El amasijo de nervios que atesoraban Martí Perarnau IV y Zahara Gordillo Campos entre bambalinas era directamente proporcional a la cantidad de gente que progresivamente llenaba hasta la cencerreta las localidades del recinto Paraninfo de la Universidad de Alicante. No era para menos (ni lo uno, ni lo otro), pues éste era el primer concierto de la nueva gira de _juno, pocas semanas después de habernos entregado las maravillas escondidas dentro de su segundo álbum de estudio, _BCN747 (2023). Todo por hacer, un curso académico particular que arrancaba para la dupla, precisamente, en un entorno de lo más propicio para ello.
La única forma de atenuar semejante mezcla de sentimientos era sobrecoger al público residual que terminaba de ocupar sus asientos con todo tipo de marchas y réquiems clásicos, para poco después romper el silencio de la sala con una sobria y próxima interpretación a dúo de su _BCN747, corte homónimo de su segundo disco con el que también arrancan el mismo. Un inicio solemne que se queda atrás después de una sonora ovación y que da paso automáticamente a una ronda ininterrumpida de 45 minutos a destajo en los que la pareja decide crear su “_limbo” particular sobre las tablas, recortando, editando, ensamblando y dando una nueva vida a algunas de sus piezas más conocidas (_BCN626).
Encarados mutuamente, Martí y Zahara logran homenajear ese espíritu de club que tanto ha marcado su impronta en los años más recientes, creando texturas únicas en directo que suceden por y para ese mismo instante y que no están hechas para permanecer inalteradas ni ser capturadas. Ponen a prueba el impacto de algunas de sus últimas propuestas (_Steffen Berkhahn), maridan lo orgánico con lo sintético (_LHR410) y nos sumergen en una suerte de viaje a través de su óptica personal en la que se agolpan ciudades torcidas, imperios caídos, estados fallidos y banderas ondeantes (_La Biblioteca Nacional).
Una redonda ventana en el centro del escenario proyecta progresivamente retales de vídeo que abrazan la narrativa de la banda, aseverando con ello la emoción de su periplo y metiéndonos poco a poco en el todo de su discurso. No, no solo son dos amigos dándonos la chapa con las diapositivas de su último viaje; son dos rapsodas llenando de sentimiento un auditorio y logrando que los corazones de todos los presentes palpiten en la misma dirección y ritmo. Y es que, aunque se tratara de un evento sentado, la habilidad de la dupla de insuflarle ritmo al asunto (lanzando ambiciosas transiciones entre pista y pista o directamente dejándose llevar a golpe de beat y electrónica pura) provocó que el público botase sobre sus respectivos asientos, denotando el deseo de más de uno por levantarse, darlo todo, y desear que Martí y Zahara no pusieran nunca fin a esa retahíla techno que acabó con los presentes anhelando la _Anikillación.
No obstante, el carácter introspectivo y evolutivo del show exigía un entorno como el empleado para acoger el aterrizaje del mismo, pues no hablamos de una performance más al uso que pueda funcionar del mismo modo en cualquier festival, por ejemplo, sino de una experiencia inmersiva que bien merece una entidad propia ante la que dejarse ir. Aunque se revelen muescas en su puesta en directo que revelen el rodaje de quien está aún encontrándole el punto definitivo a su exposición, esa invitación “a morir” que nos tienden _juno es, sin lugar a dudas, una de las más ineludibles que vamos a tener el gusto de acoger en nuestro circuito patrio este año.