Redacción y Fotos: David Moya
Si nos ponemos a hablar de cantautores, probablemente el nombre de Angel Olsen ni siquiera se nos pase por la cabeza debido a que el público le ha arrastrado hacia las fronteras del pop , pero la verdad que a título personal creo que la estadounidense es una de las referentes absolutas en la canción de autor. Su último disco, All Mirrors (2019, Jagjaguwar) se colaba el pasado año entre los mejores largos del año en muchas listas debido a la demostración, que también se traslada a su directo, de que la delicadeza y la fuerza pueden convivir en armonía pese a parecer términos antagónicos.
Para presentar ese All Mirrors, aunque tendremos ocasión de volver a disfrutarla en Mad Cool, llegaba a la Sala But de Madrid el pasado sábado. Podríamos definir el concierto como un show de ejecución musical perfecta pero que, el aparente cansancio de la estadounidense y los discursos sin sentido entre canción y canción, en los que no dejó de jugar con la broma de una más y me voy, nos dejara un sabor de boca un tanto agridulce.
Acompañada de su banda habitual, con una absoluta puntualidad se subía al escenario para dar un claro ejemplo de cómo si te has ganado el respeto de tu público, conseguirás que tu mera presencia provoque la sensación de no poder emitir ni el más mínimo ruido, porque estamos siendo afortunados por el simple hecho de estar compartiendo espacio y tiempo contigo.
Pero lo vivido fue una pura desmitificación de la figura de Angel Olsen, dada la naturalidad con la que se mostró a lo largo del breve repertorio de apenas 13 canciones. Canciones armoniosas en las que predominaron los teclados, cuatro en algunos momentos de la actuación, los arreglos de cuerda y una voz que suponía la guinda al pastel de sonidos que nos transportaban a un mundo onírico en el que confundimos realidad con ficción.
Quiero pensar que esos puntos negativos fueron puntualidades nada habituales en ella, ya que hasta con eso fue un concierto impecable. Lo que importa es la música, y en eso doña Angel Olsen se merece un diez. Chapó.
