Redactor Dani Luengo
La legendaria banda de Bolton volvía a Barcelona después de su paso por la pasada edición del Primavera Sound, donde recordemos, solo unos pocos tuvieron oportunidad de disfrutar del concierto al ubicarse en un escenario de aforo limitado. El directo de éste martes ha sido el primero de los cuatro que el grupo ofrece durante esta semana en la Península, en la gira de presentación de The Way (1-2-3-4 Go! Records, 2014). Luego de la ciudad condal, Madrid (Sala BUT), Santander (Escenario Santander) y San Sebastian (Sala Intxaurrondo) son las otras estaciones con parada para los Buzzcocks.
La Sala Apolo fue la escogida para acoger a los británicos, quienes llegaban con nuevo disco bajo el brazo después de una parón de nueve años sin material, ya que su último LP, Flat Pack Philosophy, fue editado en 2006. Con ésta publicación, Pete Shelley y los suyos vuelven a la actualidad más allá de los conciertos, algo que no han abandonado del todo en estos casi cuarenta años de carrera. The Way es un álbum nada desdeñable, dónde podemos encontrar los clásicos cortes de acelerado punk -como "It's Not You"-, además de comprobar como la banda explora con relativo éxito otros géneros menos acelerados, con composiciones en ocasiones cercanas al pop alternativo, como se puede vislumbrar en "Third Dimension".
Con puntualidad británica, el cuarteto de Manchester salió a la tarima del Apolo para refrendar a los pocos minutos de actuación su óptimo estado de forma. La vuelta de Buzzcocks, a pesar de lo cargado de la escena con revivals de bandas que vivieron su época de gloria lustros atrás, viene avalada con un gran trabajo de estudio y además un agradecido despliegue de energía por parte de los mancunianos; toda la que les permite -como no puede ser de otra manera- el paso del tiempo.
En el concierto hubo tiempo para todos, momentos para aquellos fans contemporáneos a Steve Diggle, entrados en canas o como Pete Shelley, también en carnes, que conmemoraron debidamente los cuarenta años de la formación; y momentos para jóvenes adeptos que están descubriendo el grupo, jóvenes rondando la veintena que tuvieron ocasión de sudar el frenético punk de los Buzzcocks como seguramente hicieran los primeros, allá a finales de los años setenta, pogos incluidos.
Noventa minutos sin apenas pausa ni descanso, con sonido atronador por momentos, en los que cayeron temas de su nuevo disco -"Keep on Believing", "People are Strange Machines" o "Chasing Rainbows" entre otras-, "música que no pretende ser inofensiva", como de afirma el propio Steve Diggle, "ya que ahora está acomodada mientras que el punk debe ser reivindicativo". Dos de los temas con que abrieron el show "Boredom" o "Fast Cars" ejemplarizan la bandera que Buzzcocks sigue ondeando.
Mención especial merece la actuación de Diggle anoche. El legendario músico, guitarrista y segundo vocalista, ataviado con su característica blanca guitarra adornada únicamente con la union jack, realizó un excelso despliegue a las cuerdas, entregándose con varios solos a lo largo del recital y llevando el peso del mismo, acaparando incluso más minutos que su compañero al micro.
Carismático como pocos y alma de la banda en directo, quedaron patente los distintos ritmos a los que mueven según sea un líder u otro el que lleve el tema: aquellas guiadas por Shelley, con un tempo más calmo, con un sabor Joe Strummer, versus el agresivo punk de la mano de las cuerdas de Shelley, cercano al público a todos los niveles, conectando con las primeras filas como hacían sus coetáneos Sex Pistols o Ramones.
Contundente y expeditivo directo del cuarteto de Manchester, que acabó con unos míticos bises que incluyeron "Ever Fallen In Love" y "Orgasm Addict"
Setlist de Buzzcocks en Barcelona
