Redacción: Felipe Martínez | Foto: Xavi Torrent
Otro año más, DCODE ha sido el festival encargado de cerrar el verano, y con ello la temporada de festivales. Y ya van ocho. En esta ocasión se dieron cita en los campos de rugby del campus universitario de la Universidad Complutense más de 25.000 personas para disfrutar de un día lleno de música y buen ambiente una vez más.
A pesar de que el día empezó con el pie izquierdo y de más de un chaparrón ocasional, parece que nadie estaba dispuesto a echar por la borda sus ganas de pasarlo bien y ya desde las doce y cuarto de la mañana un gran número de gente se acercó a ver a La M.O.D.A. en la carpa. Barras repartidas por todo el recinto y una zona repleta de Food Trucks variados fueron los protagonistas durante el mediodía hasta la inauguración de los dos escenarios principales. Otros optaron por salir a comer fuera del recinto, ya que desde la organización se permitía la salida al público hasta las seis de la tarde.
El resultado de la larga duración de la programación fue un cartel repartido de forma equitativa. Grupos con gran público como los antes mencionados La M.O.D.A., Clairo y Sidonie formaron parte de la mañana.
Ya después de comer, Volver, los ganadores del concurso de bandas emergentes organizado por el festival tuvieron el papel de inaugurar el Escenario #1. Todo un lujo para una banda pequeña el tocar en el escenario principal. Alternándose el funcionamiento de los dos escenarios principales, apenas dejando cinco minutos de diferencia entre conciertos, Nat Simons trajo su voz suave y su folk preciosista a los valientes que se enfundaron un poncho y se atrevieron a disfrutar bajo el chaparrón.
Jorja Smith puede estar de enhorabuena, si ganó una gran repercusión antes de tener su disco publicado, ahora todos la quieren. Y no es para menos, es un lujo poder disfrutar de la británica y su banda. En el repertorio encontramos un cover de Lost de Frank Ocean y su primer LP, Lost & Found, casi al completo. Lo más destacado del set fueron Teenage Fantasy, Blue Lights y, por supuesto, On My Mind, canción con la que cerró el concierto. Sam Fender también parece gustar bastante, el público ovacionó la versión de Born In The USA que realizó y aclamó todas sus canciones.
Ya en el concierto de Viva Suecia se pudo apreciar un aumento notable de gente dentro del recinto, y es que los murcianos tienen mucho público. Su directo es preciso y limpio, pero nada blando. Mucha caña ante una multitud entregada a los hits de la banda como Bien por Ti o A Donde Ir. Otro de los que generaba mayor expectativa es el concierto de Albert Hammond Jr. El mítico componente de The Strokes es conocido por su excepcional habilidad con la guitarra. Pese a ello, no cogió una hasta bien entrado el concierto, apareció saltando micrófono en mano y dio un concierto lleno de energía. A pesar de todo, se vieron caras de decepción entre aquellos que iban buscando que el estadounidense regalase algún tema de The Strokes. No pudo ser.
Bastille era el primer cabeza de cartel de la noche. Mucho público de todas las edades para ver a los ingleses. Sonaron fuerte y consiguieron enganchar al público desde el principio. Abrieron su concierto con Good Grief, toda una declaración de intenciones. Una hora en la que la gente no paró de bailar, especialmente con la versión de Rhythm Of The Night de Corona que incorporan siempre en su setlist, y con Pompeii, por supuesto, canción con la que se despidieron del DCODE entre un aluvión de aplausos. Ya en Izal no cabía un alfiler dentro del recinto, un mar de gente impresionante para recibir a un Mikel Izal que se volvió a dar un baño de masas, como lleva acostumbrado desde hace tiempo. Con el público en el bolsillo, Copacabana, Pánico Práctico y La Mujer de Verde fueron los himnos coreados por todo el mundo.
La capacidad que tienen Imagine Dragons para movilizar masas de gente es impresionante. Frente al público, empezaron con Radioactive para poner el listón alto desde el primer momento. Hubo homenaje a Mac Miller y Dan Raynolds se abrió al público para relatar un duro episodio de su vida relacionado con la depresión con el fin de concienciar sobre la necesidad de darle visibilidad. Demons, It’s Time y Top Of The World hicieron que la gente se entregase a la causa al 100%, parece que la banda tiene una gran conexión con sus fans. Believer puso el broche final a la noche de los culpables del sold out en los tickets del festival.
Ya entrada la madrugada fue el turno de The Vaccines. Los londinenses se entregaron a su público, como siempre, pero esta vez se vio a un Justin Young más comedido que en otras ocasiones. Parece que, con el paso del tiempo, sus conciertos han ido perdiendo ese toque de locura extrema que los caracterizaba y que conseguía que estar en las primeras filas fuese como ir a la guerra. Aun así, no faltaron los clásicos de su primer LP, What Did You Expect From The Vaccines? Los noruegos Kakkmadafakka fueron la última actuación en el escenario principal, junto a la de Triángulo de Amor Bizarro en el escenario pequeño, antes del dj set de Ocho y Medio & Friends, quienes cerraron la presente edición. Los nórdicos sacaron a pasear su locura sobre el escenario y la gente disfrutó con ellos.
Se cierra así una edición más de un festival que ya es histórico en la capital y que hace que los más festivaleros se acerquen siempre a despedir el verano antes de sumergirse de lleno en la rutina otra vez.