Redacción: Javier Nieto | Fotos: Victor Moreno
Reencuentro un año más con el precioso ciclo de Noches del Botánico que por el entorno, el clima o principalmente por la exquisita elección y apuesta musical, es uno de los ciclos capitalinos, qué sin lugar a dudas, más nos gusta.
En esta ocasión volvimos a donde solíamos aparcar para disfrutar de dos conciertos bastante antagónicos. Por un lado, la apuesta de McEnroe por el rock melódico pausado y por otro la psicodelia, que ha vivido su año mágico, de la mano de Los Estanques y Anni B Sweet.
Ricardo Lezón, que ha cambiado gorra por sombrero, nos presenta junto a su banda más de 20 años de trayectoria dentro de los circuitos independientes. Con su característica voz nos va desgranando alguna de las canciones de su discografía y que tras la extinta gira del 20 aniversario, escoge temas no tan comunes en sus conciertos.
Apuesta calmada para una noche veraniega disfrutando con una copa de vino y como antesala de lo que viene después. Rugen las flores o La electricidad dejan muy buen sabor de boca y esperemos que salgan más bolos para McEnroe y poder disfrutar de una banda que se mueve como pez en el agua en el ambiente más independiente del pop-rock.
Tras McEnroe es hora de Los Estanques y Anni B Sweet, que tras su paso por la edición 2022 de Noches del Botánico, repiten en esta ocasión para afianzar el éxito cosechado durante estos 12 meses. Su disco Burbuja cómoda y elefante inesperado ha sido toda una revelación en el panorama nacional y ni ellos mismos se llegaban a imaginar el éxito obtenido con esta simbiosis.
Se presentan en el escenario con sus ropajes azules cual monje franciscano para interpretar sin pausa el disco al completo, sin saludos, sin otra dedicación que hacer la música que les ha llevado hasta aquí. No hay trampa ni cartón, ante un único disco en el mercado, tienen que interpretarlo de arriba abajo, es lo que hemos venido a ver y disfrutar. Sin artificios de luces, ni imágenes y con un impecable sonido, desgranan tema a tema todo el disco. Desde el arranque con He bebido tanto (que..) hasta Vuelve a oscurecer, toda una montaña rusa de sonido, de rock y psicodelia que disfrutan sin parar.
Para esta ocasión se hacen rodear, ni más ni menos que de otros 10 monjes más; coros, sección de vientos y sección de cuerdas que arropan a la banda, dando aún si cabe, más rotundidez y empaque a las composiciones del disco.
Tras los 40 minutos que dura el disco interpretan canciones de Los Estanques como Carne de cañón, Clavos de papel o No hay vuelta atrás, así como la ya mítica Ima Suri Dondai, que en esta ocasión suena con mayor vigor aún si cabe.
Como ya nos tiene acostumbrados, se despiden con dos temas finales de la discografía de Anni; Juramento y Buen viaje, que se integran a las mil maravillas en la psicodelia que la banda aporta a las versiones. Sonrisas a la salida que delatan que la gente lo ha disfrutado y lo ha pasado bien.
