Redacción y Fotos: David Moya
Hace ya unos años de aquel Dcode en el que en un horario muy temprano y ante cuatro gatos contados, descubrí a una banda de la cual me quedé prendado desde el minuto uno. Desde entonces he seguido muy de cerca los pasos de cuatro chicas y chicos del norte de España que, desde aquel día en Madrid, me hicieron tener muy claro que de talento iban sobrados para comerse el mundo. Estoy hablando de Belako, y aunque ese día todavía no ha llegado, van camino de ello; y lo tengo todavía más claro después del concierto que dieron el pasado miércoles en La Riviera.
Tras un teloneo bastante notable por parte de la banda amiga TOC, en el que su cantante dejó claro que de actitud va muy sobrado, con un comportamiento que a mucha gente recordaba al mismísimo Liam Gallagher; era la hora de Belako. Los de Mungia aparecían ante una sala casi llena, aunque antes del bolo dio la sensación de que iba a estar más vacía de lo esperado. Pero no fue así.
Arrancaba el cierre de gira de su tercer LP, Render me numb, trivial violence, y una canción fue suficiente para tener a la gente como loca. Hubo un recorrido por sus tres discos, remarcando esos Haunted House y Sea of confusion que tanto me gustan. Pero no pudieron faltar ese Render me numb que lleva a Cris a centrarse solo en la voz y recorrer el escenario disfrutando más que nunca, y tampoco faltó el Track Sei que nos obliga a desgañitarnos con esos coros.
El momento reivindicativo de la noche llegó cuando al volver del bis, Cris y Lore agarraron una pancarta que llevaba presidiendo el concierto durante toda la noche y que rezaba “violencia machista, emergencia nacional”, para dejar claro que la lucha feminista continúa y que no se iban a rendir pese a las zancadillas que pusiera la justicia española. Triste que discursos como éste sean necesarios, pero lo son ahora más que nunca. Cerraron con ese Over the edge que es imposible que no te ponga a bailar. Y es que eso son Belako, una máquina de hacer hits dentro de su post punk, que incitan al pogo y a saltar sin parar. Eso sí, con respeto y evitando los gallitos de corral. ¿Verdad Cris? Una vez más, chapó por Belako.
