éxito fuera, comenzaron presentándose con “I Got Mine” para adelantarnos su monumental “Gold on the Ceiling”. Todo un regalo para quienes decidimos marchar antes de la finalización del concierto, por aquello de evitar formar parte del elenco de The Walking Dead de regreso a las lanzaderas. Dan Auerbach y Patrick Carney, guitarra y batería, mostraron ser dos grandes veteranos del rock garagero en toda regla. Para deleite de los melómanos, “Have Love, Will Travel” de Richard Berry sonó espectacular, gracias también a la compañía del resto de músicos que los respaldaban detrás, sin quitarles en ningún momento su merecido protagonismo. Mucho sudor y garra, era verdaderamente emocionante ver cómo Dan se desenvolvía por el escenario... así, lo llenaba con “Howlin’ for You”, vaticinado por el ritmo de Patrick a la batería y un firme “Alright!” que el público también acompañó a pleno pulmón. Uno de los momentos cumbre con los que decidimos marchar, por todo lo alto, para preparar la última jornada de esta edición.