Redacción: Felipe Martínez
Los californianos Black Rebel Motorcycle Club han editado a través de su propio sello, Vagrant Records, su octavo álbum de estudio, Wrong Creatures. La banda de San Francisco vuelve a ofrecer más eso que lleva ofreciendo a lo largo de más de una década: líneas de bajo pesadas, guitarras distorsionadas y un revival rockero de las grandes bandas de los años 90.
Black Rebel Motorcycle Club es una de esas bandas comodín: agradan al que siempre anda afirma que ya no se hace música como la de antes, ese tipo de persona a la que hay que querer, porque puede ser tu amigo el que toca la eléctrica como un auténtico virtuoso, o tu tío el cincuentón, ambos capaces de gastarse más de 150 Euros por ver a Pearl Jam. También comodín para la prensa, que lejos de hablar de un refrito de otras tantas bandas en pleno 2017, habla de alguien capaz de mezclar elementos del pasado con actuales y que a su vez es fácil de encuadrar en ese triángulo de géneros con fronteras difuminadas entre sí formado por el post-punk, el post-rock y el garage rock. Por último, es un gran comodín para los festivales, ya que aparte de que BRMC lleve viniendo a nuestro país varios años seguidos, calma las ansias de los que demandan guitarras y más guitarras en los carteles (que por cierto son los mismos que los de antes).
Wrong Creatures está dominado por las guitarras y las potentes líneas de bajo. Sus canciones oscilan desde el Indie-Rock puro, como Spook o Little Thing Gone Wild, hasta rozar el clásico dentro del Rock que son las baladas, como Haunt, pero siempre con un ritmo lento y pesado o algún instrumento de fondo que agrega un toque Post-rock.
En definitiva, Wrong Creatures no es un disco que destaque entre la actualidad, ni entre la propia discografía de BRMC, pero tiene ese toque easy listening que hace que sea bueno para pasar el rato o para tener de fondo, ya que nos recuerda a todas esas bandas que tanto nos han gustado y a cuyos discos aún damos una vuelta de vez en cuando. La incógnita real es saber hasta qué punto va a ser sostenible este modelo de rock de corte clásico en una era en la que cada vez interesan menos las guitarras y que dominan las cajas de ritmos.
