Redacción: Noel Castro
“We are the reckless, we are the wild youth”, cantaba Daughter en Youth, aquel cántico a la juventud y pieza más conocida de su álbum debut If You Leave. ¿Indie folk, indie pop, post rock…? Los géneros se agolpaban en nuestros oídos y en nuestra mente al degustar cada una de las sabrosas piezas que el trío británico nos servía en un no tan lejano 2013.
Ahora, publicado su segundo álbum Not to Disappear, Daughter confirma que ha venido para quedarse. Lo hace con un sonido en que el post desmarca al rock y el pop hace lo propio con el folk. Sintetizadores, guitarras eléctricas y una percusión calculada al milímetro logran rematar, canción a canción, el universo místico, melancólico y alternativo que la banda comenzaba a cincelar en su primer álbum.
Diez canciones. Diez ambientes. Diez historias. Similares pero a la vez diferentes. Todas ellas envueltas por una misma atmósfera. Y tras ese velo sonoro, unas letras que emanan poesía.
Not to Disappear es, en esencia, una bien construida deconstrucción –valga la redundancia– de pensamientos, emociones y titubeos existenciales. No podría estar más acertado el título que abre el álbum: New Ways. El grupo británico, dotado de música y verso, se aventura en este trabajo por sendas más oscuras que antes, apostando por indagar en temas que en 2013 ya planteaba.
Doing the Right Thing fue el primer single con el que el grupo anticipaba el disco. Una canción sobre el Alzhéimer y la demencia, en que Daughter vuelve con la melancolía por bandera. Se trata de resarcirse en la tristeza, de buscar una experiencia reconfortante a través de la música. En esta canción, tercera pista del álbum, el dolor producido al perder conciencia del mundo es reflejado a través de una letra pausada, simple y reflexiva que reza: “I have lost my children, I have lost my love; I jut sit in silence, let the picture soak.”
La canción que viene después, How, comienza muy a lo Explosions in the Sky. La guitarra y batería se disparan para introducirnos a Elena Tonra hablando sobre el dolor tras una ruptura amorosa. El qué hacer, el qué pensar, el cómo sentirse...; cuestiones que la dulce voz de la cantante británica siembra en nuestra mente, dejando hueco a la reflexión durante los interludios instrumentales.
En Mothers, el tema del amor se torna en amor de hija. A medio camino entre una oda a las madres de familia (“mothers, they’re called home”) y una reflexión ante el proceso de serlo, comienza con un “You will grow all you need to grow inside my spine”, para rematar reflexionando “the strangest chemical reaction inside of her brain, no she’s not the same”. Daughter se muestra cariñosa, humilde, abierta pero temerosa ante el gran cambio que la maternidad supone.
La soledad toma relevo al amor en Alone/With You, cargada de letras retorcidas y contradictorias. Belong, por su parte, explora la identidad de la cantante, luchando por liberarse de cadenas, por no depender de nadie. Fossa, más sintetizada, mantiene la misma esencia. Perdida en sus pensamientos por casi siete minutos, la cantante parece sumida en un pozo de tristeza. Pero el “I feel alone” que despide la canción se ve contradicho por la primera línea de la siguiente –y última– canción del álbum: “what if I’m made of stone” (Made of Stone). En esta pieza al borde de lo monótono, Daughter se despide escéptica, replanteando el abanico emocional que ha desplegado ante nosotros. Pensamientos, divagaciones sobre la existencia, el amor, la soledad y la vida: “I think we are all built out of memories, built out of seams, structures of whispers“, se repite.
Hay quien dice que pensar demasiado es malo. Yo creo que no tiene por qué serlo. Solamente hay que saber canalizar y dar forma a las emociones y pensamientos. Con Not to Disappear, Daughter ha demostrado que es capaz de hacerlo. Y vaya si lo es.