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Crónica del concierto de The Maccabees en Barcelona, Sala Apolo (05-02-2016)

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The Maccabees (2015)
Redacción: Dani Luengo

Con una bruma propia de tierras inglesas y parte del público hablando en lengua de la Reina Madre, el ambiente en la sala Apolo de Barcelona se presentaba de lo más británico este pasado viernes, con motivo del primer concierto de The Maccabees en la península.

En eso de la puntualidad no fue tan rigurosa la banda, así que fue la excepción. Con unos minutos de retraso subieron al escenario los protagonistas de la noche barcelonesa, en uno de los conciertos más relevantes de entre las giras de 'invierno' de bandas foráneas.

Llegando a la madurez sonora

El impetuoso recital lo abrieron con Marks To Prove It, canción que abre y da título al último trabajo de los londinenses. Tanto en este cuarto álbum, como en el directo, se puede corroborar el paso del tiempo y la madurez de la banda y su sonido, que si bien sigue la línea y estilo que impregna su debut, Colour It In (2006), se aparta de su vertiente más punk y una simplicidad desordenada.

La fuerza de la apertura tenía la clara intención de meter a los asistentes lo antes posible en el concierto, soltando ya en segundo lugar Feel To Follow, canción del anterior trabajo de estudio (Given To The Wild, 2012), en la que ciertos agudos del vocalista, Orlando Weeks, nos recuerdan a los norirlandeses y contemporáneaos Two Door Cinema Club.

Aceleradas emociones eléctricas

Sin apenas descanso en la hora y media que duró el show fueron desgranando distintos temas de sus cuatro discos, sin dejar caer el peso especialmente en el último. Nueve años de carrera que dieron para un set de casi veinte temas; nueve años en los que según afirmó el propio cantante, ninguno de los componentes se ha bajado del barco. Cerveza en mano en uno de los pocos recesos, también aprovechó para agradecer al público su entrega y hacer constar el contraste del aforo en su primera visita Barcelona.

Fueron pasando las piezas con especial celeridad, intercalando alguna balada que quedó algo deslucida, como en el caso de Kamakura; y es que este apartado no les dedicaron el tempo requerido, entre otras cosas por la estructura del set list, encajadas entre composiciones sumamente aceleradas, frenéticas en ocasiones, lo que no ayudó a la banda a dar con el contrapunto necesario que si se percibe en el estudio.

Uno de los momentos álgidos del concierto, pasado el ecuador del mismo, llegó con la agitación de los primeros acordes y el teclado de Spit It Out, composición con un tremendo increscendo. El fin del grueso del enérgico recital quedó para Something Like Happiness, con brindis incluido -cheers-, que fue ligeramente adaptada para facilitar el momento karaoke hasta finalizar con un determinado rasgueo de cuerda, merecedor de un ramo de flores por parte de un grupo de fans.

Para el cierre final quedaron la delicada Toothpaste Kisses, y Pelican, que hizo las delicias de los amantes del momento hooligan. Acertado final para un directo que con el de Madrid cierra gira europea; eso sí, podremos volver a verlos -rodeados de más british- en el próximo FIB 2016.

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