Redacción y Fotos: Blanca Gemma
Madrid daba de nuevo la bienvenida, desde el Teatro Barceló, a La Demoscópica de Mondo Sonoro: una gran celebración de nuestro potente talento nacional. En esta ocasión, la fiesta contó con Rococó (tras la baja de última hora de Menta por motivos de salud), Besmaya, dani y La Paloma, que se reunieron en la capital para presentar sus diferentes directos.
Mondo Sonoro sin lugar a dudas, apostaba una vez más por una ecléctica selección de artistas, con una amalgama de proyectos diversos, con el objetivo de dar visibilidad a sus carreras dentro de la escena indie, el pop o el rock. Una fiesta que podemos considerar como visionaria de la tendencia nacional, ya que en otras ocasiones ya puso el ojo en ahora nombres indispensables como Lori Meyers, Cariño o Derby Motoreta’s Burrito Kachimba.
Así, vimos desde primera hora con una sala aún a medio llenar a los madrileños Rococó, que nos sorprendían con su energía, envuelta en un sonido camino entre el pop, el emo punk e incluso el urbano. Una vibra que supieron mantener de principio a fin, sonando temas de su último lanzamiento ‘No me sale querer’ como “Bajona”, “Tu círculo” o “Ansiedad y TV” con un pequeño grupo de verdaderos fans que no sólo corearon todos sus estribillos, sino que se atrevieron también a pogear los temas más cañeros… Incluso tuvieron espacio para una intensa colaboración. A pesar de que la banda era una sustitución de último momento y que muchos parecían no conocerla, no cabe duda de que marcaron el principio de la tarde con un directo lleno de fuerza.
Más tarde Besmaya se incorporaría al escenario, aprovechando también para presentar su nuevo lanzamiento “GAS”, que salía ese mismo jueves, y celebrarlo así con sus fans. El dúo vasco-barcelonés, formado por Javier Echávarri y Javier Ojanguren, mostraba al público su característico sonido, a caballo entre lo urbano y lo orgánico, que desde hace además un año cuenta con la confianza de Sony, con quien firmaron para presentar su EP homónimo debut. Desde lo personal y lo gamberro, nos hacían viajar por emociones frente a los fans entregados con canciones como “Matar la Pena”, que acompañamos con palmas, su “Cuerda Auxiliar” que desataba el drama o “Honey”, que el público les pedía a gritos. Un directo que terminaban por todo lo alto bajando a bailarlo todo a la tarima, mezclándose entre pogos con los asistentes.
Dani ponía entonces un punto de inflexión a la tarde de La Demoscópica. Ataviada de rojo (medias, botas, body, make up… todo), su impactante look contrastaba con un pop electrónico ligero y suave que buscaba sensualizar entre gestos de complicidad con el público y sugerentes bailes. Presentando ‘Posdata’, su segundo álbum, la artista regresa al juego con un directo bien medido y que conforma parte de su identidad. Un proyecto que continúa respirando pop pero que da rienda suelta a la creatividad y búsqueda sonora mientras se desquita, con unas letras dedicadas como cartas para aquellos a los que en el pasado no pudo expresar su sentimiento. Amor, desamor y vivencias personales que incluyeron la tirada de un ramo de flores, al estilo novia (con la artista vestida con un velo blanco), y que capturó un chico de las primeras filas. Personalmente, este concierto desentonó con respecto a la selección general de la velada, donde además pudo verse a un público dividido entre quienes no atendían demasiado y quienes se desvivían por sus melodías.
Finalmente, La Paloma llegaría para poner punto y final a una noche que estaba a punto de revolucionarse. Una banda que, por cierto, sigue la estela de otras como Carolina Durante o Camellos y que ha llegado para quedarse. El cuarteto madrileño de tintes noise-pop e indie-rock garagero puso patas arriba el Teatro Barceló, desde su entrada, donde todo el mundo comenzó a saltar y desvivirse junto a ellos, demostrando ser los más esperados de la jornada. Presentaban su recientísimo ‘Todavía no’, álbum que referencia a su anterior trabajo ‘Una idea, pero es triste’ y que da continuidad a su peculiar visión, en la cual aúnan el pop y la distorsión en meritorio equilibrio. Sonaron temas como “Sigo aquí”, “Algo ha cambiado” o “Polvo”, sin olvidar éxitos como “Bravo Murillo” y escupir también la rabia de su reciente EP ‘Tiré una Piedra al Aire’. Un conglomerado de sonidos cañeros que reforzaban con un directo absorbente, visceral y muy contundente, que logró despedir al público entre el sudor y éxtasis musical en una noche para recordar.