Redacción: Miguel Vico
Los seres humanos tenemos miedos. Es algo natural, es el puro rechazo de algo desconocido, casi es sentido común. Uno de los miedos más frecuentes es el miedo a hacerse mayor y a dejar de encajar en el marco social de la juventud. Resulta que después de estar en un concierto como el de Lil Xan…dios mío, estoy aterrado.
Las oportunidades que hay de ver rap americano en nuestro país generalmente son escasas. Por ello, vi la ocasión de ver a un artista destacado del mumble rap en la capital como casi una obligación. La repercusión de este género en nuestro país es casi inexistente pero es muy interesante ver reflejos de un movimiento tan relevante al otro lado del charco. No era el primer concierto que veía de trap, así que sus puntos “fuertes” y débiles ya me los veía venir.
El concierto permitía el acceso a la sala a menores, por lo que pude ver a muchos padres alucinar al igual que yo con este nuevo movimiento artístico. Pero no alucinar en un sentido positivo. En primer lugar, nunca llegaré a entender los compañeros que hacen apoyo al artista en este tipo de conciertos. De un lado para otro, sin hacer prácticamente nada a excepción de bailar. Entiendo que puede animar al público y darle vidilla…pero no es que estuviéramos ante un verdadero showman.
Pronto saldría Lil Xan, un artista al que no se le puede negar que algo de personalidad tiene. Eso no quita que pareciera una calavera andante, pero oye, para gustos colores (como siempre). Empezaría fuerte, ¡incluso interpretó al completo la primera canción! Más tarde recuperaría la tendencia trapera de cantar las canciones a medias.
Realmente es muy curioso, desde el surgimiento del fenómeno comercial de la electrónica, la importancia del espíritu showman ha crecido de forma desmesurada, transformándose en lo que tenemos hoy en día. Se les veía las ganas de destacar y, de hecho, animaron a su público a la perfección. De ahí mi miedo a estar envejeciendo demasiado rápido. ¿Es normal que ya no me haga gracia que tiren líquidos al público como acto irreverente? Quizás no me lo tomaba en serio porque al final era agua, las cosas de tener un público menor de edad… Eso sí, chapó por el reparto de agua que hicieron durante todo el concierto, stay hydrated (siempre).
Lil Xan se pasó la mitad del concierto diciendo “Te Amo” y el público el tres cuartas partes gritando “Xanarchy”. Hubo un momento en el que mi paciencia respecto al público que solo sabía corear “Xanarchy” y “Diego” empezó a desaparecer. Sin embargo, el joven artista afirmo en múltiples ocasiones que se trataba del mejor público de todo el tour. Me gustaría ver qué dijo en el resto de salas. En cualquier caso, es evidente que la gente estuvo completamente satisfecha con el artista y el show entregado. Por gustos personales, disfruté especialmente Color Blind, su colaboración con Diplo. También cantó sus últimos temas y hasta una novedad que formará parte de su nuevo álbum.
También hubo menciones especiales para Lil Peep y XXXTENTACION. Dos referentes del género idos demasiado pronto. Por supuesto el público mostró sus respectos mientras sonaba música de ambos.
Cabe destacar que el show tenía algo más de lo que parece por mis palabras. El DJ era decente y el show contaba con un guitarrista que, a pesar de que parecía muy disgustado, era un gran músico y dio interesantes giros de tuerca a algunas de las canciones.
¡Incluso en un momento Lil Xan cogió una guitarra! Para estamparla contra el suelo. Puedo prometer que las caras que se nos quedaron a todos los que se veía claramente que no encajábamos en ese ambiente era un poema. El público enloqueció, la rebeldía llevada al “extremo”.
Haciendo un balance final, ¡estuvo curioso! Quizás no termine de entender cómo se mueven estos nuevos artistas pero algo es claro, tienen un público al que le encanta todo ello. Por ello, hasta tengo de ilusión de volverle a ver, me gustaría ver como madura artista y público con el paso del tiempo. Dios mío, ya sueno como un padre.