Redacción: Fran González
Si nos ponemos a enumerar los méritos personales mediante los cuales Emma-Jean Thackray ha irrumpido con valía y crédito en la escena jazzística londinense, no acabaríamos nunca. Avales tales como haber crecido con una trompeta entre las manos, haberse formado en el Conservatorio Trinity Laban de Londres y ser recientemente considerada como un nuevo prodigio del jazz según la Warner Chappell Music son pistas que continúan cerciorándonos de nuestras sospechas.
Desde 2016 hemos ido conociendo pildorazos de su talento a través de puntuales EPs, singles y colaboraciones conjuntas, hasta llevarnos de la mano a un año en el que la hemos visto florecer debidamente, primero haciendo un tímido cameo en el afamado “Bright Green Field” de Squid (Warp Records, 2021) y después poniendo en órbita su tan esperado LP de debut, “Yellow” (Movementt, 2021).
Sin aires de grandeza y sin caer en la manida tendencia a un positivismo vacío, la compositora, multi-instrumentista, DJ y cantante británica ha firmado un surtido de pistas que engalanan una invitación abierta a crear comunidad y sentirnos parte de una multitud dichosa y hedonista con poderosos mensajes de unidad y un sonido discotequero amable y divertido. Y es que, pese a formar parte de una cuadratura delimitada por un estilo musical tan titánico y protagónico como el jazz, Thackray no claudica su sonido a una simple y mera categoría. Al contrario, la artista natural de Yorkshire le da la vuelta al género, beneficiándose de las múltiples posibilidades combinatorias de éste para propagar su discurso a través de un cóctel en el que tienen cabida el R&B, el Soul, el Disco, y hasta los tintes de una Electrónica modesta y nostálgica.
Su amplitud de miras y sus expansivas influencias derivan en un trabajo artesanal en el que ensambla con acierto y espiritualidad mantras positivos de esperanza a través de piezas tan intachables como ‘Sun’, en la que un spoken word acaba conduciendo a unas celestiales y radiantes líneas que versan al ritmo de “brighter days are coming”. Transitamos también entre incitaciones a tomar la pista de baile con temas como el homónimo ‘Yellow’, donde un juego de teclas que parece sacado del Detroit de los 90s nos advierte que el movimiento y el ritmo gozan de una posición aventajada dentro de este álbum. Como prueba de ello, nuevamente vemos como unos arreglos de viento y cuerda y unos segmentos corales se dan la mano bajo el paraguas de una electrónica lo-fi de lo más paisajística en ‘Golden Green’. Y sin duda, no podemos pasar por alto el hacer una especial mención al infeccioso hit que es ‘Say Something’, en el que unos compases persuasivos y calmados se entrelazan entre frases como “don't just speak/say something”, mientras una tuba protagonista lidera la línea rítmica.
Thackray es admiradora confesa de los legendarios Madlib y J Dilla, lo cual podría llegar a hacernos entender la singular habilidad que está productora de 28 años posee a la hora de moverse como pez en el agua dentro del eclecticismo más preciso, hermanando excelentemente el ayer con el hoy en el sonido de “Yellow”. A su vez, son varias las ventanas que se ofrecieron a exhibir lo que esta británica era capaz de barruntar (Night Dreamer Recordings, The Vinyl Factory…), pero finalmente, y en un alarde más de poderío y maestría, Emma-Jean decidió auto-editar su disco bajo su propio sello (Movementt), en sociedad con Warp Records.
Sin duda, este larga duración y sus hermanos pequeños que cohabitan dentro de los singles que Thackray ha ido lanzando previamente son la prueba empírica de que el género se resiste a sucumbir y desaparecer, pues el jazz parece ser ahora responsabilidad de una nueva generación que lo trata con el respeto y la admiración debidos, adaptándolo a los tiempos actuales y a las miradas más jóvenes. Un renacimiento pertinente en las manos de una escena talentosa y capaz, que poco a poco logra posicionar joyas como este “Yellow” entre las sorpresas musicales más gratas del año.
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