Con la última ola de festivaleros al monte Kobetas el pasado sábado, el Bilbao BBK Live 2011 ha batido todos los records de ediciones anteriores, con un total de 103.000 personas. El festival sigue creciendo, con sus ventajas e inconvenientes, y todo parece augurar una larga y prospera vida al festival organizado por Last Tour International.
A priori, el tercer día del festival parecía el más flojillo y el que podría rozar peligrosamente el aburrimiento en algunos momentos. No obstante, nuestra última etapa en Bilbao comenzó con un excelente concierto por parte de Seasick Steve, con un soberbio Steven Gene Wold a la cabeza (parece que no pasan los años por este hombre…nació en 1941, casi nada!). Blues y rock con un gran regusto de autenticidad remarcado por los sonidos de guitarras customizadas por el propio Steve. Sonido sin trampa ni cartón y el público a lo más hondo del bolsillo.
Después, llego la locura al escenario principal (y gran parte del terreno que le rodeaba) con Les Savy Fav y un Tim Harrington pasado de vuelta. La banda estuvo a la altura con un post-punk guitarrero de lo más peleón, que además se encargó de cubrir las idas y venidas de Tim hacia el público…y cuando decimos hacia el público, es a 30 metros del escenario. Personalmente, soy muy fan de la banda, pero entiendo que a mucha gente no le gustara las payasadas del frontman de Nueva York. Sonaron clásicos como Let´s Get Out Of Here o Dirty Knails y ¿por qué no decirlo?, se lio parda. Sin duda, el concierto con el que más me he reído del festival.
M-Clan es una de las bandas a las que otorgue una banderita roja de prioridad baja para este festival. Los murcianos sonaron bien y sus fans disfrutaron a lo grande de su banda. Para mi sorpresa, apenas pude reconocer ningún tema, así que entiendo que obviaron canciones de radioformula como “Carolina” para acercarse un repertorio más acorde con la noche de rock en mayúscula que nos esperaba con The Black Crowes. No estuvo mal para un “no-fan”.
Ya de vuelta en el escenario principal y con ganas de resolver una de las incógnitas más grandes del cartel de este año, Jared Leto apareció como un moderno Jesucristo Superstar para delicia de sus adolescentes discípulos. Lo de “30 Seconds To Mars” es un simple adorno para un concepto de grupo donde el también actor es la principal atracción de sus conciertos. Sus fans chillaron y botaron, se lo pasaron bien y se quedaron boquiabiertos con un alarde de trucos innecesarios como baladas en mitad de la pasarela o la escalada a una de las torres VIP. El resultado: Prescindibles. Flojillos.
Antes de la tormenta, The Black Crowes y The Chemical Brothers se entiende…, llegó la calma con Jack Johnson y uno de los momentos más taciturnos de la noche. Tenía grandes esperanzas en los ritmos cálidos y la atractiva voz del surfero, pero aparte de un par de hits y con la mano puesta en el corazón, debo decir que me aburrió.
The Black Crowes dieron para 90 minutos de rock en estado puro y un guitarreo que atrajo gran parte de incondicionales del vecino Azkena Rock Festival. Son unos clásicos, unos virtuosos con temas de lujo que seguro que perdurarán en el tiempo (como hasta ahora), eso sí, para un tipo de público muy específico. Para los incondicionales es como degustar un buen vino que se disfruta con todos los sentidos. Para el resto de mortales, está bien pero puede llegar a “empalagar” de lo buenos que son. Calidad indudable; el resto es simplemente cuestión de gustos.
Finalmente, entre gota y gota de lluvia y una espera un tanto innecesaria para montar toda la maquinaría, The Chemical Brothers descargaron toda la artillería pesada para montar una peculiar rave en mitad de la montaña. Acompañados de unos efectos visuales impresionantes, el dúo británico se olvidó de los hits más conocidos (“Hey Girl, Hey Boy” si que sonó) pero se esforzó para trazar un final de fiesta digno de una de las mejores ediciones del Bilbao BBK Live, o al menos la más multitudinaria.