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Crónica de Jacco Gardner + Ramirez en Madrid, Sala El Sol (28-01-2016)

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Jacco Gardner (2015)

Redacción: Vitor Blanco

No hace falta acudir a muchos conciertos para darse cuenta de dos cosas. 1) Ir solo está extremadamente infravalorado. 2) Cuando los teloneros sorprenden la noche es, inevitablemente, increíble. Siguiendo la segunda teoría, los teloneros de Jacco Gardner el pasado martes en Madrid tuvieron que ser asombrosos.

Telonero, más bien. Ramírez, un joven valenciano que salió al diminuto escenario escalonado reunido con su banda. En su cuarto concierto ya (o tercero, ni él mismo lo sabe) abriendo el apetito en la gira española del neerlandés. Con un sonido increíble, capaz de crear sobre cualquier base un folk amable y risueño, pero también onírico y envolvente.

Dicen los puretas de la psicodelia que el género murió con el abandono del LSD. En parte no les falta razón. Pero tampoco hay dudas en que el pop psicodélico está viviendo una segunda edad de oro. A Tame Impala me remito. Y lo que Ramirez comenzó en la Sala El Sol fue consolidado por Gardner.

El ex – Skywalker lo hizo a través de su último álbum: Hypnophobia, que ya habíamos podido presenciar en directo hace apenas un año. De nuevo esa combinación de psicodelia analógica y ritmos digitales, de pop barroco y contrastes de tensión. Mirando con nostalgia al pasado pero decidido a crear en su personalidad e intuición algo diferente. Y su canción homónima, Hypnophobia, con la que también presenta su último disco, abrió el concierto y enmudeció la sala.

El resto de la noche se construyó en base a ella. Melodías largas y ambientales a las que añadía sus letras existencialistas pero de tono infantil. Clear the air sonó, paradójicamente, en una atmósfera repleta de humo. Junto a Face to face o Another you, ambas sobre la posibilidad de duplicarnos; y la extensa Before the Dawn, que además de recibir los aplausos más entusiastas del público tuvo la capacidad de crear incluso un nuevo baile. Algo así como un shoegaze espasmódico, con la cabeza agachada e impulsos discontinuos.

Tampoco faltó Find Yourself, que en su combinación de los ritmos crecientes de Unknown Mortal Orchestra y la voz de Kurt Vile, supone uno de los temas más celebrados de este último año. Y acompañó todo su repertorio, además, de un espectáculo de proyecciones visuales del cual ya nos había avisado antes de emprender la gira: animales, postales en la playa, bacterias microscópicas y formas geométricas aleatorias. O la muerte en su carro, acompañando a Brightly: “In the beautiful light find the darkness, it hides shinning brightly”. Un tema donde la voz toma el protagonismo acercándose a la canción de autor, sin abandonar, claro, su psicodelia.

Desglosando casi por completo su último álbum, sin olvidarse tampoco de sus pasos previos. Cabinet of Curiosities con Puppets Dangling, más amable y lúdica; y The End of August en Notus. Sin prejuicio de su sonido, continuo, rodeando de acordes y de humo una sala repleta. Ejemplificado perfectamente en Outside Forever: un ritmo de batería constante, una guitarra creciente y una explosión de sintetizadores y pianos tras la sentencia más contundente de la letra.

Ya lo he sostenido en otras ocasiones. Esta ya es la tercera (aquí está la primera, y aquí está la segunda). Pronto podré defender mi tesis. De las pequeñas salas del centro madrileño salen los mejores conciertos. A lo mejor es el encanto de un refugio nostálgico en el ojo del huracán urbano. Claro que no funciona para todos los géneros y estilos. Pero cuando contexto y contenido coinciden penetran por tus venas mientras paseas por las calles de madrugada. Tatareando “Where will you go, when the sun goes out”.

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