Redacción y foto: Marcos González
Hay pocas cosas que se acoplen a la perfección. A veces, ni un tornillo encaja perfectamente en el hueco para el que ha sido destinado. Afortunadamente, eso no pasa cuando juntamos a Biznaga y el WIC.
En la carretera de Madrid hacia Segovia ya sentía que viajaba de camino a casa. Si, el WIC es un festival en el que te sientes como en casa, muy alejado de todos esos sitios donde sabes que estarás incómodo viendo al grupo o te costará ir a pedir tu bebida. Algunos amamos estos espacios donde aún se preserva el respeto por el público. El festival o ciclo de conciertos, como queramos llamarlo, Winter Indie City, que se extiende del otoño a la primavera en la ciudad de Segovia desde hace 13 ediciones, y por el que este año han circulado bandas como Guadalupe Plata, Rufus T. Firefly o internacionales como Jesper Lindell o US Rails, es un referente dentro del circuito independiente de todo el país. De hecho, el buen hacer de Víctor Sanz y su equipo desde hace años, acercando la cultura a esta pequeña ciudad, no solo se queda en el WIC. Este año impulsan la II edición del festival de músicas negras Afro Blue los días 9 y 10 de junio en los que se podrá disfrutar de artistas de nivel como Fantastic Negrito o Ida Nielsen and The Funkbots.
En esta ocasión, el lugar elegido para el concierto fue la fábrica de cervezas Octavo Arte de Segovia, que ya es casi la sede principal del festival y en el que, además de disfrutar de música en directo, podrás probar su cerveza de elaboración propia ¿Qué podía salir mal? Por poner un pero, la sala alcanzó una temperatura algo elevada, aunque pensándolo bien, es muy difícil que eso no ocurra con Biznaga en el escenario.
El grupo volvía al cartel del festival después de varios años y esta vez con la intención de presentar su cuarto álbum Bremen No Existe. Que dicho sea de paso, les ha encumbrado consiguiendo muy buenas opiniones por parte de crítica y público. El Sold out que plantaron en la puerta del WIC refleja que el grupo está imparable dentro de la escena, bueno y encima del escenario. Prometían por redes venir a tumba abierta y vaya si lo hicieron. Más de una hora de punk-rock frenético donde romper a sudar entre pogos y saltos. Fue una noche para desgastar zapatillas, perdiendo la cordura entre sus canciones de antes como Una Ciudad Cualquiera o 2K20 y las nuevas, pero muy coreadas, Madrid Nos Pertenece, Contra Mi Generación o Líneas de Sombra en las que disparan a un futuro algo incierto a golpe de sarcasmo y punk.
Como dicen Biznaga en su canción La Escuela Nocturna, “Porque la noche es nuestra y el día de los demás” y vaya si lo fue, nuestra y del asquerosamente independiente WIC. Larga vida a este festival.