Redacción: Sergio Abreu
Sin miedo a pedir perdón y a través de catorce pequeños capítulos Mac DeMarco, ese eterno canadiense risueño capaz de firmar algunos de los discos más auténticos de la última década, nos traza un retrato abstracto de corte instrumental en Five Easy Hot Dogs. En este nuevo trabajo, Mac nos lleva desde grandes ciudades como Portland, hasta recovecos de la costa oeste americana como Gualala envolviendo su música en una atmósfera sonora cálida y suave, fruto directo de una amplia experimentación musical que ya dura más de una década y que logra sobresalir del mar de propuestas que inundan el panorama de la música actual. El disco es decididamente disfrutable, pero no cabe duda de que se digerirá mucho mejor en una cálida tarde de verano, que en una noche lúgubre y fría de invierno.
Esta vez, DeMarco nos ofrece una obra instrumental donde cada pista lleva consigo el nombre del lugar donde fue concebida, ya que todos los cortes fueron grabados en un lapso de tiempo de cuatro meses a través de una configuración de grabación portátil. Más allá de eso, Five Easy Hot Dogs es un álbum esencialmente introvertido que no tiene nada de malo en sí, pero una propuesta como la suya será difícil verlo en un ratio comercial. En cualquier caso, los artistas se deben a sus propios instintos y no a lo que dictaminen las masas.
El disco arranca con Gualala, un tema que camina por las mismas etiquetas y los clásicos códigos de origen del clásico lo-fi folk de DeMarco, que a su vez tiene una leve contrapartida en Portland 2, que es la encargada de abrir los sentidos hacía unos registros más pulcros y seductores. Vancouver es aptamente escurridiza con una caja de ritmos barata y una interpretación divertida dentro de la sección de cuerdas. Edmonton, al igual que Edmonton 2, goza de un amplio sentimiento de un optimismo palpable, mientras que en Chicago 2 el músico e interprete parece querer darse un cierto aire estilístico al Mother Earth’s Plantasia del mítico Mort Garson. A su vez, en Rockaway, las olas atmosféricas se prolongan agradablemente en el lienzo de Five Easy Hot Dogs para culminar el cometido con la serenidad justa y necesaria.
La oferta de Five Easy Hot Dogs tal vez sea algo plana, pero no nos confundamos. Hay que clasificar a este álbum como lo que es, una pequeña obra divertida, despreocupada y libre de inhibiciones. Otra manera de hacer música donde lo que prima son los sentimientos más accesibles e indefinidos de cada uno y una carencia de querer caer en el viejo circuito comercial que es de agradecer hoy en día y que además demuestra que el talento de Mac DeMarco no solo reside en su habilidad para crear himnos de jangle pop inmaculados. Una obra que puede a llegar a ser conmovedora con su sonido y que a menudo se muestra melancólica. Un disco extraño, encantador e irremediablemente entrañable.
