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Crítica: Boygenius - Boygenius

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Boygenius - Boygenius (2018)

Redacción: Andrea Genovart

A primera vista, de la unión de Julien Baker, Lucy Dacus y Phoebe Bridgers solamente puede resultar un trío potente y talentoso. La banda femenina, de nombre irónico, acaba de publicar el pasado octubre un EP de seis canciones bajo su querido sello Matador Records - donde han publicado sus últimos trabajos Baker y Dacus - y que bien seguro que estas Navidades han sonado en todos los Starbucks.

Boygenius (2018, Matador Records), de título homónimo, son seis canciones que recogen, entre otras muchas cosas, un folk minimalista de tono extremadamente triste y con letras dramáticas. Aquello perfecto para escucharlo a solas estirada en la cama mirando el techo de tu habitación; o el placer de recrearse en las propias miserias de toda la vida. Pero nada que sorprenda a los que ya conocíamos a estas tres artistas por separado. No obstante, Boygenius no es solamente esa imagen simplificada; es también el talento joven, la belleza limada de la aspereza. En su conjunto, se trata de un canto a la desesperanza, a la desolación: ”Being in love is the same thing as being alone / Giving the sorrow some company / Nothing to say, stay on the phone / I’m sorry I do not know what else you want from me” cantan casi a capela las tres al unísono en la balada acústica de aire setentero Ketchum, ID. Y, cómo no podía ser de otro modo, también al desamor como en Bite The Hand: “I can't see you, the light is in my face / I can't touch you, I wouldn't if I could / I can't love you how you want me to”

Pero no todo es tan triste. Boygenius es capaz de sonsacar esa sonrisilla sutil de melancolía cuando cantas algo con toda la perspectiva que da cualquier acto de cración; esa brecha de luz autoconsoladora que de repente, entre tanta ofuscación, te devuelve un c’est la vie seguido de un suspiro conclusivo. Lo plasman así sus melodías, que van adquiriendo fuerza progresivamente y acaban por irrumpir en una catarsis liberadora: nos referimos concretamente a la impresionante Sat In The Wound, de una guitarra de Lucy envidiable y apoteósica, o la entrañable Me & My Dog, que habla de ese sueño tan adolescente de querer dejarlo todo e irse junto a tu perro.

Son muchos los medios que han denominado a este trío un “supergrupo” que por fin consigue romper con el estereotipo de banda femenina. Y es cierto ya que suena extremadamente bien para tratarse de algo piloto. No hay choques de personalidades fuertes y, mucho menos, dispares; probablemente, no podrían haberse juntado artistas más afines. Y no porque su listón se encuentre alto a la hora de innovar. En Boygenius hay, más que novedad, una sensación de fluidez y naturalidad. Naturalidad que, bajo el nombre de estas tres mujeres que acaban de entrar en la escena indie folk, es sinónimo de delicadeza y fragilidad. Y ello explica las voces que casan a la perfección en Souvenir o la elegancia de Stay Down, por no poder decir ya más. Chicas, no es suficiente: queremos el LP.

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