Segunda jornada del FIB que iniciaba, como era esperable, con un sol de justicia. Tórrida tarde de verano para en unas primeras horas en las que había que buscar las sombras que ofrece el recinto. Un pequeño grupo de público nutría cada uno de los escenarios, que se fueron poblando según avanzaban los conciertos.
Abrían las sesiones, pasadas las siete de la tarde, Nunatak en el escenario Las Palmas, venidos desde Cartagena con una propuesta folk-rock a tener muy en cuenta; el dúo electrónico Holögrama en el segundo escenario, el Fiberfib; y Elsa de Alfonso y los Prestigio,grupo compuesto por miembros de Extraperlo y de Doble Pletina, en el remozado Fibclub – Red Bull Tour Bus.
Mención aparte merece este escenario, ya que la tarima para los artistas queda sobre la carrocería de un autobús. Algo que hace perder cercanía a los conciertos que deberían ser más accesibles al tener la programación de las bandas mas desconocidas. En definitiva, un cambio que no es acertado dentro de los experimentos que se hacen año tras año en los festivales de la mano de los patrocinadores. Algo con lo que desafortunadamente se tiene que convivir para subsistir, y el FIB sabe mucho de esto.
LA BIEN QUERIDA
Con puntualidad meridiana -algo que está cumpliendo el festival hasta el momento- dio inicio el concierto de La Bien Querida. Unas primeras bases rítmicas casi atronadoras hicieron que la voz de la vasca quedase diluida en el estruendo sonoro, hecho que los técnicos fueron rectificando con el avance del espectáculo. Ana Fernández Villaverde, acompañada de su banda -teclados, batería electrónica y guitarra-, dieron buena cuenta de su discografía durante los cuarenta minutos del recital. La Bien Querida alternó canciones de los dos primeros discos con las de su último LP, Premeditación, Nocturnidad y Alevosía.
Una sencilla puesta en escena, sin grandes pretensiones, rodeaba la figura de Ana, vestida con blusa a rayas y un pantalón negro. Guitarra en mano, dio muestras de sentirse cómoda sobre el escenario, mientras la batería electrónica y los sintetizadores envolvieron el concierto, con el nuevo aire que le ha dado La Bien Querida a sus nuevas creaciones (Muero de amor, Poderes extraños, que cerró el concierto) y a los éxitos ya conocidos (De momento abril, A veces ni eso y Hoy, que lo abría).
Como preámbulo entre los grandes conciertos la propuesta de los organizadores del FIB era una separación neta entre anglosajones y público local, al poner a Jamie T, no tan conocido en estas tierras (siempre hay excepciones) a la vez que Nudozurdo.
NOEL GALLAGHER: MITAD HIGH FLYING BIRDS MITAD OASIS
Hubo que hacer tiempo para encontrar un concierto de festival memorable. Concretamente el momento llegó con el aterrizaje de Noel Gallagher con sus pájaros voladores a su paso por Benicàssim con motivo del Chasing Yesterday Tour.
Noel Gallagher y los suyos no dejaron a nadie insatisfecho: tras la intro con reminiscencias de If I Had A Gun, abrieron con la guitarra de Everybody is on the Run. Después de tres piezas más de los HighFlying Birds, Noel comenzó a agasajar al numeroso púbico con la primera interpretación de Oasis: una versión lenta y emotiva de Champange Supernova.
Temas propios (Riverman, The Mexican) que se fueron intercalando con algunas clásicas versiones de Oasis como The Masterplan con la que elevó la intesidad del recital llevando a los asistentes al éxtasis con karaoke global. Épica composición vestida con trompetas junto a otras caras B de puro ADN Oasis: Talk Tonight (versión acústica), Half The World Away o Digsy's Dinner.
Avanzado el concierto llegó el momento de las dedicatorias, con un Noel afable y dicharachero. El de Mánchester brindó una canción a Jaime T, quien había actuado previamente en el mismo Las Palmas, y otra a la sección española entre el publico (Lock All The Doors), aunque no fue en castellano, cosa que empieza a ser una constante cuando se trata de bandas de fuera. ¿Dónde han quedado esas palabras chapurreadas que se recuerdan con cariño?
El broche final a un concierto increíble fue una versión de Don't Look Back in Anger que dejó un dulce sabor de boca y una sensación de haber visto uno de los mejores conciertos del festival.
Himno generacional del brit-pop que bien podría incluirse dentro de una banda sonora FIB.
THE PRODIGY: RAVE ENTRE LAS TINIEBLAS
Un concierto a oscuras, así es como se podría describir la actuación de Prodigy ayer en Benicàssim. Bien parece que algo tienen que ocultar, protegiendo en demasía su imagen. Se excedieron con el uso del manido recurso del humo vaporizado, lo que unido a las fuertes luces cegadoras, hicieron que los presentes decidieran perderse entre la música sin prestar atención a lo que pasaba en el escenario.
Lo mismo ocurría si se buscaba distinguir a algún miembro de la banda en las pantallas, ya fuese al vocalista y bailarín, Keith Flint, o al rapero Maxim Reality, quien llevó el peso del directo, y a los que solo se distinguía por la silueta.
Eso sí, lo que saben hacer lo hacen con esmero. Noventa minutos de rave noventera en los que The Prodigy hizo bailar como si no hubiera un mañana a toda la explanada principal. El clásico punk con base electrónica de los británicos hizo las delicias de jóvenes y no tan jóvenes. Los de Braintree hicieron revisión de sus grandes éxitos aunque el peso recayó en la presentación de su reciente álbum, The Day Is My Enemy.
Dance rock con beats que ya son historia como los de Firestarter, con la que empezaron o la verbena de Voodoo People o la genuina Smack My Bitch Up, que perdió fuerza pero acabó de rematar un espectáculo en ocasiones trepidante.
Segundo día de notable, pero sabemos que el FIB es capaz de esto y de mucho más. Veremos si el listón sigue la línea ascendente con las esperadas jornadas de sábado y domingo, tras estas dos primeras etapas.
Redacción | Berta González
Fotos | Marta Luengo
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