“I don't want to be left behind when everyone else is having a goodtime”, exclama acertadamente la popular banda de punk-rock estadounidense Be Your Own Pet en su Goodtime!, tema perteneciente a Mommy (Third Man Records, 2023), el primer álbum que el cuarteto de Nashville nos brinda en nada menos que quince años. Considerando lo mucho que ha llovido desde entonces, no es por tanto ninguna sorpresa toparnos ahora con un disco que derroche urgencia por los cuatro costados y se presente, a su vez, repleto hasta los bordes de himnos eufóricos que confirmen la pertinencia de una de las bandas que mejor representó la cara más underground de ese indie sleaze revival de principios de los dosmiles, querido y romantizado por tantos incluso a día de hoy.
Exentos de nostalgia y con los pies en el presente (“I can’t be that way no more, I got two kids and a mortgage”, continúa cantando la carismática Jemina Pearl en la citada pista), el esperado nuevo trabajo de Be Your Own Pet no se siente tanto como un reencuentro entre viejas glorias que necesitan volver a verse las caras para hacer caja, sino como un regreso que apunta a todas luces a producirse desde una cierta perspectiva de futuro en sus líneas y que nos vaticina no tener que esperar otra década y media más para volver a saber de ellos, tal y como otras bandas decidieron hacer tras un prolongado tiempo en barbecho. Como motivación extra, Pearl y los suyos firman su nuevo amanecer desde el célebre sello de Jack White, Third Man Records, lo cual subraya con más enjundia las intenciones del cuarteto de no desaparecer de nuestra vista (al menos de momento) y nos cerciora de su ambicioso afán por seguir forjando melocotonazos de rock garajero, retomando las cosas donde las dejaron en su día.
La actitud, desde luego, parece seguir siendo la misma: feroz, intransigente e inquebrantable; quizás, eso sí, orientando ahora sus diatribas en direcciones más próximas a su edad y a su situación personal en la actualidad ("I want wages for housework, I want child care for free, I want on demand abortions, full body autonomy", vocifera Pearl en Big Trouble, sacándole punta desde la rabia a su lado más político). El encanto de esta particular cápsula del tiempo, precisamente, reside en la facultad de sus ejecutores por lograr hacer que el oyente se sienta como en casa y convencerle de que sus años y sus canas pueden pesar menos. Una loable manera de insuflarle luz a esos desalientos, propios y ajenos, tal y como vemos expreso en odas al dolor como Bad Moon Rising o la numerosa cantidad de dardos que Pearl se reserva a entre sus diversas páginas, a fin de resaltar los lamentables pasajes de sexismo voraz que tuvo que soportar en los primeros compases de ignición de la banda y que se cobraron en el corto vuelo de la misma (“I’m not your victim, I’m my own person/ I’m not some casualty, I set myself free”, canta sin pelos en la lengua en Hand Grenade). Y es que, si algo queda completamente claro y sin paliativos en esta segunda venida de Be Your Own Pet es que el empoderamiento de su líder y vocalista van a marcar los tiempos como nunca antes ("'Mommy' is the bitch in charge, the one in control", decía Pearl en un comunicado sobre el disco), dejando constancia de esta nueva versión de sí misma que dirige las circunstancias con valentía y se sabe conocedora de que las segundas oportunidades están para aprovecharlas. Un nuevo asalto, que se siente como un debut regresivo, y que confirma la vuelta de una frontwoman que no deberemos perdernos de vista.
